Tal como ocurre con muchas especies de animales que viven en el agua o se alimentan mientras nadan, los pingüinos de Magallanes también son vulnerables al plástico, un producto del hombre que está causando estragos en el medio ambiente.
Expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) pertenecientes al Instituto Argentino de Oceanografía (IADO, CONICET-UNS) comenzaron a investigar sobre los efectos de la contaminación plástica en las costas y plataformas marinas argentinas.
En colaboración con profesionales del Centro de Química Inorgánica Pedro J. Aymonino (CQUINOR, CONICET-UNLP-asociado con CICPBA), llegaron a una triste certeza: datos inéditos sobre la contaminación por microplásticos en ejemplares de pingüinos de Magallanes.
“Se hallaron principalmente polipropileno y poliéster, que llegan a los océanos por acción humana. En la totalidad de las aves estudiadas, las micropartículas representaron el 91% de los desechos hallados, el 97% de las cuales fueron fibras de origen antrópico, es decir procedentes de la actividad humana”, fue uno de los resultados de la investigación publicados en la página oficial del Instituto de Biololgía de Organismos Marinos (Ibiomar) que depende del Conicet, y que fue replicado por la revista científica Marine Pollution Bulletin, donde se observó además de polipropileno y poliéster, había fibras celulósicas semisintéticas, partículas metálicas y pigmentos que son utilizados generalmente en las industrias textiles.
Se trata de la primera evidencia de ingesta de plásticos en la especie conocido como pingüinos de Magallanes. Dicha ingesta es indirecta debido a la selectividad de su dieta: “Si bien no tenemos una comprobación directa, muy probablemente lo que encontramos sea portado por sus presas, es decir que ellos están comiendo peces que a su vez ya habían comido antes estos plásticos”, explicó Andrés Arias, investigador del CONICET en el IADO y autor del estudio.
“Este estudio nos permite postular a este pingüino como un buen bioindicador de lo que está pasando en el agua, del status de los niveles de contaminación que tiene. La evidencia nos dice que la principal fuente de esta contaminación es el ser humano, ya sea a través de las aguas residuales urbanas o la actividad pesquera”, agregó Arias.
¿Dónde viven los pingüinos de Magallanes?
El 80% de la población mundial de los Pingüinos de Magallanes, cuyo nombre científico es Spheniscus magellanicus, habita en Argentina. Y es Punta Tombo, en la provincia de Chubut, la reserva que más cantidad de pingüinos alberga.
Conocida también como pingüino patagónico, esta especie de las 18 que hay en el mundo, también habita en menor cantidad en las costas chilenas, y nidifican en las Islas Malvinas. En invierno migran hacia el sudeste de Brasil y las aguas de Uruguay.
En esta línea, el investigador Arias sostuvo: “Quizás, el hecho de que sea una especie carismática la que está siendo afectada contribuya a una mayor sensibilización o conciencia ambiental de todas las partes involucradas en la ruta del plástico hacia los océanos: desde la industria petroquímica hasta los usuarios finales”.
¿Qué son los microplásticos?
La contaminación con plásticos es un problema ambiental que causa preocupación a nivel global. Los seres humanos producen y desechan cantidades de plástico que crecen exponencialmente: actualmente, se producen 400 millones de toneladas de plástico virgen por año, provocando efectos devastadores e irreversibles en los ecosistemas.
En los últimos años, se descubrió la presencia de este componente en lagos patagónicos, en la sangre humana y en la cima del Monte Everest.
“La contaminación con plásticos es un problema ambiental que cada vez causa mayor preocupación a nivel global con la producción de unos 400 millones de toneladas de plástico virgen por año que tienen como denominador común que tardan muchísimos años en degradarse”, agrega el informe, que describe el comportamiento de los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) que todos los años migran desde el sur hacia Brasil donde muchos -sobre todo los juveniles- se enferman y llegan en grave estado de salud o muertos a las playas.
“Nosotros tomamos ejemplares de pingüinos que murieron durante su rehabilitación después de quedar varados en la costa para analizar su tracto digestivo y hallar el rastro de ingesta de plásticos y partículas plásticas”, precisó en el informe Tatiana Recabarren Villalón, becaria doctoral del Conicet.
Los especialistas consideran a las aves en general como buenos bioindicadores porque se alimentan de todo lo que flota en el agua.
La evidencia indica que la principal fuente de esta contaminación plástica es el ser humano, ya sea a través de las aguas residuales urbanas o la actividad pesquera. Arias se esperanza en que «el hecho de que el pingüino, al ser una especie carismática afectada, quizá contribuya a una mayor sensibilización o conciencia ambiental de todas las partes involucradas en la ruta del plástico hacia los océanos: desde la industria petroquímica hasta los usuarios finales”.
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