El Huanglongbing (HLB) es considerado mundialmente como la enfermedad más destructiva de los cítricos y para la cual, hasta el momento, no existe cura posible. Detectado originalmente en China, el HLB se ha expandido por la mayoría de los países citrícolas de Asia, África y América. Y eso incluye varias provincias del norte argentino.
El HLB, conocida como la enfermedad del Dragón amarillo es provocada por bacterias que son transmitidas por un vector llamado Diaphorina citri, una pequeña chicharra. Es importante destacar que no afecta la salud humana, pero sí a diversas especies de plantas del género Citrus entre las más importantes están, el limón, la naranja y las mandarinas.
Esto genera enormes pérdidas comerciales y la grandes extensiones de cítricos plantados inservibles.
Para contrarrestar estos daños, Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) avanzan en la cría de la Tamarixia radiata, un enemigo natural que disminuye las poblaciones de la Diaphorina citri y permite el control de la plaga sin productos químicos en zonas urbanas. En Uruguay, estudios experimentales demostraron que la avispa puede controlar con éxito hasta el 80 % de la chicharrita.
Con una producción anual de 2,65 millones de toneladas, los limones, naranjas y mandarinas son el motor de las economías regionales del NOA y NEA. Sin embargo, para consolidarse en el mercado internacional, técnicos y productores deben agudizar el ingenio para frenar el avance del Huanglongbing en la Argentina.
Para esto, el laboratorio de Entomología del INTA Bella Vista –Corrientes– avanza en la cría de Tamarixia radiata, un parasitoide que disminuye las poblaciones de la chicharrita que transmiten la enfermedad. Para el manejo integrado de plagas evalúan, además, la cría del crisópido Ceraeochrysa Sp.
Alcides Aguirre, referente del laboratorio de Entomología del INTA Bella Vista, destacó la importancia de contar con un controlador biológico que regule las poblaciones de las chicharritas que transmiten HLB–.
"Nos enfocamos en el estudio de la avispa Tamarixia radiata para conocer su comportamiento, criarla y liberarla en los alrededores de plantaciones citrícolas", señaló la experta.
La capacidad destructiva que tiene esta enfermedad –una vez infectada la planta no se recupera–, ha generado que investigadores de todo el mundo trabajen en el desarrollo de tecnologías y prácticas para su prevención. De hecho, estudios experimentales realizados en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay registraron parasitismos de la avispa cercanos al 80 % en las poblaciones de Diaphorina citri.
En la Argentina, las reglas para evitar su avance en plantaciones comerciales de citrus son claras. Además de producir con plantas provenientes de viveros certificados, el control de la chicharrita se puede hacer con productos químicos.
Sin embargo, "en los programas de prevención no está prevista ninguna medida para disminuir su población en zonas urbanas con citrus o mirto (arbusto ornamental) ni en quintas abandonadas", expresó Aguirre y agregó: "Por esto, desde el laboratorio de Entomología avanzamos en la producción masiva de la avispa que nos permite el control de la plaga sin productos químicos".
La avispa Tamarixia radiata es un parasitoide natural de Diaphorina citri –psílido asiático de los cítricos–, esto significa que la hembra pone un huevo sobre su huésped, acción que eventualmente le provocará la muerte. "Estudios realizados en Florida –Estados Unidos– demostraron que la avispa puede disminuir con éxito las poblaciones de la chicharrita y reducir el impacto de la enfermedad", indicó Aguirre.
Para entender todas las dimensiones sobre el comportamiento del vector, en la localidad correntina de Bella Vista, el equipo de investigadores liderado por Aguirre comenzó con el cultivo de la planta hospedera –Murraya paniculata– conocida como mirto, continuó con la reproducción masiva del psílido asiático de los cítricos y, ahora, se encuentra en la etapa de multiplicación del parasitoide.
Hace varios años que estamos observando y estudiando la chicharrita y el parasitoide. Si podemos contar con la infraestructura necesaria se podría pensar que, en 2020 a más tardar, podremos hacer las primeras liberaciones masivas de la avispa y evaluar los resultados a campo", precisó Aguirre.
Una enfermedad milenaria
Registrada por primera vez en China –en 1870–, Huanglongbing (HLB) o enfermedad del brote amarillo es la enfermedad más importante de la citricultura mundial, debido a que todas las especies comerciales de citrus y sus cultivares son sensibles a la enfermedad.
"El patógeno asociado con el HLB es una bacteria, denominada Candidatus Liberibacter", explicó Vanesa Hochmaier, especialista en fruticultura del INTA Concordia –Entre Ríos–, quien describió: "Las plantas muestran síntomas sólo después de un período de latencia que puede ir de los seis meses hasta los tres años. Una vez infectadas, no se recuperan y se tornan comercialmente improductivas".
En este sentido, Hochmaier puntualizó en las señales a las que hay que prestar atención para acertar en el diagnóstico. "Suele comenzar con un amarillamiento de las ramas superiores y, con el tiempo, se extiende a toda la planta. Luego de algunos meses o años, puede provocar su decaimiento o hasta la muerte", señaló.
"En cuanto a las hojas, aparecen manchas verde-claras o amarillentas, asimétricas, con moteados irregulares, engrosamiento y aclaramiento de las nervaduras, que toman aspecto corchoso y, después de un tiempo, causan defoliación", detalló Hochmaier y advirtió que "los síntomas muchas veces se confunden con deficiencias nutricionales".
"En los frutos produce deformación y asimetría, reducción de tamaño, mayor espesor y reverdecimiento de la cáscara, inversión del color, aumento de la acidez, aborto de semillas y caída prematura", puntualizó la especialista del INTA.
Casos detectados en Argentina
En la Argentina, en el marco de las acciones que realiza el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dentro del Programa Nacional de Prevención del HLB (PNPHLB), en 2012 se detectó en forma temprana la presencia de HLB en el norte de Misiones.
En 2017, las alarmas se encendieron para las localidades de Sáenz Peña –Chaco– y Formosa. En agosto último, se detectó en La Banda –Santiago del Estero– y en octubre en Ituzaingó –Corrientes– en árboles de cítricos del arbolado urbano.
Por último, en diciembre del año pasado, el Senasa comunicó el hallazgo por primera vez de insectos portadores de HLB en Entre Ríos, precisamente al norte del macizo del río Uruguay, en Villa del Rosario.
De acuerdo con Sebastián Perini, especialista del INTA Chajarí –Entre Ríos–, "el programa para prevenir el HLB pone énfasis en el monitoreo permanente de los lotes para detectar síntomas en el follaje de la planta o actividad del insecto vector".
"Ante el primer síntoma, se debe proceder a eliminar las plantas enfermas, reemplazarlas con plantines de viveros certificados y usar insecticidas químicos o biológicos autorizados por Senasa para el control del insecto vector", señaló Perini.
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