El mundo se prepara para la próxima pandemia: más de 100 países debatiran el acceso a los recursos de salud

El mes próximo, la OMS liderará las negociaciones por el Acuerdo Pandémico, impulsado tras las desigualdades evidenciadas por la COVID-19 para la distribución de vacunas y elementos médicos. Por qué está en riesgo que pueda alcanzarse un pacto equitativo, según un experto consultado por Infobae

El Acuerdo Pandémico se gestó tras la COVID-19 para asegurar justicia en el acceso a recursos sanitarios (iStock)

Debatirán en Ginebra cómo enfrentar futuras pandemias

  • Más de 100 países discutirán el Acuerdo Pandémico del 4 al 15 de noviembre.
  • El pacto busca una distribución equitativa de vacunas y recursos en crisis.
  • Preocupa la falta de compromisos concretos en tecnología y financiación.

Lo esencial: Ginebra será el escenario de una importante negociación liderada por la OMS, donde se discutirá el Acuerdo Pandémico, que intenta corregir las desigualdades evidenciadas por la COVID-19. El objetivo es asegurar que los países menos desarrollados no queden rezagados en la distribución de insumos críticos en futuras crisis. Sin embargo, expertos señalan que los compromisos en transferencia tecnológica y financiación voluntaria carecen de mecanismos vinculantes, lo que podría perpetuar la inequidad actual.

En Ginebra, se acordará el futuro de la equidad en salud global en respuesta a futuras emergencias (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por qué importa: definir un acuerdo inclusivo es crucial para evitar que las regiones vulnerables queden marginadas durante emergencias sanitarias.

  • La falta de compromisos financieros vinculantes limita el acceso equitativo a recursos.
  • Los términos en transferencia tecnológica favorecen a los países desarrollados.
  • La gobernanza global de la salud se pondrá a prueba en estas negociaciones.
  • América Latina llegará menos preparado para el debate que África, que negociará en conjunto, ya que sus países lo harán por separado. En el caso de Argentina el actual gobierno retiró la representación ante el Acuerdo.
La transferencia tecnológica es esencial para evitar desigualdades, pero necesita mecanismos vinculantes

La ciudad de Ginebra, en Suiza, se convertirá en el escenario del debate sobre la manera en que el mundo se prepara para la próxima pandemia. Del 4 al 15 de noviembre de 2024, el Órgano de Negociación Intergubernamental (INB, por sus siglas en inglés), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que integran más de 100 países, se enfrentará a su última oportunidad para forjar un pacto capaz de transformar la respuesta internacional a las crisis sanitarias que vengan en el futuro.

El llamado Acuerdo Pandémico, gestado cuando la humanidad estaba saliendo de la pandemia de COVID-19, busca subsanar las brechas que dejaron a tantas naciones en desventaja y promete un horizonte de equidad y cooperación. En esta crucial 12.ª ronda de negociaciones, se decidirá si se prioriza la salud global o si se perpetúa un modelo que ha demostrado sus fallas de manera trágica con miles de muertos.

El médico Jorge Saavedra, especialista en salud pública y actualmente Director ejecutivo del Instituto de Salud Pública Global de AHF, la organización mundial más grande en la respuesta al VIH y sida y actor en el crucial debate, dijo a Infobae que en el encuentro de Ginebra “se decidirá entre hacer bien las cosas y priorizar la vida de millones o bien perpetuar un modelo sanitario que hace eternamente dependientes a las naciones más pobres ante las crisis sanitarias, lo que significa —como la COVID-19 nos lo enseñó— la muerte innecesaria de centenas de miles de personas que hoy podrían estar con sus familias”.

Sin normas obligatorias, los países pobres seguirían relegados en la distribución de vacunas y tratamientos ((Seth Pincus, Elizabeth Fischer, Austin Athman/Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas/NIH via AP, Archivo)

El Tratado Internacional sobre la Prevención, Preparación y Respuesta ante Pandemias, más conocido como Acuerdo Pandémico, surgió como respuesta a las lecciones aprendidas durante la crisis por la COVID-19, que dejó en evidencia las profundas desigualdades en la distribución de recursos médicos. Mientras que los países desarrollados aseguraron rápidamente el acceso a vacunas y tratamientos, muchas naciones de ingresos bajos y medios quedaron rezagadas y se enfrentaron a demoras prolongadas para recibir suministros. El objetivo del acuerdo es establecer un marco que garantice una distribución más equitativa de los insumos sanitarios en el futuro, de manera que las regiones más vulnerables no queden al margen de la respuesta global ante emergencias.

Uno de los puntos más delicados del acuerdo es el referido a la investigación y desarrollo (I+D). Aunque el tratado hasta aquí menciona la “ciencia abierta” y la “investigación colaborativa”, el lenguaje utilizado en el Artículo 9 carece de compromisos concretos que aseguren que los beneficios de la I+D sean compartidos equitativamente.

La redacción actual incluye términos ambiguos como “según corresponda,” lo que deja abierta la posibilidad de que los países más desarrollados continúen acaparando los resultados de investigaciones financiadas con fondos públicos, sin compartirlos con las naciones en desarrollo.

