Investigadores del Instituto Oftalmológico Shiley de la Universidad de California en San Diego, en los Estados Unidos, identificaron un nuevo marcador potencial que muestra la presencia de enfermedades cardiovasculares en un paciente mediante una tomografía de coherencia óptica. Esta tecnología es una herramienta de diagnóstico no invasiva utilizada habitualmente en las clínicas de oftalmología y optometría para crear imágenes de la retina. El hallazgo sugiere que podría ser posible detectar enfermedades cardíacas durante un examen ocular.
El estudio fue publicado el 2 de marzo pasado en la revista de acceso abierto EClinical Medicine por la editorial The Lancet. El equipo de investigación examinó las lesiones de la retina, la capa más interna y sensible a la luz del ojo, para determinar si puede haber un trastorno cardiovascular.
“Los ojos son una ventana a nuestra salud, y muchas enfermedades pueden manifestarse en el ojo; las enfermedades cardiovasculares no son una excepción”, dijo el autor principal, Mathieu Bakhoum, médico-científico y cirujano de retina en la universidad de San Diego.
“La isquemia, que es la disminución del flujo sanguíneo causada por una enfermedad cardíaca, puede provocar un flujo sanguíneo inadecuado en el ojo y puede hacer que las células de la retina mueran, dejando una marca permanente”. Esa marca se llama “lesiones perivasculares isquémicas de la retina o “RIPL” por su sigla en inglés. Es decir, quedan lesiones en la retina. “Tratamos de determinar si este hallazgo podría servir como biomarcador de la enfermedad cardiovascular”.
Como parte del estudio, el equipo revisó los registros de los individuos que recibieron una exploración de tomografía de coherencia óptica de la retina desde julio de 2014 hasta julio de 2019. Se identificaron dos grupos después de la revisión de la historia clínica: uno consistía en 84 individuos con enfermedades cardíacas y el otro incluía 76 individuos sanos como grupo de control del estudio. Se observó un mayor número de lesiones RIPL en los ojos de los individuos con enfermedades cardíacas. Según los investigadores, cuanto mayor sea el número de RIPL en los ojos, mayor será el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
“La única forma de visualizar los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo es en el ojo. La retina, en particular, proporciona importantes pruebas de los efectos adversos de los problemas cardiovasculares, como la hipertensión arterial”, dijo el doctor Anthony DeMaria, titular de la Cátedra Judith y Jack White de Cardiología y cardiólogo de UC San Diego Health. “Tengo la esperanza de que la presencia de RIPL en el ojo sirva como marcador de enfermedades cardiovasculares cuando los pacientes se sometan a una evaluación de los factores de riesgo de enfermedades cardíacas, o cuando los pacientes se sometan a una evaluación por la sospecha de presencia de enfermedades cardíacas”, expresó.
DeMaria dijo que la detección del marcador podría dar lugar a la identificación de enfermedades cardiovasculares que permitirían una terapia temprana y medidas preventivas, y potencialmente reducirían el número de infartos o de ataques cerebrovasculares. El riesgo de enfermedad cardiovascular de una persona se determina en los Estados Unidos mediante la calculadora de puntuación de riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, la directriz nacional desarrollada por el Colegio Americano de Cardiología.
Esta directriz se considera el estándar de oro para evaluar el riesgo de un paciente a 10 años de sufrir un evento cardiovascular, como un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. En el estudio, los investigadores encontraron una correlación entre el número de RIPL en el ojo de un paciente y la puntuación de riesgo del Colegio Americano de Cardiología.
Consultado por Infobae, Fernando Botto, médico cardiólogo con master en en Metodología de la Investigación en la McMaster University de Canadá e integrante del Departamento de Cardiología e Investigación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) en Argentina, comentó: “Se sabe que la exploración de la retina y sus arterias a través del fondo de ojos es de valor para la cardiología. Permite evaluar estadios de la aterosclerosis, la hipertensión y la diabetes. Pero el fondo de ojos es raramente realizado en la consulta cardiológica, porque se utilizan otros predictores de riesgo”. Con respecto al estudio realizado en San Diego, Botto señaló que la nueva detección de lesiones en la retina o RIPL como predictor de enfermedad cardiovascular debería ser más investigada. “Implica el uso de un tipo de tomografía que es de alto costo y poco disponible en todo el mundo al menos a corto plazo”.
Por su parte, los oftalmólogos de UC San Diego Health están considerando la posibilidad de derivar a sus pacientes a un cardiólogo si se identifican RIPL durante una exploración con tomografía. Los equipos de investigación esperan que este trabajo y futuros estudios den como resultado que las lesiones en la retina se conviertan en un marcador oftalmológico común para identificar posibles enfermedades cardiovasculares, y que se incorporen a la puntuación global de riesgo cardiovascular.
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