Salud mental, psiquiatría y neurociencias: cómo cambió el paradigma en la medicina actual

En el Día del Médico, la comunión de estos conceptos representa un avance hacia un enfoque más comprensivo y humano del paciente, donde cuerpo y mente se reconocen como partes indisolubles de una misma realidad

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Modelos integradores combinan biología y psicología para un enfoque más inclusivo del ser humano (Imagen Ilustrativa Infobae)
Modelos integradores combinan biología y psicología para un enfoque más inclusivo del ser humano (Imagen Ilustrativa Infobae)

El 3 de diciembre de 1833 nació Carlos Juan Finlay, médico cubano que en 1881 descubrió que el mosquito Aedes aegypti, era el principal transmisor de la fiebre amarilla. Este hallazgo fue fundamental para el control de esta enfermedad y marcó un hito en la medicina preventiva y la salud pública.

En reconocimiento a este logro, en 1953 la Asociación Médica Panamericana fijó esa fecha como Día del Médico para señalar no solo su trabajo sino el de todos los médicos en el bienestar y desarrollo de las sociedades

La celebración también marca un modelo paradigmático de la medicina, en que la búsqueda de una causa, en este caso de un vector, implicaba luego la solución a aportar. La historia de la medicina y los diferentes cambios de paradigma que experimentó, muestran cómo la concepción de la medicina y la salud ha evolucionado a lo largo de la historia en respuesta a los modelos culturales, científicos y filosóficos de cada época.

Estos cambios reflejan un tránsito entre modelos organicistas, mágicos, científicos y holísticos. Actualmente, buscamos integrar distintas perspectivas para abordar la complejidad del ser humano como un todo. En este marco, de vuelta a modelos más amplios, e integradores que eluden el dilema mente/cuerpo, es interesante reflexionar sobre el lugar de las neurociencias, la psiquiatría, la salud mental, etc. en el contexto de la medicina de hoy.

En las terapias integradas se incorporan técnicas como el mindfulness, la terapia de arte y métodos cognitivo-conductuales, adaptados a las necesidades individuales específicas (Imagen ilustrativa Infobae)
En las terapias integradas se incorporan técnicas como el mindfulness, la terapia de arte y métodos cognitivo-conductuales, adaptados a las necesidades individuales específicas (Imagen ilustrativa Infobae)

Hace algunas décadas la parte de la medicina dedicada a estos temas, era una especie de apéndice ajeno al cuerpo de la medicina y casi en oposición y desvalimiento frente a la “verdadera” medicina, la de las soluciones heroicas. Así, encontrar algo y extirparlo, era el modelo.

Es interesante ver cómo aún en épocas históricamente recientes, como la Segunda Guerra Mundial, los cuadros de psicotrauma recibían referencias al trauma físico que ocasionaba, por ejemplo, una granada (Shell shock). Es decir, la secuela psicológica y solo en caso de que se comprobara real, frecuentemente sospechada de simulación, tenía que ser por el impacto encefálico de un fragmento de artillería.

La educación médica ya se estaba estandarizando en el mundo para salir de modelos que en su aspecto a corregir debían ser más formales, pero lo hicieron al costo de un modelo de pensamiento que descartaba la constelación emocional, social y psicológica del individuo.

Hoy, técnicas como las terapias cognitivas integrativas con intervenciones basadas en neuroimágenes permiten personalizar los tratamientos - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Hoy, técnicas como las terapias cognitivas integrativas con intervenciones basadas en neuroimágenes permiten personalizar los tratamientos - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el año 1910 se publica el informe Flexner, realizado luego de evaluar 155 escuelas de salud. Este genera cambios curriculares en universidades en Estados Unidos primero y luego en el mundo. Ese cambio paradigmático signado por la fascinación a lo que se consideraba ciencia y descartando lo que no, dejó en el camino a una cantidad importante de perspectivas y enfoques sobre la salud más ligadas a medicinas tradicionales, modelos integradores y holísticos, y favoreciendo el abordaje de algo que comenzaba a mostrar señales, muy promisorias y era la farmacología.

Hoy, luego de una época en la que la idea era que un estado mental se debía a, por ejemplo, un nivel menor o mayor de un neurotransmisor como la serotonina, en las últimas décadas, y de manera creciente, las neurociencias y la psiquiatría han evolucionado y convergido para transformar nuestra comprensión de la salud mental, en un contexto donde cuerpo y mente ya no se conciben como entidades separadas, sino como un todo integrado.

Este cambio posibilita comenzar a hablar de salud mental, de sacar del estigma a lo que es más difícil de llevar a un reduccionismo y aboga por una aproximación holística que vincula lo biológico, psicológico, social y cultural para abordar la complejidad de la condición humana.

