Este 3 de diciembre se celebra el Día del Médico, una jornada promovida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para reivindicar a estos profesionales como un eslabón esencial de la sociedad. Esta especial efeméride fue avalada por la OPS en el año 1953, luego de una propuesta que elevó la Federación Médica Argentina por medio del infectólogo cordobés, Remo Bergoglio, en el Congreso Panamericano que se llevó a cabo en Dallas, Texas.
Se eligió esta fecha ya que coincide con el nacimiento de Carlos Juan Finlay (1833-1915), un médico cubano que confirmó la teoría sobre la propagación de una epidemia, la de la fiebre amarilla. Comenzó a estudiar esta enfermedad en 1865, y en 1881 presentó su hipótesis a la Academia de Ciencias de La Habana con el título “El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla”.
En aquella investigación, Finley describía todas las características y hábitos del mosquito y su papel en el contagio de la fiebre amarilla a los seres humanos. A su vez, exponía cinco casos y demostraba la propagación de la enfermedad por la picadura del mosquito Aedes aegipty, pero esta hipótesis inmediatamente quedó descartada. La teoría médica dominante en esa época consideraba que la fiebre amarilla se transmitía por la ropa y por los objetos con los que el enfermo estaba en contacto.
Después de casi dos décadas y un cambio de siglo, no había avances sobre esta patología, hasta que una comisión proveniente de Estados Unidos que luchaba contra la fiebre amarilla corroboró y comprobó que la teoría del doctor Finlay era correcta. Desde entonces, la comunidad médica logró salvar millones de vidas, un precepto heroico que se mantiene hasta hoy con otras enfermedades como el COVID-19. En tiempos de pandemia, con la humanidad buscando una luz al final del túnel para retomar cierta normalidad, la labor de los profesionales de la salud tiene aun más relevancia
“Ser médico es tener actitud ante esta elección. Es reconocer que, a diario, esta profesión te llena de pasión, de inquietudes, de necesidad de conocimientos de manera permanente y veloz. Gracias a los recursos tecnológicos podemos estar en contacto con colegas de otras partes del mundo y, de esta manera, acceder a las últimas actualizaciones y realizar interconsultas”, le dijo a Infobae la doctora Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga, experta en olfato y alergista.
Según Cuevas, la labor médica “significa mucho más que abrazar el arte de curar: es escuchar, contener, acompañar y empatizar con el enfermo que te necesita y brindar apoyo a la familia: éste es un espacio que no puede faltar”. En segundo término, la especialista agregó: “Ser médico es conocer nuestros límites y saber que en muchas oportunidades debemos trabajar en equipo y de manera interdisciplinaria con colegas de otras especialidades”.
En Argentina, de acuerdo a los últimos datos disponibles en el Registro Federal de Profesionales de Salud (REFEPS), hay 40,5 médicos cada 10 mil habitantes. “Mas allá de las vicisitudes de nuestro sistema de salud, no se debe perder la esencia humana y ética. ¿Por qué? Porque ser médico significa recordar que debemos superarnos e implica entrega, sacrificio, preocupación por quien nos necesita, generosidad, lealtad y honestidad”, consideró Cuevas
Durante la pandemia del COVID-19, el trabajo diario de los médicos se transformó en una lucha para salvar vidas y para prevenir los contagios, que por momentos fueron masivos. En ese marco, de acuerdo a Cuevas, los valores humanos fueron y son “tan importantes como el dominio científico”. Es que mediante advertencias y recomendaciones, con un lenguaje llano y clarificador, los profesionales de la salud colaboraron -y siguen colaborando- para que la población tome conciencia, con todo lo que esto implica.
En ese sentido, anteriormente, el médico infectólogo Ricardo Teijeiro (MN 58065) le había dicho a Infobae: “Es muy importante que la población entienda que la pandemia no terminó, porque el riesgo también está dado porque la gente no termina de hacer la vacunación completa, no se aplica los refuerzos, y eso baja los niveles de protección, ya que se sabe que para las nuevas variantes si la persona no recibió los refuerzos la protección no es la ideal”.
Asimismo, Teijero había sumado: “La relajación de las medidas de cuidado es cada vez mayor: se deja de usar el barbijo, la higiene no es la misma y todo eso provoca coronavirus y otras enfermedades respiratorias”.
“Los profesionales debemos tener presente, todos los días, la definición de la relación médico-paciente de von Weisaecker: “El paciente es una persona que necesita ayuda, el médico es la persona capaz de dar esa ayuda” con respeto, responsabilidad y comprensión. El crecimiento exponencial de la ciencia médica nos obliga a actualizarnos permanentemente. Esto suele ‘robarle’ tiempo a nuestras familias y a nuestros afectos, pero la profesión que abrazamos nos exige ser más eficientes y brindar calidad de cuidados a quien nos necesita”, cerró Cuevas.
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