A 5 años del inicio de la pandemia por el COVID: cuáles son los próximos desafíos, según los expertos

Desde su aparición en 2019, el coronavirus se llevó más de 7 millones de vidas. Por qué sería útil que cada país revise cómo se actuó frente a la emergencia sanitaria

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Más de 776 millones de
Más de 776 millones de casos de COVID-19 han sido registrados en 234 países según OMS desde el inicio de la pandemia (Imagen ilustrativa Infobae)

Cinco años atrás, el 31 de diciembre de 2019, se estaba desarrollando una tragedia sanitaria que impactó en todo el mundo. Una enfermedad causada por un virus (hasta entonces desconocido) puso en vilo no solo los sistemas de salud sino la vida social y la situación económica mundial, especialmente las de los países en desarrollo como los de América Latina y el Caribe.

Ese día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó conocimiento de un comunicado del Gobierno Municipal de Wuhan, China, sobre casos de “neumonía viral” en la ciudad. “Ese hecho marcó el inicio de una serie de eventos que llevarían a la pandemia global de COVID-19, la cual cambiaría profundamente la vida cotidiana a nivel mundial”, señaló la agencia sanitaria en un comunicado emitido ayer.

Cinco años después del inicio de la pandemia, aún está pendiente:

  1. la explicación sobre cuál es el origen del virus
  2. aún se desconoce masivamente el marco ético para el uso de intervenciones no probadas
  3. no se firmó un tratado global para una mejor prevención y preparación frente al riesgo de pandemias

Cronología del COVID: qué ocurre en la actualidad

Los primeros casos reportados eran
Los primeros casos reportados eran neumonías atípicas anunciadas desde Wuhan en diciembre de 2019 (Imagen Ilustrativa Infobae)

Tras la notificación de casos de “neumonías atípicas” en China, el 1 de enero de 2020 se activó el sistema de emergencia de OMS, y el 4 de enero se informó sobre los primeros afectados al público general. Días después se presentó el esquema para la primera prueba de laboratorio para detectar al patógeno que causaba la enfermedad, el virus SARS-CoV-2.

El 30 de enero de ese año, el director de OMS declaró que la aparición del coronavirus, que se propagó por todo el mundo, era “una emergencia de salud pública de interés internacional” (ESPII).

Hasta el 10 de noviembre pasado, había más de 776 millones de casos de personas que fueron afectadas por COVID en 234 países, junto con un saldo de más de 7 millones de muertes. Esas cifras “reflejan el alcance histórico de la crisis sanitaria” y muestran la magnitud del desafío que enfrentó el mundo. Los casos y las muertes habrían sido muchas más, ya que no todas las personas que fueron testeadas.

Al conmemorar el aniversario del inicio de la pandemia, la OMS reconoció el impacto profundo de la COVID-19, especialmente en aquellas personas que han perdido la vida o siguen sufriendo sus efectos, incluidos los casos de COVID prolongado. “La organización también rinde homenaje a los trabajadores de la salud de todo el mundo, quienes han realizado enormes sacrificios para atender a los afectados”, reconoció.

Cuál fue el origen del coronavirus que causa COVID-19

La pandemia del COVID-19 obligó
La pandemia del COVID-19 obligó a crear pruebas rápidas apenas semanas después de los reportes iniciales. REUTERS/Martin Pollard

Con respecto al origen del virus, aún es una pregunta pendiente. Una hipótesis es que tiene un origen zoonótico directo. Es decir, el virus proviene de un animal, probablemente murciélagos, con un posible hospedador intermedio.

También se ha planteado un origen zoonótico indirecto: el virus podría haber pasado desde murciélagos a otro animal, que lo transmitió a los humanos. Aunque inicialmente descartada, una tercera hipótesis aún no ha sido completamente cerrada: podría haberse producido un escape desde un laboratorio.

La OMS volvió ahora a reclamar que China comparta datos cruciales y permita el acceso necesario para comprender el origen del virus. “La transparencia, la cooperación y el intercambio de información se consideran elementos esenciales para prevenir y prepararse para futuras crisis de salud global”, afirmó.

Cómo la desinformación afectó el acceso al tratamiento

Durante la emergencia sanitaria, se
Durante la emergencia sanitaria, se usaron productos que no servían para COVID y que incluso provocaban consecuencias negativas (Imagen Ilustrativa Infobae)

En marzo de 2020 no había ni vacunas ni tratamientos específicos para COVID-19 que contaran con pruebas de eficacia y seguridad demostradas. Gracias a innumerables ensayos clínicos, entre 2020 y 2024 se autorizaron más de 10 tratamientos con un enfoque en antivirales, terapias con anticuerpos y medicamentos, especialmente para indicar en casos graves. Más de 15 vacunas contra COVID también han sido aprobadas en todo el mundo, al utilizar diferentes tecnologías.