Con un enfoque holístico, este modelo busca unificar conceptos, matices psicológicos y biológicos, iniciando nuevas formas de diagnóstico y tratamiento (Imagen ilustrativa Infobae)
Con un enfoque holístico, este modelo busca unificar conceptos, matices psicológicos y biológicos, iniciando nuevas formas de diagnóstico y tratamiento (Imagen ilustrativa Infobae)

Uno de los grandes avances está dado por los ligados a lo que se engloba como neurociencias en las cuales hemos pasado del modelo de una psiquiatría sin cerebro versus todo es orgánico, a una mirada, un enfoque integral que combina genética, neuroimagen, endocrinología y otras áreas biomédicas con aspectos conductuales y emocionales.

Este modelo multidimensional destaca que el cerebro, como órgano central, no solo regula y es regulado fisiológicamente, sino que también sustenta la experiencia subjetiva del ser humano. Investigaciones recientes han demostrado como factores genéticos y moleculares influyen en trastornos mentales y neurológicos, redefiniendo nosologías tradicionales para incluir marcadores biológicos y funcionales.

Los hallazgos en plasticidad neuronal, en neurogénesis e inclusive los conceptos de epigenética, genética del comportamiento, etc., nos acercan mucho a la interrelación de los comportamientos y la genética antes considerada inamovible. Estos cambios generan otros, en lo concreto orgánico, y estos en el material genético.

Cuerpo y mente ya no se conciben como entidades separadas, sino como un todo integrado - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Cuerpo y mente ya no se conciben como entidades separadas, sino como un todo integrado - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dentro de este contexto, técnicas como las terapias cognitivas integrativas con intervenciones basadas en neuroimágenes permiten personalizar los tratamientos, mejorando resultados clínicos y reduciendo la fragmentación entre disciplinas.

La evaluación de cambios en las regiones del hipocampo, amígdala y corteza prefrontal, en casos de estrés crónico y trauma en particular, es un ejemplo de esto. Las técnicas se pueden corroborar no solo con la clínica, de alguna manera subjetiva, sino con datos más objetivables. Es en este marco que algunas intervenciones presuntamente menores, como trabajar sobre la mejora de la calidad del sueño o sobre las cogniciones negativas, muestra un correlato positivo.

Todo esto va de la mano de un abordaje ético centrado en la vulnerabilidad humana, y en la sanación, considerando al paciente no solo como receptor de cuidados, sino también como un agente activo en su proceso terapéutico. Es quizás en este momento que la etimología de la palabra medicina y de allí médico, sea de interés, ya que proviene del latín “meodor” que significa cuidar, sanar.

La palabra médico deriva del latín “meodor” que significa cuidar, sanar (Imagen ilustrativa Infobae)
La palabra médico deriva del latín “meodor” que significa cuidar, sanar (Imagen ilustrativa Infobae)

De la misma palabra proviene otra a la que le vamos encontrando tanto valor en el cuidado y sanación de nuestra salud psíquica “meditar”. Así, en la de visión las terapias integradas se incorporan técnicas como el mindfulness, la terapia de arte y métodos cognitivo-conductuales, adaptados a las necesidades individuales específicas.

Ya no se busca un “origen de los conflictos” que se intentará superar o extraer, sino abordar simultáneamente factores emocionales, físicos y sociales, que en resumidas cuentas permitan lograr encontrar herramientas personales para una mayor autoconciencia y bienestar integral.

Esa idea de centrarse en el objetivo del cuidado, la sanación y en el ser humano, hace que la concepción dualista que separara lo físico de lo mental, o asignando al alma o la mente una esencia distinta del cuerpo, pierda sentido. El paradigma actual reconoce la interdependencia de ambos, en realidad, una unidad inseparable en fragmentos.

La nueva tendencia va de la mano de un abordaje ético centrado en la vulnerabilidad humana y en la sanación (Imagen ilustrativa Infobae)
La nueva tendencia va de la mano de un abordaje ético centrado en la vulnerabilidad humana y en la sanación (Imagen ilustrativa Infobae)

Este progreso plantea retos éticos y filosóficos, y la necesidad de reevaluar conceptos y paradigmas. Así, la desestigmatización, puede ir acompañada de una dilución del necesario orden que da la ciencia y volver a los aspectos de los modelos que, bajo excusa de ser integradores, carecen de límites.

Esto se vive en la actualidad cuando se proponen tratamientos falsos y no probados, pero bajo el paraguas protector de ser holísticos o difusores en salud, particularmente en salud mental en redes, con postulados peligrosos. El eje es tender a modelos integrados que evalúen con rigurosidad y sin prejuicios todo tipo de conocimiento o aporte, pero someterlos a una evaluación con perspectiva múltiple, para garantizar un enfoque humanista, en el cual el beneficio sea nuestra salud como un todo. De allí que la definición de salud ya hace mucho no es la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar.

La integración de neurociencias, psiquiatría y salud mental representa un avance hacia una medicina más comprensiva y humana, donde cuerpo y mente se reconocen como partes indisolubles de una misma realidad. Este paradigma no solo mejora el entendimiento de la condición humana, sino que también redefine la forma en que cuidamos de nuestra salud, situando al paciente en el centro de una red de interacciones biológicas, emocionales y sociales.

Feliz día para todos los colegas.

* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista

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