La vejez es una etapa natural e inevitable de la existencia que, como tal, no tiene por qué ser negativa o dolorosa. Por el contrario, se trata de una instancia en la que se puede disfrutar tranquilamente de muchos aspectos de la vida, entre ellos, la sexualidad. Si bien hay quienes asocian al paso del tiempo con una menor actividad sexual, los expertos desmienten esta creencia con énfasis. De hecho, recientemente, un estudio científico planteó una de las claves: las personas que tienen una perspectiva positiva sobre la longevidad pueden gozar con total plenitud de la intimidad física.
El trabajo fue realizado por investigadores de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos. “Hay literatura realmente sólida y de rápido crecimiento sobre las percepciones del envejecimiento. Sabemos que las percepciones positivas de la longevidad pueden ser realmente beneficiosas, pero cuando son negativas, pueden ser perjudiciales”, detalló Hanamori Skoblow, una de las autoras.
En segundo término, Skoblow agregó: “Queríamos ver cómo afectaría la mencionada percepción sobre las relaciones sexuales de las personas. Como era de esperar, pensar positivamente sobre la forma en que se envejece también puede conducir a una vida sexual saludable”. Según esta especialista, “las percepciones negativas del envejecimiento están vinculadas a una mayor probabilidad de deterioro cognitivo, mayor probabilidad de enfermedad cardiovascular e incluso una esperanza de vida más corta”.
Para llegar a estos resultados, los científicos analizaron una base de datos de más de 1.100 parejas mayores de 50 años que habían completado un cuestionario. Allí, había preguntas sobre percepciones sociales y sexualidad. “Pudimos encontrar que los participantes con una percepción más positiva del envejecimiento también tenían relaciones sexuales con más frecuencia y una mayor satisfacción. A su vez, vimos que esta relación es sólida tanto con hombres como con mujeres”, dijo Skoblow.
Para comprender esta visión, Infobae conversó con Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo (MN 74794), quien consideró: “Hay que derribar el mito de que la vida sexual se termina cuando uno entra en la longevidad o en la madurez. En realidad, no es así. Si no hay una patología física que pueda comprometer los vasos sanguíneos dificultando la erección o el orgasmo, o una enfermedad neurológica, diabetes o problemas psiquiátricos, la persona puede mantener sus funciones sexuales en un estado realmente satisfactorio. Esto puede darse tanto en una conducta autoerótica como estando con la pareja o con otras personas”.
Asimismo, Ghedin describió el denominado proceso refractario: “Tiene que ver con lo que le sucede a los hombres luego de la eyaculación. A lo largo de la vida, este período se va prolongando, entonces los mayores de edad quedan más cansados después del sexo y su libido (el deseo) se vuelve a estimular recién después de unos días. Esto lleva a tener encuentros sexuales con menos frecuencia que los jóvenes, que se estimulan en cuestión de minutos. Sin embargo, esto no quiere decir que no se disfrute el sexo en la vejez. Todo lo contrario”.
En cuanto a las mujeres, el profesional indicó que la menopausia no siempre implica “tener sequedad vaginal: algunas sí tienen por la disminución de hormonas, pero otras no presentan este cuadro. Son cambios fisiológicos que se ven con la edad, pero afortunadamente hay alternativas y claves para mejorar esa función sexual, una de ellas es el lubricante”.
De acuerdo al planteo de Ghedin, “cuando una persona mayor está atravesada por la creencia de que se apaga la sexualidad, posiblemente inhiba su función sexual”. Entonces, en estos casos, “no solo hay cuestiones biológicas sino también sociales, psicológicas y culturales”.
Un espacio de placer
Otra profesional consultada por Infobae es la sexóloga clínica Carolina Meloni, quien precisó: “Existe un mito acerca de la sexualidad fuera de la ‘edad reproductiva’ y básicamente dice que no existe. O así se espera. Parece ser que la sexualidad, una vez superado el segundo tercio de nuestra vida -con una expectativa promedio de 80 años-, debería extinguirse hasta convertirnos en seres adorables e improductivos”. Y agregó: “Esto, sumado al mito de la belleza juvenil (piel tersa, fuerza muscular, cabellos abundantes y brillantes, dientes blancos y cuerpos firmes) genera numerosos obstáculos en el disfrute de la vida en general y de la sexualidad en particular”.
No obstante, la experta aclaró: “Muchas personas mayores de edad se sienten liberadas sin el temor a un embarazo. Del mismo modo, hallarse en situación de mayor independencia respecto de ciertas obligaciones laborales o responsabilidades de crianza les permite conectar con su cuerpo desde un posicionamiento más relajado”. De esta manera, “pueden disfrutar de su cuerpo cuando entienden que es un espacio con un interminable potencial de placer, aun cuando se agotan más rápidamente o tienen menor resistencia física”.
En ese sentido, Meloni enfatizó que los seres humanos “pueden disfrutar mucho más de la sexualidad a cualquier edad cuando descubren que genitalidad y desempeño pueden no ser el centro de sus prácticas. Todas las personas que tienen un cuerpo cuentan con la posibilidad de disfrutarlo sexualmente”.
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