Sufrir diarreas reiteradas, cuadros de deshidratación e insuficiencia renal, anemia, cansancio, dificultad o imposibilidad de moverse, son algunos de los síntomas de quienes sufren del Síndrome del Intestino Corto (SIC). Se trata de un problema de salud que afecta a niños y adultos, pero que en los últimos años sus efectos se han podido revertir gracias a una medicación que se prueba en Argentina.
El SIC es una condición poco frecuente que puede afectar tanto a adultos como a niños, que consiste en tener un intestino delgado de una extensión 30% menor a lo habitual. “En el adulto normal, la longitud promedio del intestino delgado es de 321 centímetros, mientras que se define como ‘intestino corto’ cuando el intestino delgado mide menos de 200 centímetros de longitud”, afirmó el doctor Héctor Solar, médico coordinador del equipo de Soporte Nutricional, Rehabilitación y Trasplante de Intestino de la Fundación Favaloro que realizó el citado estudio.
“En los adultos, el SIC se produce como consecuencia de resecciones quirúrgicas del intestino delgado debido a un infarto intestinal, trauma abdominal y complicaciones post quirúrgicas, entre otras, perdiéndose segmentos intestinales y por consiguiente disminuyendo la superficie de absorción. Esto lleva, en algunos casos, a severos cuadros de deshidratación e insuficiencia renal, desnutrición por mal absorción de nutrientes, vitaminas y minerales, que generan anemia, astenia (cansancio), adinamia (dificultad o imposibilidad de moverse), pérdida de masa ósea (osteopenia, osteoporosis), pérdida de la masa muscular y signos carenciales como caída del cabello, sequedad de la piel o uñas quebradizas”, agregó el especialista.
Por su parte, la doctora Verónica Busoni, jefa de Gastroenterología y Hepatología Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires, describió que “en la edad pediátrica el SIC ocurre con mayor frecuencia en la etapa neonatal a causa de malformaciones congénitas o sufrimiento del intestino en prematuros u otras causas adquiridas en neonatos o niños mayores o adolescentes, que requieren operación y resección intestinal extensa”.
En los pacientes con SIC, el aporte artificial de los nutrientes y de todos los elementos que el intestino no puede absorber es de vital importancia para mantener la salud en el adulto. Si este cuadro es muy grave, los pacientes deberán recibir la hidratación y nutrición por vía endovenosa a través de un catéter colocado en una vena central y esta forma de nutrir a los pacientes se conoce como Nutrición Parenteral (NP) y aquellos que la requieren se consideran portadores de “Falla Intestinal” (FI).
La NP se infunde durante más de 14 horas por día, en algunos casos todos los días de la semana y en otros, varios días por semana, y, según la longitud y el segmento intestinal que tenga el paciente, la NP se necesitará por meses, años o de por vida, mientras que los bebés, a menudo prematuros, la requieren las 24 horas para asegurar su crecimiento.
La nutrición parenteral a largo plazo puede presentar complicaciones que impidan continuar con este soporte y, si esto sucediera, los pacientes deben ser evaluados como candidatos a trasplante de intestino. Uno de los grandes desafíos médicos en los últimos años fue mejorar la absorción intestinal de pacientes con falla intestinal secundaria a SIC, con el objetivo de reducir o suspender la necesidad de NP, evitando el desarrollo de complicaciones a largo plazo y alejando la posibilidad de trasplante.
El rol de una hormona natural del organismo
El normal funcionamiento del intestino depende de varios factores, entre ellos de las llamadas enterohormonas, que regulan la velocidad del tránsito intestinal y mantienen activas las vellosidades intestinales, que son estructuras donde se produce la absorción de los nutrientes. La ausencia de estas enterohormonas por la pérdida de segmentos intestinales, dentro de ellas el GLP-2 contribuye a la malabsorción en el SIC. Por técnicas en el laboratorio, se desarrolló un péptido semisintético de GLP-2, denominado teduglutida, que tiene las mismas propiedades que el GLP-2 producido en el intestino, pero con un tiempo de vida medio más prolongado (3 horas vs 7 minutos).
Se aplica por vía subcutánea y logra que las vellosidades intestinales no se atrofien, el estómago se vacíe más lentamente y el intestino tenga más tiempo para la absorción de líquidos y nutrientes. El uso de esta medicación mostró -al cabo de 24 semanas de tratamiento- una reducción de más de un 20% de los requerimientos de NP en todos los adultos que lo recibieron y alcanzó el mismo objetivo en el 80% de los niños mayores de un año a quienes se les indicó.
