La neumonía es una infección respiratoria que afecta los pulmones, los cuales, en lugar de llenarse de aire, acumulan secreciones y líquido, lo que dificulta la respiración y disminuye el nivel de oxígeno en la sangre. De acuerdo a los últimos datos de la Organización Mundial Salud (OMS), es la principal causa de muerte infecciosa en niños a nivel mundial, con 740,180 niños menores de 5 años fallecidos en 2019, cifra que representó el 14% de todas los decesos en este grupo poblacional, pero el 22% en menores de entre 1 y 5 años.
Asimismo, de acuerdo a datos de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos), en 2021 hubo 1,4 millones de consultas en emergencias por neumonía, y la tasa de mortalidad global entre 2018 y 2022 fue de 12,3 por cada 100.000 personas.
En contraposición a esta realidad y en el marco del Día Mundial contra la Neumonía, que se conmemora cada 12 de noviembre, los datos recientes en Argentina muestran una disminución en los casos de esta enfermedad, lo que refleja avances médicos y una mayor disponibilidad de tratamientos. Sin embargo, el envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades crónicas mantienen en alto riesgo a ciertos sectores.
Es que la neumonía tiene diversas causas, como virus, bacterias, hongos o parásitos, y afecta tanto a personas sanas como a grupos más vulnerables. Los síntomas incluyen fiebre, dolor en el pecho y dificultad para respirar, y muchos pacientes solo reciben el diagnóstico al llegar a instancias de internación.
En diálogo con Infobae, el doctor Alejandro Chirino (MP 7420), coordinador de la Sección de Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), explicó que “la neumonía adquirida en la comunidad es más riesgosa en los niños menores de 2 años, en los mayores de 65 años y en aquellos que tienen enfermedades crónicas o un sistema inmunitario comprometido”.
¿Qué es la neumonía y cuáles son sus causas?
La neumonía, en la actualidad, está posicionada como una de las infecciones con mayor índice de mortalidad en el mundo. Se trata de una infección respiratoria aguda que afecta principalmente a los pulmones, más específicamente los pequeños sacos de aire conocidos como alvéolos, que en condiciones normales se llenan de aire al inhalar, pero cuando transitan la patología, se llenan de líquido y secreciones, lo cual dificulta la respiración y compromete la oxigenación de la sangre, describió la doctora Laura Pulido (MN 127115), ex Coordinadora de la Sección de Enfermedades Infecciosas de AAMR.
“La neumonía puede generar cuadros graves en pacientes vulnerables porque afecta su capacidad respiratoria básica,” explicó Chirino.
La infección puede originarse por distintos tipos de patógenos. Entre ellos, los virus son una de las causas más comunes, responsables de aproximadamente un 23 % de los casos, según los CDC. Enfermedades como el SARS-CoV-2, que desató la reciente pandemia, o el H1N1, que causó la epidemia en 2009, fueron responsables de generar un gran número de infecciones respiratorias, una situación que también se manifiesta con el virus sincicial respiratorio (VSR), aunque en números globales menores y en especial durante las estaciones frías.
También se presentan las bacterias como generadoras de numerosos casos de neumonía, siendo el Streptococcus pneumoniae, o neumococo, uno de los agentes más importantes. Este patógeno no solo causa esta patología, sino que también está asociado con infecciones graves, como la meningitis y la bacteriemia (presencia de bacterias en la sangre), que suelen presentar una alta mortalidad. Otras causas menos frecuentes incluyen hongos y parásitos, que suelen afectar principalmente a personas con sistemas inmunitarios debilitados.
¿Cómo se contagia la neumonía y cuáles son sus síntomas?
La doctora Pulido explicó que la neumonía puede transmitirse por distintas vías, según el patógeno que la cause. Los virus respiratorios, como el de la influenza o el virus sincicial respiratorio (VSR), se propagan a través del aire cuando una persona infectada tose o estornuda, generando pequeñas gotas que pueden ser inhaladas por quienes están cerca. En otros casos, algunas bacterias que normalmente se encuentran en la nariz o la garganta pueden ingresar a los pulmones si se aspiran accidentalmente, lo que desencadena la infección.
Según los CDC, estos mecanismos de transmisión elevan los índices de contagio, en particular durante los meses fríos, cuando las personas pasan más tiempo en espacios cerrados y con poca ventilación, especialmente para aquellos con sistemas inmunes debilitados. Los niños pequeños, los adultos mayores y quienes padecen enfermedades crónicas forman los grupos de mayor riesgo.
En palabras de Chirino a Infobae, “la neumonía resulta particularmente peligrosa para quienes ya enfrentan problemas de salud crónicos, pues su organismo es menos capaz de combatir la infección”.
Asimismo, “los síntomas de neumonía pueden ser generales, como fiebre, escalofríos, malestar general, o más específicos, como tos con secreción mucosa o purulenta, dolor en el pecho o falta de aire”, aseguró la doctora Pulido.
Estas manifestaciones se confunden con frecuencia con los de otras enfermedades respiratorias, lo que retrasa el diagnóstico y contribuye a que muchos pacientes solo lo reciban al llegar a instancias de internación.
De acuerdo a Chirino, “muchas veces los pacientes solo reciben el diagnóstico cuando ya están en una instancia de internación, lo que aumenta el riesgo de gravedad y las complicaciones”. Lo cierto es que la detección tardía afecta, principalmente, a los adultos mayores, quienes suelen presentar síntomas menos claros. La falta de aire (o disnea) y el dolor en el pecho pueden desarrollarse de manera gradual, lo que lleva a muchos a subestimar la gravedad de la enfermedad.
