De acuerdo con la investigación publicada en la publicación científica The BMJ, las personas que visitan museos, galerías de arte, teatros y asisten a conciertos viven más. El trabajo fue liderado por científicos de la Universidad College de Londres.
Este estudio partió de informaciones brindadas por más de 6 mil adultos ingleses, de más de cincuenta años. Entre 2004 y 2005 se calculó la cantidad promedio de actividades artísticas y culturales en las cuales participaron y en los años posteriores cada uno de ellos fue acompañado 12 años, durante los cuales su mortalidad fue estudiada por los científicos británicos.
A partir del análisis de los datos recolectados, se determinó que aquellas personas que participaban de actividades relacionadas con el arte una o dos veces al año tuvieron 14% menos riesgo de morir en cualquier momento (809/3042 muertes) en comparación con los que nunca se comprometieron con las artes (837/1762 muertes). Aquellos que se dedicaron a actividades de arte receptivo con frecuencia, es decir cada pocos meses, presentaron una tasa de mortalidad un 31% menor (355/1906 muertes).
Independientemente de los comportamientos demográficos individuales, variables socioeconómicas, o los aspectos específicos de cada personas relacionadas con la salud y los factores sociales, los resultados fueron sólidos para una variedad de análisis de sensibilidad, sin evidencia de moderación por sexo, socioeconómico o factores sociales. El paper aclara que el estudio fue observacional, por lo que en él no se puede medir la causalidad.
Una hipótesis que podría explicar este patrón deriva de los diferentes niveles cognitivos, de salud mental y ejercicio físico practicado por aquellos que no se involucraron con el arte. Y así y todo, observaron la misma tendencia cuando se tuvieron en cuenta factores como la movilidad y los problemas de riqueza o acceso a estos entretenimientos.
Las conclusiones derivadas de este estudio mostraron que el compromiso con las artes receptivas, cómo ir al teatro, al cine o inclusive en un espectáculo escuchar música clásica tiene una relación de beneficio en lo que respecta a la longevidad de los adultos mayores.
Un 53,6% de la muestra correspondió a mujeres de 50 años o más, con una edad promedio de 65,9 años mientras que el 46,4% restante fueron hombres. Durante 14 años, parte de ellos asistieron a museos, galerías de arte, exposiciones, teatros, conciertos y óperas, y en este porcentaje fue donde se observó una mayor longevidad.
Daisy Fancourt, profesora asociada de psicobiología y epidemiología de la Universidad College de Londres y una de las desarrolladoras de la iniciativa explicó: “Las actividades artísticas se clasifican como intervenciones de salud ‘multimodales’ porque combinan múltiples factores psicológicos, físicos, sociales y conductuales con una motivación estética intrínseca a la hora de participar”.
La doctora Alejandra Sánchez Cabezas, especialista en ginecología, médica magíster en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud y fundadora de Surcos Asociación Civil -organización que busca contribuir a disminuir las inequidades en salud, en un trabajo articulado entre comunidades, actores locales y el Estado- compartió con Infobae su perspectiva respecto a la temática que presenta este estudio: “Está demostrado científicamente que todas las actividades de integración que estimulan lo que antiguamente se llamaba el cerebro derecho, todo lo que tenga que ver con la creatividad y la imaginación mejoran no solamente la calidad intelectual de las personas, sino que además aumentan la expectativa de vida porque mantiene a las personas más activas, más integradas, más implicadas en la vida social”.
“A su vez, está demostrado también que la posibilidad de crear nuevas sinapsis y relaciones neuronales disminuye el deterioro cognitivo y físico en las personas en la tercera edad”, agregó la doctora Sánchez. La fundadora de Surcos explicó que hacen desde esta asociación civil: “Trabajamos mucho en esto, porque además el arte no tiene que ver sólo con las cuestiones de envejecimiento sino también con las cuestiones de salud en general, ya que la creatividad, la conexión de conectar con los propios sentimientos, empatizar con los demás es bueno para la salud pública y social. En Surcos buscamos la integración intergeneracional, también la educación emocional, es decir conocer y reconocer las propias emociones y las de los otros”.
