La grasa abdominal profunda puede contribuir a estimular la enfermedad de Alzheimer décadas antes de que comiencen los síntomas

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MARTES, 3 de diciembre de 2024 (HealthDay News) -- Una acumulación de grasa que acecha alrededor de los órganos de las personas obesas se vincula fuertemente con una acumulación de proteínas vinculadas con el Alzheimer en el cerebro, encuentra una investigación reciente.

La acumulación de esta grasa visceral en la mediana edad podría aumentar los niveles de las dos proteínas cerebrales dañinas, llamadas amiloide y tau, explicó un equipo dirigido por la Dra. Mahsa Dolatshahi, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis.

Es posible que los síntomas reales de la enfermedad de Alzheimer no surjan hasta muchos años después.

"Nuestro estudio mostró que una grasa visceral más alta se asoció con unos niveles más altos de PET [escáner] de las dos proteínas patológicas distintivas de la enfermedad de Alzheimer: amiloide y tau", dijo Dolatshahi. "Hasta donde sabemos, nuestro estudio es el único que demuestra estos hallazgos en la mediana edad, donde nuestros participantes están a décadas de desarrollar los primeros síntomas de la demencia que resulta de la enfermedad de Alzheimer".

Dolatshahi es investigador postdoctoral asociado en el Instituto de Radiología Mallinckrodt de la universidad. Los hallazgos de su equipo se presentaron el lunes en Chicago en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA, por sus siglas en inglés).

Según la Asociación del Alzheimer, 6.9 millones de estadounidenses a partir de los 65 años de edad se ven afectados por la enfermedad de Alzheimer, una cifra que podría aumentar a 13 millones para mediados de siglo.

El grupo de Dolatshahi se preguntó si podría haber factores en la mediana edad que afecten a las probabilidades de Alzheimer en la vejez de una persona.

Su estudio de 80 personas de mediana edad (con un promedio de 49 años) se centró en los efectos potenciales de la obesidad y diferentes tipos de grasa corporal.

Todos los individuos no tenían problemas cognitivos aparentes en el momento del estudio. Poco más de la mitad eran obesos (57.5%), con un IMC promedio de 32.3 (un IMC de 30 es el umbral para la obesidad).

Para cada participante, se realizaron una serie de tomografías por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) para medir los niveles cerebrales de proteínas amiloide y tau, y se realizaron resonancias magnéticas abdominales para evaluar los volúmenes de grasa subcutánea (grasa que se encuentra debajo de la piel) y grasa visceral (grasa profunda oculta que rodea los órganos).

También se realizaron pruebas para medir los niveles de colesterol, azúcar en la sangre e insulina de las personas.

El hallazgo clave fue que los niveles de amiloide y tau asociados con el Alzheimer en los cerebros de las personas estaban estrechamente relacionados con la cantidad de grasa que se acumulaba alrededor de sus órganos.

Esta grasa visceral conformó el 77 por ciento del aumento en los niveles de amiloide relacionado con la obesidad, encontró el equipo de St. Louis. Los niveles de otros tipos de grasa no tuvieron ningún impacto sobre el amiloide.

Dolatshahi anotó que desde hace mucho tiempo ha habido un vínculo entre la obesidad y el riesgo de Alzheimer, pero el nuevo estudio profundiza más.

"Este estudio va más allá de usar el IMC para caracterizar la grasa corporal con mayor precisión con la IRM y, al hacerlo, revela ideas clave sobre por qué la obesidad puede aumentar el riesgo de enfermedad de Alzheimer", comentó en un comunicado de prensa de la RSNA.

Hay algunas buenas noticias de todo esto, ya que hay muchas cosas que las personas de mediana edad pueden hacer para reducir sus niveles de obesidad y grasa visceral.

"Una implicación clave de nuestro trabajo es que gestionar el riesgo de Alzheimer en la obesidad tendrá que implicar abordar los problemas metabólicos y lipídicos relacionados que con frecuencia surgen con una mayor grasa corporal", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Cyrus Raji, profesor asociado de radiología de la Universidad de Washington.

Un segundo estudio presentado por el grupo de St. Louis en la misma reunión proporcionó más información.

En ese estudio participaron tanto personas obesas como no obesas. Descubrió que el flujo sanguíneo al cerebro de un individuo parece empeorar a medida que aumentan los niveles de grasa visceral. No se observó esa relación con otros tipos de grasa, reportó el equipo.

"Este trabajo tendrá un impacto considerable en la salud pública, porque casi tres de cada cuatro estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos", dijo Raji. "Saber que la obesidad visceral afecta negativamente al cerebro abre la posibilidad de que el tratamiento con modificaciones en el estilo de vida o medicamentos adecuados para bajar de peso podría mejorar el flujo sanguíneo cerebral y potencialmente reducir la carga y el riesgo de la enfermedad de Alzheimer".

Aun así, estos hallazgos se presentaron en una reunión médica, por lo que deben considerarse preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por pares.

Más información

Obtén más información sobre la enfermedad de Alzheimer en la Alzheimer's Association.

FUENTE: Sociedad Radiológica de América del Norte, comunicado de prensa, 2 de diciembre de 2024