En un estudio publicado en 2021 por el equipo de Fundación Favaloro, se demostró que el 94.2% de los pacientes tratados con teduglutida pudieron bajar sus requerimientos de NP en más del 20% y el 66,5% de los pacientes suspendieron la NP, alcanzando la autonomía intestinal, inclusive con longitudes intestinales menores a 20 cm. “La experiencia alcanzada en Argentina con el uso de esta enterohormona incluye 16 pacientes adultos y 12 pediátricos con SIC. “El estudio científico en 16 pacientes adultos y 12 pediátricos fue presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) 2022, que se realizó la primera semana de septiembre en Viena”, detalló Solar.
En tanto, Busoni expresó: “En la Unidad de Rehabilitación Intestinal y Trasplante del Hospital Italiano tenemos 7 pacientes en tratamiento con teduglutida, de los cuales el 71% han logrado bajar más de un 20% el requerimiento de volumen de la NP a los 3 y 6 meses de tratamiento y 100% (4/4) a los 12 meses. Dos de ellos han logrado suspender completamente la misma, llevaban 8 y 13 años de nutrición parenteral ininterrumpida antes de iniciar tratamiento con teduglutida”.
Rehabilitación y calidad de vida
“Para un paciente con SIC, depender de la nutrición parenteral implica perder gran parte de su autonomía y de su libertad. Si alguien tiene falla intestinal y debe conectarse 16 horas seguidas a un catéter, su calidad de vida está muy deteriorada”, explicó Solar e indicó que, si bien es cierto que la nutrición parenteral se recibe generalmente de noche mientras se duerme, “no alcanzan las horas de sueño y hay que continuar durante el día”, a la vez que manifestó que “dependiendo de la severidad del cuadro, hay pacientes que la requieren a diario y esto tiene un impacto significativo en su dinámica familiar, en su trabajo y en su vida social”.
Busoni opinó al respecto que en el Hospital Italiano de Buenos Aires realizaron un estudio de calidad de vida “en 87 pacientes pediátricos (y sus familias) con falla intestinal comparando los pacientes pediátricos dependientes de nutrición parenteral versus aquellos que luego de años de tratamiento han logrado suspenderla en forma exitosa”. “Observamos una diferencia estadísticamente significativa con una mejor calidad de vida en los pacientes rehabilitados (aquellos que lograron suspender la nutrición parenteral) con respecto a los que continúan dependientes. Esta mejor calidad de vida se observa en todos los dominios evaluados (físico, emocional, social y escolar)”, añadió Busoni.
En tanto, Solar expresó que “en los pacientes con SIC, el organismo -naturalmente- tiende a suplir las deficiencias del segmento intestinal que perdió” y dijo: “Este es un período de adaptación que puede extenderse entre 2 y 5 años durante el cual el paciente se alimenta por boca, recibe nutrición parenteral y también medicación antidiarreica, antisecretora y reguladora de la motilidad intestinal”.
Durante este período de adaptación algunos pacientes logran absorber la cantidad suficiente de nutrientes y líquido para mantener la nutrición e hidratación, pudiendo suspender la NP, sin que esto genere efectos adversos “Sin embargo, existe un grupo que no logra adaptarse espontáneamente y al descender la nutrición parenteral el paciente se siente cansado, orina menos, baja de peso y deteriora su estado nutricional. Esto significa que su intestino llegó al punto máximo de absorción de nutrientes, no se le puede exigir más y requiere de otras drogas especiales, como teduglutida”, aclaró el médico. La posibilidad de reducir o dejar de depender de la nutrición parenteral aleja a los pacientes de la necesidad de un trasplante de intestino.
“Las principales indicaciones de trasplante de intestino se dan cuando el paciente presenta complicaciones relacionadas con la nutrición parenteral como las infecciones y las trombosis venosas, ambas asociadas al uso del catéter, y también la enfermedad hepática que puede producirse a consecuencia de este tipo de nutrición”, explicó Busoni. Para Solar estas complicaciones se redujeron mucho debido al manejo multidisciplinario de estos pacientes, mientras que indicó que con el uso de la citada medicación, “actualmente pacientes con longitudes muy cortas están logrando suspender la NP y nutrirse e hidratarse solamente por vía oral, como cualquier otra persona” y agregó: “En nuestra Unidad en Fundación Favaloro tenemos pacientes adultos con 8, 10, 15 y 16 cm de intestino que actualmente se hallan sin NP y alguno de ellos inclusive ha logrado suspender el tratamiento con teduglutida, lo que les ha permitido reinsertarse en sus vidas familiares, laborales y sociales”.
“El trasplante de intestino continúa siendo una opción para alcanzar la autonomía intestinal en aquellos pacientes que no logran rehabilitar con el uso de enterohormonas y que desarrollan complicaciones asociadas a la nutrición parenteral. En este sentido, Argentina es el país que más se desarrolló en Latinoamérica en el campo de la Nutrición Parenteral Domiciliaria, rehabilitación intestinal médico quirúrgica y trasplante de intestino”, concluyó Solar.
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