La batalla contra las Infecciones de Transmisión Sexual (ETS) exige un esfuerzo constante y alentar el diagnóstico precoz es el elemento clave para garantizar su tratamiento efectivo y su cura. En cambio, cuando estas patologías son detectadas en etapas tardías, las consecuencias son profundas, con un impacto grave en la calidad de vida y pueden llevar, incluso, a la muerte.
Los expertos del Centro Argentino de Urología (CAU) son activos promotores de la prevención de estas enfermedades por lo que instan a todas las personas sexualmente activas a realizarse una vez al año un análisis de sangre como pesquisa de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), entre las que se incluyen el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Adquirida que provoca el SIDA), las hepatitis virales, el Virus del Papiloma Humano (VPH), la sífilis, y los herpes genitales, entre otras. Y también estudios para detectar gonorrea y clamidia, que junto a las son las más habituales.
“Entre las ITS más frecuentes se destacan las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH), un virus con el que se estima que prácticamente el 80% de la población adulta tuvo algún contacto. Si bien en la mayoría de los casos la persona no desarrolla la infección, porque su sistema inmunológico detiene el virus y lo mantiene inactivo o inclusive lo cura, en ocasiones puede mantenerse latente y activarse por alguna situación de descenso de inmunidad y presentar lesiones potencialmente graves”, afirmó la doctora Paula Grinstein, médica uróloga del CAU y miembro del servicio de Urología de la Clínica San Camilo.
De acuerdo con datos del CAU, “en general, las ITS son más frecuentes en los adultos jóvenes sexualmente activos en el rango de edad de entre 20 y 40 años, aunque también se ven casos en las mujeres posmenopáusicas que dejan de usar protección porque han perdido la necesidad de cuidarse de un embarazo.
Aunque las manifestaciones que pueden indicar la presencia de una ETS son muy diferentes dependiendo de la afección, los especialistas recomiendan prestar atención a los siguientes síntomas:
-Aparición de verrugas genitales
-Aparición de pequeñas ampollas
-Aparición de úlceras indoloras
-Presencia de secreciones o ardor al orinar
Aun así, y como se indicó al comienzo, los expertos exhortan a no esperar a advertir la presencia de estos posibles síntomas, porque muchas veces la presencia de la infección no es evidente.
“La mayoría de las personas no conocen en detalle estas infecciones o creen que es algo que les sucede a los demás. Saben que existen, pero tienen poca conciencia sobre qué significan y sobre la importancia del uso de los métodos de prevención”, sostuvo el doctor Mauricio Colicigno, también médico urólogo del CAU.
Por eso, siempre, agregó el mismo experto, “la indicación es tomar la rutina de una consulta anual con el urólogo y la realización de los análisis exploratorios. El análisis de sangre, que pesquisa un número importante de ITS, no es demasiado diferente a un examen de rutina, pero el médico debe pedir indagar en algunos parámetros adicionales para sospechar y/o confirmar la presencia de una infección”.
La prevalencia de las ITS en Argentina
Se estima que en la Argentina cerca de 140 mil personas viven con VIH, de los cuales alrededor de un 13% desconoce su diagnóstico. Cada año se registran en promedio 5.300 nuevos casos, en una relación de 2,2 varones por cada mujer y, en su amplia mayoría —entre 98% y 99%—, se originan por prácticas sexuales sin protección.
En el caso de la sífilis la tasa de prevalencia en el país es de 57,7 casos por cada 100 mil habitantes (53 en varones y 62,1 en mujeres) y casi la mitad son diagnosticados en forma tardía. Solamente durante el período comprendido entre los años 2018 y 2021 se notificaron 97.336 nuevos casos de sífilis en la Argentina en la población general.
Cuáles son los factores de riesgo de las ITS
Entre los factores de riesgo para desarrollar una ITS, los especialistas consultados por Infobae enumeraron:
-Ser sexualmente activo y no tomar las medidas de protección, como el uso del preservativo
-Tener diferentes parejas sexuales
-El inicio precoz de las actividades sexuales
-Tener diabetes
-Tener cualquier tipo de alteración en la inmunidad
Los médicos urólogos también indicaron que es importante tener en cuenta que son igualmente contagiosas las relaciones sexuales anales y orales.
Cómo se tratan
“En cuanto a los tratamientos, muchas veces son curativos, pero otras no, dependiendo del tipo de infección y del tiempo transcurrido al momento del diagnóstico. Mayoritariamente, se emplean antibióticos y antivirales, además de alguna medicación complementaria”, señaló la doctora Mariela Montanille, también uróloga del CAU.
La doctora Grinstein explicó que, “en los casos del virus del papiloma, dependiendo de la presentación, se suelen tratar las verrugas genitales con diferentes métodos físicos, como el ácido o inmunomoduladores, o quemarlas con frío o con calor o mediante láser. Pero, cualquiera sea el método empleado, es recomendable analizar una muestra de la verruga para conocer la clase de virus que la causó y evaluar si se está frente a una condición de bajo o de alto riesgo”.
La experta dio un dato que es clave en la recuperación de una persona afectada: “Cuando los pacientes llegan a la consulta y reciben diagnóstico de alguna ITS, se les indica que también debe tratarse su pareja, porque en muchos casos ambos presentan la infección y de nada sirve que se trate uno solo, ya que volverá a contagiarse”. Ante esto, “si esa pareja es mujer, la derivamos al ginecólogo y si es hombre lo citamos para hacerle el diagnóstico y la revisación médica correspondiente”, indicó.
Dependiendo de la afección, la falta de diagnóstico y de tratamiento trae consecuencias a largo plazo, como en el caso de la sífilis, que puede comenzar como primaria y transformarse en secundaria o terciaria.
“La sífilis secundaria puede demorar años en aparecer, pero se presenta con lesiones en todo el cuerpo, incluido palmas y plantas, que son muy características, y existe el riesgo de que genere daño visceral también, inclusive que se desarrolle una sífilis terciaria, que se llama neurosífilis, con elevadas posibilidades de ocasionar daño neurológico”, describió la doctora Montanile.
Tanto en la gonorrea como en la clamidia, el tiempo de infección sin tratamiento puede favorecer el desarrollo de enfermedades complejas, como la estenosis de uretra, que trae problemas para orinar, o produce dolor, alteraciones en la vejiga e incluso problemas de infertilidad.
El VPH, por su parte, puede ser responsable de la aparición de diferentes tipos de tumores. “Para la protección del VPH hoy en día disponemos de una vacuna en el Calendario Nacional de Vacunación gratuito y obligatorio, por lo que hay un grupo poblacional que ya está vacunado. Pero es importante tener en cuenta que hay otro grupo que no lo está, porque nació antes de que la vacuna se incorporara al calendario, o porque no se ha vacunado cuando le correspondía. Hay varios tipos de vacunas, pero básicamente todas cubren los virus de alto riesgo, los que son pro-oncológicos”, aclaró la médica uróloga Grinstein.