Que las mujeres son más longevas que los hombres es una de las afirmaciones que se ha considerado real por años. Sin embargo, esta idea sería un mito, según una nueva investigación. Es que los hombres pueden tener un 50% más de probabilidades de sobrevivir a las mujeres, especialmente aquellos casados y con formación académica o título universitario.
Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca, en Odense, resaltaron que dos de cada cinco hombres en todo el mundo viven más que las mujeres, con lo cual derribaron la argumentación de una brecha de longevidad natural entre los géneros. En ese sentido, el equipo dirigido por Marie-Pier Bergeron-Boucher acaba de publicar el nuevo método para analizar las diferencias de género en el envejecimiento en la revista especializada BMJ Open.
La esperanza de vida indica el promedio de vida de las personas mayores. Sin embargo, se desprecia la dispersión estadística; es decir cuánto se desvían de la media los puntos de datos individuales. En la mayoría de los países, los niños mueren más que las niñas, lo que aumenta la extensión de la esperanza de vida de los hombres.
En lugar de un valor promedio, el grupo de investigación calculó la probabilidad de que un hombre viva más que una mujer. Para hacer esto, los científicos seleccionaron al azar las fechas de muerte de un hombre y una mujer de grandes conjuntos de datos y observaron cuál de los dos estaba envejeciendo. La totalidad de las comparaciones resultó en una especie de probabilidad de supervivencia para los hombres en todo el mundo. El dato fue de alrededor del 40 por ciento calculado en modo global.
“Sería engañoso afirmar que los hombres están fundamentalmente en desventaja por las diferencias en la esperanza de vida -afirma Bergeron-Boucher-. Aunque la esperanza de vida masculina es generalmente más baja que la femenina, y las tasas de mortalidad masculina suelen ser más altas en todas las edades, los hombres tienen una posibilidad sustancial de sobrevivir a las mujeres. Estos hallazgos desafían la impresión general de que los hombres no viven tanto como las mujeres y revelan una desigualdad más matizada en la esperanza de vida entre ambos”.
Pero incluso la probabilidad de supervivencia calculada para los hombres no se puede interpretar fácilmente: con un valor del 50 por ciento, puede haber desigualdades relacionadas con el género. En la India, las niñas mueren con más frecuencia que los niños, pero la tasa de mortalidad femenina es más baja a partir de la adolescencia, lo que da como resultado una probabilidad de supervivencia relativamente equilibrada.
Además, el número no dice nada sobre el cuidado de la salud en general. En África occidental, por ejemplo, casi uno de cada dos hombres sobrevive a una mujer, pero la esperanza de vida allí es inferior a los 60 años. Entonces, si bien la nueva medida es útil para examinar las diferencias de género, estas relaciones complejas no se pueden reducir a un solo número.
“Las diferencias de sexo en la supervivencia a menudo se identifican al comparar la esperanza de vida, que resume la duración promedio de la vida, en lugar de los años vividos -explicó-. Nosotros usamos una técnica estadística llamada supervivencia que mide la probabilidad de que una persona de un área con una tasa de mortalidad alta sobreviva a un compañero de una región con una tasa baja”.
Es por eso que, además de desmitificar el dato curioso, el estudio tiene implicaciones para las intervenciones de salud pública. “Mostramos que algunas subpoblaciones de hombres tienen una alta probabilidad, más del 50 por ciento, de sobrevivir a las mujeres. Los hombres que están casados o tienen un título universitario tienden a sobrevivir a las mujeres que no están casadas o no tienen un diploma de escuela secundaria”, concluyó. Datos que, según indican los especialistas en su documento, permitiría reenfocar política públicas que aporten alternativas enriquecedoras para las poblaciones.
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