
Con la llegada del verano, la piel enfrenta un desafío constante: protegerse del sol, el calor y el contacto con el agua salada o clorada. Estos factores pueden provocar sequedad, manchas, irritación y opacidad.
“Durante el verano el daño cutáneo es mucho más importante que en otro momento del año. La piel sufre especialmente a través del sol y el calor intenso que produce aumento de sudoración, lo que lleva a una pérdida de hidratación, que junto con otros factores hace que debamos replantear la rutina de cuidado facial y seleccionar los productos más adecuados”. La médica dermatóloga de la Sociedad Argentina de Dermatología y asesora Eau Thermale Avene, Cristina Pascutto (MN 57831), comenzó a explicar a Infobae que “el sol no es sinónimo de salud cutánea, sino una agresión”.
Cuáles son las principales agresiones para la piel en verano y cómo enfrentarlas

Como el verano intensifica los factores externos que afectan la piel, el médico dermatólogo de la SAD Christian Sánchez Saizar (MN 97.895) describió los resultados visibles de estas agresiones: “La piel pierde su elasticidad, tornándose áspera, opaca, tirante y frágil”.
Estos efectos se deben, según explicó, al déficit de hidratación causado por la exposición constante al sol, el agua y el viento.
Para contrarrestar estos problemas, Pascutto insistió en que es fundamental adaptar la rutina de cuidado facial: “La piel sufre especialmente por el calor intenso, que aumenta la sudoración y la pérdida hídrica”.
En este sentido, los expertos coinciden en que una rutina adecuada puede minimizar el impacto de estas condiciones y prevenir el envejecimiento prematuro.
Rutina diaria: higiene, hidratación y fotoprotección

La limpieza es el primer paso imprescindible. Según la médica dermatóloga de la SAD Lilian Demarchi (MN 88.365), esta etapa permite eliminar residuos de sudor, sebo y desechos ambientales. “La limpieza, ya sea con agua micelar o espuma, desmaquilla, limpia e hidrata”, destacó la experta, quien señaló que la frecuencia y el tipo de producto dependen del tipo de piel, y podrán ser desde geles ligeros para piel grasa hasta leches hidratantes para piel seca.
El segundo paso es la hidratación. Tanto Pascutto como Sánchez Saizar destacaron que una buena hidratación no solo mejora la apariencia inmediata de la piel, sino que a largo plazo previene el deterioro natural. Pascutto recomendó optar por texturas ligeras pero intensas: “En verano, es importante elegir hidratantes que regeneren y activen los mecanismos dinámicos de hidratación cutánea”.
Por su parte, Demarchi aseguró que los sérums son grandes aliados, especialmente los que contienen vitamina C y ácido hialurónico, ya que ofrecen hidratación profunda y mejoran la elasticidad.
En ese sentido, Pascutto resaltó el uso de retinaldehído, un derivado del ácido retinoico que no es fotosensible, lo que permite su empleo durante el verano sin riesgo de irritación. Además, recomienda combinarlo con antioxidantes como las vitaminas C y E, que potencian la protección y reparación cutánea.

La dermatóloga de la SAD Agustina Vila Echagüe (MN 96.999) aconsejó “dejar de lado en la rutina de cuidado estos meses los ácidos como el ácido retinoico y glicólico o hidroquinona, que pueden inflamar la piel si hay exposición solar”, al tiempo que recomendó “incorporar ácido hialurónico y vitamina C, excelente antioxidante que se puede aplicar previo al protector para disminuir el efecto oxidativo del sol”.
La fotoprotección es el eje central de cualquier rutina de verano. Todos los expertos consultados subrayan su importancia como barrera frente al daño solar. Pascutto recordó que “el bronceado es una respuesta de defensa de la piel ante la agresión del sol, pero no es suficiente para protegerla”. Por ello, se recomienda un protector solar de amplio espectro con un FPS superior a 30, que deberá ser renovado cada dos horas o tras sudar o meterse al agua.
En este punto, Demarchi enfatizó: “El uso de protector solar, los 365 días del año, es el mejor secreto antiage”.
Innovaciones en cuidado facial para el verano

A pesar de los riesgos, el verano no está reñido con la realización de tratamientos faciales. La médica especialista en cirugía plástica y estética Griselda Seleme (MN 80.033) desmintió el mito de que esta época no es adecuada para el cuidado profundo de la piel.
Entre las opciones más recomendadas por la especialista destacó la mesoterapia: “Es un cóctel de ácido hialurónico, vitaminas y aminoácidos que mejora la calidad de la piel, dándole hidratación, brillo y luminosidad”. Este procedimiento, ideal para combatir la piel opaca y deshidratada, tiene beneficios tanto preventivos como reparadores.
Otra innovación mencionada por Seleme es el ácido hialurónico ultrapuro, aplicado en dos sesiones con un mes de diferencia. Este tratamiento restaura la hidratación y devuelve elasticidad y tono, además de tener un efecto lifting visible en rostro, cuello y escote. Seleme aseguró que “puede usarse a cualquier edad, ya que previene y detiene el envejecimiento en personas jóvenes, mientras mejora la laxitud en pieles maduras”.
Rutinas nocturnas y cuidado corporal

La noche es el momento ideal para reparar la piel. Demarchi explicó que en ese momento del día “la piel está relajada, lo que permite que los principios activos de los productos actúen en profundidad”. Recomendó el uso de cremas antiage adecuadas al tipo de piel, que hidratan y nutren mientras favorecen la regeneración celular.
Sánchez Saizar complementó esta visión y destacó que la limpieza nocturna es esencial para eliminar las impurezas acumuladas durante el día y preparar la piel para descansar.
El cuidado corporal también merece atención especial en verano. Sánchez Saizar enfatizó la importancia de la hidratación sectorizada: “La piel de cada zona del cuerpo tiene características específicas; por eso, es fundamental adaptar la humectación a cada área”. Tras la ducha, el uso de cremas hidratantes ayuda a sellar la hidratación, especialmente después de la exposición al sol.
Los expertos coincidieron en que mantener la piel saludable durante el verano requiere constancia y una rutina adaptada. La higiene, la hidratación y la fotoprotección son los pilares fundamentales, complementados por tratamientos innovadores que potencian la luminosidad y la elasticidad de la piel.
Como concluyó Seleme, “los tratamientos y una rutina adecuada pueden devolver a la piel su vitalidad, ayudándola a enfrentar los retos estivales”. Así, el verano se convierte en una oportunidad para reforzar el cuidado de la piel y disfrutar de una temporada llena de luz y salud.
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