Recientemente, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que la resistencia a los antimicrobianos representa una amenaza, pues está afectando la eficacia de los medicamentos esenciales. Durante la Cuarta Reunión Ministerial Mundial sobre Resistencia a los Antimicrobianos, celebrada en Jeddah, Arabia Saudita, subrayó que esta crisis no solo anticipa riesgos futuros, sino que ya causa aproximadamente 1,3 millones de muertes anuales.
El titular de la OMS destacó la gravedad del problema al señalar que las infecciones por superbacterias son una realidad letal, no una posibilidad lejana. Según Ghebreyesus, la necesidad de implementar medidas es tan urgente como las acciones necesarias frente a la crisis climática.
Cabe remarcar que a nivel global, entre el 18 y el 24 de noviembre se celebra la Semana Mundial de la Concientización sobre la Resistencia a los Antimicrobianos.
En ese marco, profesionales de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) alertaron sobre esta problemática, que constituye una amenaza tanto inmediata como a largo plazo para la salud humana y animal, la producción de alimentos y el desarrollo global.
Pablo Power, profesor adjunto de Microbiología en la FFyB e investigador independiente del CONICET sostuvo: “La proyección que hace la OMS es que para el año 2050 las causas de muerte por infecciones producidas por bacterias resistentes a antibióticos van a equiparar e incluso superar a las causas de muerte o a las muertes por cáncer por distintos tipos de cáncer. A esto además hay que sumar que todo lo que no funciona a nivel fármaco representa pérdidas económicas millonarias para el sistema de salud”.
Power sumó que la pandemia por el COVID aceleró tiempos y lo que se proyectaba para el 2050, “se estima que se va a adelantar quizás para el 2030. Lo que ocurrió durante en ese período fue que también se hizo un abuso de antibióticos en los centros de salud que disparó gran cantidad de mecanismos de resistencia”.
“Somos particularmente una sociedad, en Argentina, que pretende que se venda el medicamento que nosotros queremos y no el que nos receta el médico o el que nos indica el farmacéutico. Muchas veces nos encontramos con pacientes que piden que les vendan tal antibiótico y ahí entra la cuota de responsabilidad que tenemos los profesionales de la salud, por ejemplo farmacéuticos”, postuló el especialista.
La resistencia antimicrobiana en la salud animal
Joaquín Basombrío, líder de Línea Antibióticos, Antiinflamatorios y Salud Ambiental de Biogénesis Bagó, calificó la resistencia antimicrobiana como una “pandemia silenciosa”. Para él, “el uso indebido y excesivo de antimicrobianos para tratar a humanos, animales y plantas nos ha conducido a lo que se conoce hoy como una ‘pandemia silenciosa’ que está catalogada entre las 10 principales amenazas mundiales para la salud de la humanidad”.
Basombrío explicó que la resistencia antimicrobiana (RAM) es “la capacidad intrínseca o adquirida que tienen distintos microorganismos como bacterias, virus, parásitos y hongos de escapar a la acción de los antimicrobianos”. Este fenómeno, señaló, tiene consecuencias graves: “Las enfermedades se hacen más difíciles de tratar, no solo por cuestiones económicas, dado que los tratamientos se vuelven más caros, sino porque estos se vuelven más prolongados y no siempre logran el resultado esperado”.
El experto recordó que el problema no es nuevo, pero destacó la gravedad del contexto actual: “Terminé la facultad hace 20 años y ya en ese entonces se empezaba a hablar de la resistencia a los antimicrobianos y se tomaban las primeras medidas, pero hoy estamos en una pendiente acelerada”.
Basombrío subrayó que, aunque el enfoque predominante se centra en la salud humana, el impacto de la RAM en la salud animal también debe ser considerado. “Desde un punto de vista veterinario, los antibióticos son esenciales para controlar y tratar las enfermedades que pueden afectar la salud animal, entre las cuales se encuentran las zoonosis (enfermedades que se transmiten de animales a humanos), así como también son fundamentales para la obtención de alimentos seguros”, afirmó.
Al tiempo que destacó la importancia de adoptar medidas preventivas. “La mejor forma de reducir esta resistencia en los animales es implementar estrategias sanitarias diseñadas por profesionales veterinarios, que prioricen la vigilancia, el diagnóstico temprano y preciso, y, sobre todo, la prevención mediante el uso de vacunas de alta calidad y eficacia”, señaló.
Los especialistas, en ese tono, coinciden en la necesidad de estudiar las formas en que las bacterias desarrollan resistencia a los antibióticos para alertar al sistema de salud sobre las amenazas emergentes de resistencia y ayudar en el diseño de nuevas drogas eficaces. En el mismo sentido, consideran fundamental la capacitación de todo el personal de salud, así como estar al día con respecto a los antibióticos disponibles, las dosificaciones y los mecanismos de resistencia prevalentes en cada región. Por último, es muy importante hacer campañas de prevención, notificación y comunicación.
Para finalizar Power indicó: “Cuesta y ha costado muchísimo producir, descubrir, desarrollar y comprobar la efectividad de los antibióticos que disponemos hoy en día. Considero que se debe intensificar la búsqueda de nuevos antibióticos, ya que nada va a ser más efectivo para tratar enfermedades infecciosas. La gente se moría por infecciones y hoy nos resultaría muy difícil imaginar que estas puedan matar a una persona. Sin embargo, debemos cuidarlos y usarlos de manera consciente y cuando corresponde en las dosis adecuadas. Siempre con una política cuidada y controlada del uso de antibióticos”.