Durante décadas, la comunidad científica asumió que cada tipo de célula nerviosa en el cuerpo humano respondía únicamente a un estímulo específico, como el dolor, el tacto o la temperatura. Sin embargo, un estudio reciente desafía esta idea al mostrar que ciertas células táctiles reaccionan no solo a estas sensaciones, sino también al calor y a la capsaicina, el compuesto que da al chile su sensación picante.
Esto revela que responden tanto a estímulos agradables como a otros que generan sensaciones dolorosas o incómodas, lo que sugiere la existencia de mecanismos de percepción más complejos de lo que se pensaba. Los investigadores identificaron 16 tipos distintos de células nerviosas en los humanos, lo que amplía significativamente la comprensión sobre la diversidad y la especialización de estas células.
Pero eso no es todo, ya que estos descubrimientos implican avances significativos en la investigación del dolor y en el desarrollo de tratamientos médicos; comprender la diversidad celular en los seres humanos abre el camino a terapias más precisas y efectivas para el dolor crónico y otros trastornos sensoriales. De este modo, los investigadores advirtieron que, estos hallazgos, redefinen nuestra comprensión del tacto humano, revelando que es un sentido mucho más complejo y multifacético de lo que se creía.
Håkan Olausson, profesor en la Linköping University, coautor del estudio y quien lideró la investigación sobre microneurografía en Suecia, una técnica clave en los hallazgos, afirmó: “Por diez años, escuchamos las señales nerviosas de estas células, pero no conocíamos sus características moleculares”. De este modo, el estudio, publicado en Nature Neuroscience, redefine la percepción sensorial y revela similitudes y diferencias clave entre especies.
El análisis comparativo entre humanos, ratones y macacos, realizado por investigadores de la Linköping University, el Karolinska Institutet y la Universidad de Pensilvania, muestra similitudes y diferencias en sus sistemas nerviosos y resalta la necesidad de modelos humanos para reflejar con precisión la fisiología y mejorar los tratamientos. Aunque la mayoría de los 16 tipos de células nerviosas presenta analogías, existe una diferencia marcada: se trasmite el dolor de forma rápida. Según Olausson, en referencia al estudio publicado en Nature Neuroscience, “el hecho de que el dolor se transmita a una velocidad mucho mayor en humanos en comparación con los ratones probablemente refleje el tamaño corporal”.
Células táctiles: una nueva mirada sobre el sentido del tacto
El reciente estudio aporta un hallazgo revolucionario que muestra que las células táctiles humanas poseen una capacidad de respuesta más amplia de lo que se pensaba. Antes se asumía que cada una respondía solo a un tipo de estímulo, como el dolor, el tacto o la temperatura; pero los investigadores identificaron un tipo específico de célula nerviosa que también reacciona al calor y el compuesto que otorga al chile su característica sensación de picor, un comportamiento que contradice la idea tradicional de que su función era altamente específica.
Este descubrimiento fue posible gracias al uso de técnicas avanzadas de secuenciación de RNA y microneurografía, las cuales permitieron registrar la actividad de células nerviosas individuales durante diversos estímulos. Con esta información, observaron que un mismo tipo de célula respondía tanto al tacto como al calor y a compuestos químicos. “Es un gran avance ver qué tipo de proteínas expresan estas células nerviosas y a qué estímulos pueden responder, y ahora podemos vincularlo”, destacó Olausson.
Los investigadores observaron que estas células también respondían al enfriamiento, a pesar de no producir la proteína TRPM8, única conocida hasta ahora para la percepción del frío. Esto sugiere la existencia de mecanismos alternativos para la detección de temperaturas, todavía sin identificar. “Hay una percepción común de que las células nerviosas son muy específicas... Pero vemos que es mucho más complicado que eso”, destacó Saad Nagi, investigador de la Linköping University, en el comunicado. Al tiempo que resaltó la necesidad de más investigaciones para desentrañar los secretos de la somatosensación.
La somatosensación abarca el conjunto de procesos que permiten al cuerpo percibir sensaciones como el tacto, la temperatura, el dolor y la presión. Este sistema complejo integra señales nerviosas que se envían desde la piel y otros tejidos al cerebro para interpretar estímulos y responder de forma adecuada. Aunque mucho de lo que se sabe proviene de estudios en animales, persisten preguntas importantes sobre cómo estos procesos se manifiestan específicamente en humanos.
Es por eso que este estudio abre nuevas líneas de interrogación, sobre todo respecto a los mecanismos que aún no se comprenden, como es la existencia de vías alternativas de detección térmica que todavía se deben identificar. En ese sentido, Nagi comentó que los hallazgos resaltan “lo complicado que es el sistema sensorial y cómo las percepciones van más allá de lo que la ciencia había descrito”.
Es que los expertos especulan que estas células podrían formar parte de una vía sensorial que integre diferentes percepciones, aspectos que podrían tener importantes implicaciones en la investigación de tratamientos para el dolor crónico y trastornos relacionados con la percepción sensorial. Además, este descubrimiento amplía la comprensión de la neurociencia sensorial y propone que estas células podrían formar una vía integrada de percepción que combina sensaciones táctiles, térmicas y químicas.
Este avance y su importancia en la investigación del dolor
El descubrimiento de la diversidad y particularidad de las células nerviosas humanas tiene implicaciones profundas para la investigación del dolor y el desarrollo de tratamientos médicos. Esta identificación aporta una nueva perspectiva sobre cómo el sistema sensorial procesa y transmite estas señales, siendo que la comprensión más detallada de las células táctiles permite a los científicos diseñar estrategias que podrían dirigir tratamientos específicos y adaptados a las necesidades individuales de los pacientes.
Las diferencias moleculares y de respuesta entre los tipos de células nerviosas pueden explicar por qué algunos pacientes responden mejor a ciertos tratamientos que otros. En ese tono, Olausson resaltó la importancia de vincular las características moleculares de las células nerviosas con sus funciones para avanzar en la comprensión del dolor y su tratamiento: “Es un gran avance ver qué tipo de proteínas expresan estas células y cómo podemos usarlas para mejorar los tratamientos”.
Asimismo, el experto destacó que este nuevo conocimiento también subraya la necesidad de centrarse en estudios humanos para obtener datos más precisos que reflejen la realidad de la fisiología humana, en lugar de depender únicamente de modelos animales, ya que estas diferencias ponen de manifiesto las limitaciones de extrapolar resultados. Además, destacó que esto refuerza la importancia de las investigaciones que usan técnicas como la microneurografía para registrar la actividad de células individuales en humanos y traducir esos datos en aplicaciones terapéuticas.
Los hallazgos del estudio evidencian que ciertos tipos de células nerviosas en humanos, como las que transmiten el dolor de forma rápida, poseen características únicas; las cuales pueden estar vinculadas con el tamaño corporal y a la necesidad de señales más rápidas en organismos de mayor tamaño. Los estudios en humanos, que usan tecnologías avanzadas como la microneurografía y la secuenciación profunda de RNA, permiten observar con detalle las respuestas y características de las células nerviosas de forma directa.
Es por este motivo que Nagi destacó: “Hemos visto que la percepción sensorial en humanos es mucho más compleja de lo que los estudios en animales sugieren”. Por lo cual, la identificación de diferencias moleculares y funcionales en las células nerviosas de humanos podría abrir las puertas a nuevas terapias que se adaptan mejor a las particularidades de la fisiología humana, optimizando la eficacia y reduciendo posibles fallos en la traslación de tratamientos.