La oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, podría ser clave para tratar la ansiedad social. Esta sustancia, que ha sido objeto de múltiples estudios por su papel en las interacciones humanas, despierta un creciente interés en la comunidad científica.
La profesora Inga Neumann, directora del Departamento de Neurobiología Molecular y del Comportamiento en la Universidad de Ratisbona (Alemania), compartió, en una entrevista publicada en Genomic Press, los hallazgos más recientes sobre cómo esta hormona influye en las respuestas emocionales y el comportamiento social del cerebro.
La experta se encuentra a la vanguardia de la investigación sobre neuropéptidos y lleva más de tres décadas de experiencia. En esa línea, estudió particularmente la oxitocina y descubrió que más allá de ser la “hormona del amor”, tiene una influencia mucho más importante en el cerebro.
“Estoy convencida de que aumentar nuestro conocimiento sobre los estímulos, la dinámica y las consecuencias de su liberación intracerebral a nivel conductual, fisiológico, celular y molecular mejorará nuestra comprensión de los mecanismos cerebrales generales”, dijo la especialista.
Según destaca la revista Brain Medicine, este trabajo tiene importantes implicaciones tanto para el tratamiento de los trastornos de ansiedad social como para ampliar el conocimiento sobre la resiliencia al estrés.
Neumann comentó: “Empezamos a centrarnos en el papel potencial de los sistemas de oxitocina y AVP (arginina vasopresina) del cerebro como dianas terapéuticas para enfermedades psiquiátricas como la depresión y los trastornos de ansiedad o el autismo”.
Es que la profesora y su equipo de investigación han desarrollado métodos innovadores para estudiar la ansiedad social, incluido un modelo en ratones sobre el condicionamiento del miedo social. Este trabajo abre nuevas vías para comprender cómo el estrés crónico y las experiencias de la primera infancia influyen en los patrones de comportamiento social.
Qué es la ansiedad social
La ansiedad social, uno de los trastornos que la oxitocina podría ayudar a tratar, afecta la calidad de vida de quienes la padecen. Este trastorno, definido por un miedo intenso a la evaluación negativa, limita la participación en actividades sociales y profesionales cotidianas.
Según la Asociación de Ansiedad y Depresión de América, “la característica definitoria del trastorno de ansiedad social, también llamado fobia social, es la ansiedad intensa o el miedo a ser juzgado, evaluado negativamente o rechazado en una situación social o de actuación. Las personas con trastorno de ansiedad social pueden preocuparse por actuar o parecer visiblemente ansiosas (por ejemplo, ruborizarse, trabar las palabras) o ser vistas como estúpidas, torpes o aburridas. Como resultado, a menudo evitan las situaciones sociales o de actuación, y cuando no las pueden evitar, experimentan ansiedad y angustia significativas”.
El trastorno de ansiedad social afecta aproximadamente a 15 millones de adultos estadounidenses y es el segundo trastorno de ansiedad más diagnosticado, después de la fobia específica, detalla la asociación.
Y completa: “El trastorno de ansiedad social puede causar estragos en la vida de quienes lo padecen. Los síntomas pueden ser tan extremos que alteran la vida diaria y pueden interferir significativamente con las rutinas, el desempeño laboral o la vida social”.
El futuro de la investigación sobre la oxitocina
La investigación de la profesora Neumann no solo profundiza en el potencial terapéutico de la oxitocina, sino que también abre nuevas vías para repensar el enfoque hacia los trastornos psiquiátricos, ya que integra perspectivas innovadoras sobre la interacción entre factores biológicos y sociales.
En ese sentido, la experta destacó que, aunque todavía queda un largo camino por recorrer para revelar el transporte al cerebro, los objetivos cerebrales, la dosis adecuada y la duración del tratamiento, “la esperanza es que algún día será posible aplicar oxitocina de forma confiable para tratar, por ejemplo, a pacientes resistentes al tratamiento que sufren trastornos de ansiedad, especialmente ansiedad social, pero también autismo y esquizofrenia".
Además, la investigación de la profesora Neumann plantea interesantes preguntas sobre el futuro del tratamiento psiquiátrico, según apunta News Medical: ¿cómo optimizar la administración de terapias basadas en oxitocina al cerebro? ¿Qué papel podrían desempeñar los factores epigenéticos en los trastornos de la conducta social? ¿Cómo trasladar mejor los hallazgos de los modelos animales a aplicaciones terapéuticas humanas?
Como primera mujer nombrada profesora titular de la Facultad de Biología y Medicina Preclínica de la Universidad de Ratisbona, la especialista ha hecho avanzar la comprensión científica, además de derribar barreras de género en el ámbito académico.