Esta situación es particularmente preocupante en personas con el sistema inmunológico debilitado, ya sea por la edad avanzada, enfermedades preexistentes o tratamientos con medicamentos inmunosupresores, ya que estas condiciones pueden reducir la capacidad de respuesta ante la infección.
Además de los síntomas respiratorios, algunos pacientes pueden experimentar un deterioro general, con síntomas que incluyen fatiga intensa, sudoración nocturna y pérdida del apetito. Manifestaciones que, a menudo, no se asocian de inmediato con una infección pulmonar, por lo cual se puede dificultar la identificación temprana de la neumonía. Es por eso que los especialistas subrayan la importancia de buscar atención médica ante síntomas persistentes que afecten la respiración, ya que la detección temprana y el tratamiento adecuado reducen el riesgo de complicaciones y mejoran las probabilidades de recuperación.
¿Quiénes están en mayor riesgo de padecer neumonía grave?
La neumonía puede afectar a cualquier persona, pero existen ciertos grupos que presentan un riesgo significativamente mayor de padecer formas graves de la enfermedad. Estos grupos incluyen:
- Niños pequeños. Los menores de 2 años están entre los más vulnerables, debido a que su sistema inmunológico aún no ha alcanzado un desarrollo completo. Las infecciones respiratorias, como la neumonía, suelen ser más graves en esta población.
- Adultos mayores de 65 años. Las personas en este grupo de edad presentan un sistema inmunológico menos efectivo, lo que aumenta la probabilidad de complicaciones. Según explicó Chirino a Infobae, “la neumonía en adultos mayores puede escalar rápidamente a cuadros severos, incluso en aquellos sin enfermedades previas.”
- Fumadores. El tabaquismo daña las defensas naturales de las vías respiratorias, lo que facilita la entrada y proliferación de patógenos en los pulmones. Los fumadores crónicos tienen una menor capacidad pulmonar y son más propensos a desarrollar infecciones graves.
- Pacientes con enfermedades crónicas. Las personas con enfermedades respiratorias (como EPOC o asma), cardíacas, renales o hepáticas enfrentan un riesgo elevado. Estas condiciones suelen comprometer el funcionamiento normal del cuerpo, lo que dificulta combatir infecciones. “La neumonía puede desestabilizar a pacientes con patologías previas y llevarlos a situaciones críticas”, advirtió Chirino.
- Personas inmunocomprometidas. Este grupo incluye a quienes reciben tratamientos que debilitan el sistema inmune, como quimioterapia o medicamentos inmunosupresores, así como a aquellos con enfermedades autoinmunes. Según el Dr. Chirino, “los pacientes inmunocomprometidos tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar neumonía grave, dado que su sistema inmune no responde de manera adecuada.”
Cada uno de estos grupos presenta factores de riesgo particulares que aumentan la probabilidad de complicaciones, es por ello que los expertos destacan la importancia de la prevención y detección temprana en la lucha contra la neumonía.
¿Cómo se puede prevenir la neumonía?
La prevención es fundamental para reducir la incidencia de la neumonía, especialmente en los grupos más vulnerables. Las estrategias incluyen tanto medidas de higiene básicas como el uso de vacunas específicas para distintos patógenos que causan esta infección, siendo este último punto el más eficaz para disminuir el riesgo de complicaciones graves.
En el caso de los niños, se recomienda sostener la lactancia materna al menos hasta los seis meses de vida, ya que contribuye a fortalecer el sistema inmunológico. Además, es fundamental cumplir con el calendario de vacunación infantil, que incluye inmunizaciones contra patógenos como el neumococo y el virus de la influenza, principales causantes de neumonía en los más pequeños.
Para los adultos, se recomienda cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, ventilar los espacios cerrados, y evitar el contacto cercano con personas enfermas. También se aconseja evitar el tabaquismo y las fuentes de calefacción contaminantes, como la leña, que pueden debilitar las defensas respiratorias. En cuanto a las vacunas, tanto la antigripal como la antineumocócica y la de Covid-19 se encuentran disponibles en el sistema de salud público y son accesibles para la población general.
Los adultos mayores y las personas con comorbilidades disponen de vacunación gratuita contra la influenza, el neumococo y Covid-19 en el calendario nacional de vacunación. Recientemente, también se sumó la vacuna contra el VSR para mayores de 75 años y para aquellos entre 65 y 74 años con enfermedades crónicas. Para las personas gestantes, la vacunación contra el VSR es aconsejada entre las semanas 32 y 36 de embarazo, lo que permite el traspaso de anticuerpos al bebé, protegiéndolo en los primeros meses de vida, cuando es más vulnerable a infecciones graves.
Es por este motivo que Chirino subraya la importancia de la vacunación como herramienta de prevención: “A pesar de la efectividad de las vacunas, las tasas de inmunización contra la neumonía siguen siendo bajas, por lo que es fundamental reforzar la importancia de esta medida para reducir las complicaciones y mortalidad asociadas a la enfermedad”.
“La neumonía y sus complicaciones pueden prevenirse, en especial en los más pequeños y en adultos mayores, a través de la vacunación, de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. De todas formas, las tasas de vacunación son bajas, por lo que es muy importante hacer énfasis en la importancia de la vacunación como herramienta fundamental contra las principales causas inmunoprevenibles de neumonía”, concluyó Pulido.