¿Quién no tuvo alguna vez un antojo de papas fritas de paquete, seguido de una irrefrenable pulsión por comer y por agarrar más? Pues ahora la ciencia parece haber encontrado una nueva explicación para este fenómeno.
Un grupo de expertos del Instituto Zuckerman de Columbia realizó un estudio y llegó a la conclusión de que hay un nexo entre el intestino y el cerebro que indica la presencia de azúcar, grasa y aminoácidos, tres componentes habituales de la comida chatarra.
Según estos científicos, la conexión entre el cerebro y el intestino funciona a través de dos sistemas paralelos: uno que responde cuando la persona consume azúcar, grasa o aminoácidos y otro que se activa sólo con estímulos grasos.
Querer y desear: cuál es la diferencia
El equipo que realizó la investigación plasmó una diferencia entre “querer” y “desear” comida chatarra. Lo primero se relaciona con el sistema gustativo y se trata de una atracción innata y natural por estos alimentos, mientras que lo segundo tiene que ver con el eje intestino-cerebro y con las ganas incontrolables de comer más.
“La grasa, al igual que el azúcar, utiliza este eje intestino-cerebro para darle más impulso al consumo”, reflejó el estudio. Y profundizó: “Este descubrimiento puede proporcionar formas valiosas para modular nuestros hábitos alimenticios y ayudar a combatir la obesidad y los trastornos asociados, incluidas la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”.
Mengton Li, uno de los autores de este trabajo, dejó algunas conclusiones sobre lo que observaron: “Vivimos en tiempos en los que el consumo excesivo de grasas y azúcares está causando una epidemia de obesidad y de trastornos metabólicos. La ciencia nos está mostrando que el factor clave que impulsa estos antojos es la conexión entre el intestino y el cerebro”.
Más allá de estos resultados, los expertos del Instituto Zuckerman aclararon que tanto el azúcar como la grasa cumplen un papel esencial en una dieta saludable, siempre y cuando se consuman en su justa medida.
Las consecuencias
Para dimensionar el daño que puede causar la comida chatarra, Infobae dialogó con la nutricionista Nela Dipasquale (MN 4628). “Cuando comés chatarra no estás aportando nutrientes: estás incluyendo calorías vacías. Sobre todo en comparación con otros alimentos como los vegetales, las frutas, las carnes y las legumbres que tienen fibras, vitaminas y minerales”, explicó la profesional.
Diversos estudios científicos encontraron que el consumo de productos a base de azúcar, de grasa y de sal pueden producir reacciones químicas similares a las que generan las drogas duras como la heroína o la cocaína.
“En general estos alimentos chatarra están hechos a base de grasa y de azúcares. Eso te causa una adicción porque el paladar lo registra como si fuesen ricos y el tipo de grasa que tiene -que no es saludable- te causa dependencia”, detalló Dipasquale. Y agregó: “Mucha gente come eso para calmarse, como si fuese una droga”.
Diego Querzé (MN 7949), jefe de Nutrición en Enfermedades Neurológicas del Instituto Fleni, sumó ante Infobae su visión sobre los antojos y los impulsos: “La comida chatarra tiene altas concentraciones de azúcar, de grasa y de sal. Eso nos provoca poca saciedad. Cuando comemos, generamos ciertas hormonas que le indican al cerebro un estado de satisfacción. La chatarra también produce eso pero en muy poca cantidad y por eso la buscamos todo el tiempo”.
“Se empiezan a secretar una cantidad de hormonas entre el intestino y el cerebro que te indican que necesitás comer más”, afirmó Querzé. Y para finalizar, repasó: “Nosotros como profesionales apuntamos a mejorar las funciones cerebrales optando por una alimentación completa y variada que tenga neuronutrientes que son las grasas buenas, los granos integrales, el agua, la verdura y la fruta. Eso previene estas enfermedades y protege nuestro cerebro”.
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