Para Mariano Ramos, doctor en Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires, docente e investigador de la Universidad Nacional de Luján, donde dirige el Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (Proarhep), el consumo cultural puede beneficiar a la salud, ya que el arte, el cine, la fotografía, tiene un impacto positivo en la la salud debido a que las expresiones artísticas cuentan historias, y uno puede encontrar como ser humano afinidades, similitudes, sentirse reflejado en ellas, se identifica y de alguna forma canaliza algunos impulsos que nos atormentan durante la vida, es decir es una vía de escape”.
“Los entretenimientos, distracciones, los juegos mismos ayudan a un mejor vivir, y las relaciones que se establecen en estas salidas hacen a una vida más longeva”, agregó el antropólogo especializado en consumos culturales a este medio, al mismo tiempo que manifestó: “Compartir momentos con amigos, con familiares, impacta de manera positiva en nuestras vidas”.
Con respecto a la definición de cultura, el doctor Ramos especificó: “todas las creaciones humanas lo son, desde un espectáculo musical a una baldosa que pisamos, la lapicera que utilizamos, el cemento, vivimos en un mundo antrópico, creado por mujeres y hombres”. Para Ramos, autor de los libros “Arqueología y antropología social” y “La antropología y el estudio de la cultura” de Editorial Biblos, “esas actividades son compartidas y en algunos casos como en la danza, las personas participan y existe allí una ejercitación, un esfuerzo físico, y por otra parte la actividad artística en general mantiene a las personas jóvenes, más activos y tiene lógica que favorezca en la longevidad”.
“La vida cotidiana tiene que incluir estos aspectos, y nosotros como humanos modernos tenemos 40 mil años, nos hemos desarrollado durante millones de años creando cosas, dialogando entre lo que sería la actividad psíquica con las manos, este diálogo se estableció hace ya más de 2 millones de años debemos hacer constantemente, no somos seres abstractos que solo llevan a cabo actividades mentales e intelectuales, por esto es importante lo cultural para vivir más y mejor”, sintetizó Ramos, en diálogo con Infobae.
Según Denise Osswald, licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y doctoranda en antropología por el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (IDAES-UNSAM), “desde el punto de vista antropológico y teniendo en cuenta la diversidad cultural en la que vivimos hoy en día en la contemporaneidad, donde hay una coexistencia de modos de vida y de costumbres interactuando en espacios virtuales y urbanos de manera muy diversa, muchas veces uno puede tener una mirada sobre la ciudad o lo urbano que se vuelve estética por momentos, pareciera ser una pieza de arte”.
“La posibilidad de asistir a espacios culturales, tanto como espectador como intérprete, abre la posibilidad de encontrarse con un producto artístico que en general puede ser de la propia cultura, pensado como algo compartido por una comunidad con los mismos códigos que las grandes mayorías comparten, pero en el caso de la danza por ejemplo existen subgrupos, diferentes modos de vida, diferentes sensibilidades, apreciaciones del mundo y del cuerpo, que desde el movimiento corporal y las propuestas de los escenarios se ofrecen, a través de las técnicas de danza”, agregó Osswald.
La socióloga y experta en antropología de la danza y el movimiento humano a su vez explicó a Infobae: “Hay una posibilidad múltiple de recibir eso que se está poniendo en escena tanto en el teatro, como en los espectáculos de danza o cualquier propuesta artística, ya que hay una propuesta puntual, por lo general se trabaja sobre alguna temática pero el mensaje que se quiere dar es bastante abierto y esto es muy valioso porque coloca al espectador en un lugar muy activo ya que empatiza y pone lo propio, hay un trabajo de procesar toda esa información, toda esa experiencia que se está observando en pos de una trama, argumento o composición más global que sería la obra”.
En este sentido y al referirse a los beneficios que nos pueden ofrecer en nuestra vida el consumo cultural agregó “el espectador lo ubica en un lugar muy activo de encontrar sentido, de procesar un diálogo entre lo propio y lo que está observando en la pieza artística que genera mucha actividad interna, tanto emocional como psíquica, este diálogo de emociones con la capacidad de darle un sentido a eso que estamos viendo”.
“Lo más valioso que la cultura contemporánea hoy en día ofrece es justamente esta diversidad, esta posibilidad de encontrar diferentes respuestas ante un mismo problema y el hecho de ir en persona, interactuar personalmente en un museo, en una sala de teatro, con un grupo de intérpretes que están trabajando desde su propia mirada ya sea empatía, afinidad, identificación o cualquier otro estímulo buscado”, sintetizó.
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