Sin embargo, hubo profesionales de la salud, medios de comunicaciones, autoridades y público en general que sugerían el uso de intervenciones no probadas que incluso podían provocar la muerte, como la hidroxicloroquina o el dióxido de cloro.

“El uso fuera de un ámbito de investigación de intervenciones no probadas ha sido uno de los desafíos éticos más grandes durante la pandemia de COVID-19 en la Región de las Américas. Estos desafíos se han originado principalmente por el desconocimiento del marco ético relevante para este escenario”, advirtió un grupo de expertos reunidos por la OPS en un documento publicado en 2022.

Allí se señaló que la OMS había esbozado ese marco en el año 2014 en respuesta al brote del ébola. Pero el brote del zika en 2016 “no conllevó la discusión sobre el uso de intervenciones no probadas, por lo cual cuando comenzó la pandemia de COVID-19 no había familiaridad con este marco ético”.

Durante la pandemia se difundió
Durante la pandemia se difundió desinformación sobre productos que no tenían evidencia de eficacia ni seguridad para el tratamiento contra el COVID/ REUTERS/Amir Cohen/Archivo

Como consecuencia, “se utilizaron intervenciones no probadas que no se adherían a los estándares éticos correspondientes”. Eso no solo ocasionó daños en la salud humana, sino que también desvió recursos limitados que habrían podido usarse en intervenciones beneficiosas para la población.

En 2022, la OMS actualizó el marco ético, que se conoce mejor por sus iniciales en inglés MEURI y sirve para las emergencias sanitarias globales o nacionales.

Consultado por Infobae, Santiago Hasdeu, coordinador ejecutivo de la Red Argentina Pública de Evaluación de Tecnología Sanitarias (RedArets), dijo: “Hubo un uso irracional de intervenciones por fuera de la investigación durante la emergencia por el COVID. Se ofrecieron intervenciones cuyo uso no era justificable sobre la base de la evidencia disponible, ya que era desconocido si su balance de riesgo/beneficios era favorable o desfavorable”.

Hoy -opinó Hasdeu, quien es docente e investigador la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue, en Neuquén- “sería importante la capacitación de los profesionales de la salud, los tomadores de decisión, los comunicadores y la sociedad civil sobre el uso de intervenciones basadas en la evidencia en el marco de los principios éticos para mejorar la preparación ante eventuales pandemias”.

Si bien la emergencia sanitaria
Si bien la emergencia sanitaria por COVID-19 cesó en 2023, el virus aún sigue circulando. La mayoría de los países no hicieron evaluaciones sobre la respuesta que desarrollaron frente a la pandemia/ REUTERS/Siphiwe Sibeko/Archivo

Por qué se necesitan evaluaciones nacionales y un tratado global

En diálogo con Infobae la doctora Mirta Roses, exdirectora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, comentó sobre los desafíos actuales del mundo ante el riesgo de que haya otra pandemia, que sea una emergencia de salud pública de importancia mundial, con consecuencias nefastas para la humanidad.

“Hoy, a pesar de las prolongadas discusiones entre los países en el seno de la Organización Mundial de la Salud y las recomendaciones del panel independiente, aún no se ha firmado el Acuerdo o Tratado global relacionado con las pandemias. Esto es un mal augurio si se llega a desarrollar otra pandemia. El tratado es necesario para dar una respuesta coherente, simultánea y concertada que proteja a la población en todo el mundo”, afirmó la experta, quien fue embajadora para OMS, con relación a la pandemia por el coronavirus.

Hubo más de 7 millones
Hubo más de 7 millones de muertos en el mundo por COVID y aún el mundo no firmó un tratado para prevenir y dar mejor respuesta a las pandemias (REUTERS/Daniel Becerril)

Además, Roses mencionó que “la mayoría de los países no ha completado aún una evaluación independiente y basada en evidencia de la experiencia vivida con la enfermedad COVID-19. La carencia de esa evaluación se traduce en una falta de revisión de los sistemas y las políticas desarrolladas en cada país. Es necesaria para que se pueda detectar, responder y mitigar mejor el impacto de una nueva pandemia en el futuro”.

Algunos países sí hicieron esas evaluaciones, pero no implementaron las recomendaciones. Según Roses, “este quinto aniversario, en homenaje a los 7.000.000 de muertes, debe servir para aprovechar los adelantos en tecnologías de información y comunicación para la vigilancia y la protección, el desarrollo de nuevos conocimientos y métodos de prevención, diagnóstico y tratamiento, y acelerar el fortalecimiento de los sistemas de salud así como la capacidad de la comunidad para reaccionar de manera colectiva, solidaria y positivamente”.

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