Ginebra será el escenario de una importante negociación liderada por la OMS, donde se discutirá el Acuerdo Pandémico, que intenta corregir las desigualdades evidenciadas por la COVID-19 (Anja Niedringhaus, Archivo)

El doctor Saavedra, un destacado experto mexicano en salud pública enfocada en la economía de la salud de la Escuela de Salud Pública de Harvard, consideró clave el Artículo 9 del acuerdo referido a I+D y aseguró que las partes deberían acordar que “se establezcan políticas nacionales y/o regionales que incluyan condiciones y transparencia a la investigación financiada con recursos públicos realizada por entidades privadas o asociaciones público-privadas. Esto podría servir como un componente esencial para aprovechar los esfuerzos público-privados para promover un acceso más equitativo a medicamentos, vacunas y tecnologías que salvan vidas, tanto en tiempos de paz como durante las emergencias sanitarias mundiales”.

En este punto, el especialista no se limitó a la mera teoría y puntualizó algo que se vio de manera patética durante la crisis del coronavirus: “Por ejemplo, existen vacunas que han sido desarrolladas por compañías privadas o universidades, para lo cual usaron financiamiento público, pero una vez desarrollado el producto, la patentan y la venden a precios inaccesibles para países menos desarrollados”.

Los expertos insisten en que los países desarrollados deben compartir tecnología para combatir las crisis globales (Europa Press)

Producción local: clave para la autosuficiencia en insumos sanitarios

La diversificación de la producción de vacunas y otros insumos médicos es una de las estrategias propuestas por las naciones menos favorecidas para mejorar el acceso equitativo a nivel global. El Artículo 10 del acuerdo plantea la creación de centros de fabricación en todas las regiones del mundo para evitar la dependencia de un pequeño grupo de países productores, como ocurrió con la vacuna contra la COVID-19, que inicialmente solo se producía en Estados Unidos, Alemania y Bélgica, todos países desarrollados.

Sin embargo, para que esta propuesta se haga realidad, los expertos que luchan por un acuerdo más igualitario insisten en que será necesario establecer mecanismos que obliguen a los países que poseen la tecnología a compartirla con otras naciones, garantizando así la operatividad de las fábricas en regiones de las naciones menos favorecidas.

Uno de los mayores obstáculos para la efectividad del Acuerdo Pandémico es la falta de compromisos financieros vinculantes en su Artículo 20. Aunque se mencionan contribuciones voluntarias para apoyar a los países en desarrollo en su preparación y respuesta a pandemias, la ausencia de obligaciones concretas pone en riesgo la capacidad de muchas naciones para acceder a los recursos necesarios en situaciones de emergencia.

El Artículo 9 del acuerdo es clave para asegurar que los beneficios de la I+D sean compartidos equitativamente (EFE/EPA/NARENDRA SHRESTHA)

En cuanto a la transferencia de tecnología para la producción de vacunas y fármacos “se está tratando de introducir un nuevo lenguaje que define esa transferencia como voluntaria en términos mutuamente acordados” entre los países y las compañías farmacéuticas privadas, explicó.

“En el caso de los países de la Unión Europea, o Estados Unidos, ante una emergencia sanitaria, sus propias leyes les permiten usar esa tecnología de una empresa privada de una manera obligatoria, independientemente de si la compañía privada lo quiere o no lo quiere. En otras palabras, los países ricos sí pueden obligar a una compañía privada a transferirles la tecnología para dar respuesta a una emergencia sanitaria, pero los países de menores ingresos, que no tienen esa tecnología, deberán depender de que las compañías privadas de que voluntariamente acepten transferirles la tecnología. Eso para nosotros también significa inequidad”.

La experiencia de la COVID-19 demostró que las donaciones voluntarias no son suficientes para cubrir las carencias de recursos en los países con menos ingresos, por lo que es crucial que el acuerdo incluya un fondo global de preparación para pandemias con financiamiento sostenido y proporcional al PIB de cada país.

Además, en el próximo debate estará sobre la mesa el Sistema de Acceso a Patógenos y Reparto de Beneficios (PABS), contemplado en el Artículo 12, que busca garantizar que los países que compartan muestras de patógenos y datos genéticos reciban beneficios justos.

Las discusiones de Ginebra podrían cambiar la manera en que el mundo enfrenta emergencias sanitarias (iStock)

El doctor Saavedra explicó en este punto que “hasta el momento los países desarrollados solo ofrecen compartir hasta un 20% de la producción de productos contra pandemias (ofrecen hasta 10% donado y hasta 10% a precios no lucrativos), esto aplicaría para nuevas vacunas o nuevos tratamientos, o equipo de salud de tecnología innovadora. A cambio piden el 100% de acceso a la información genómica de nuevos patógenos (virus, bacterias, hongos, parásitos) que se identifiquen en países menos desarrollados. Es decir ofrecen el 20% a cambio del 100%”, resumió.

En ese sentido, puso en blanco sobre negro la lejanía que existe entre un acuerdo balanceado y el punto en que se encuntran las negociaciones, al señalar que “el 80% de la población mundial vive en países en vías de desarrollo y solo el 20% en países más desarrollados, con lo cual se demuestra una inequidad en el acuerdo: 20% para países pobres y 80% para los países más ricos, eso no es algo equitativo. En AHF consideramos que 50-50 sería una traducción aceptable de equidad” para asegurar que las naciones más vulnerables tengan acceso inmediato a productos vitales durante una crisis.

La falta de mecanismos efectivos para asegurar el cumplimiento de los compromisos es otro de los grandes desafíos del acuerdo. El texto actual no establece sanciones para los países que no cumplan con sus obligaciones, y se limita a mencionar autoinformes voluntarios para monitorear el progreso.

A diferencia de África, actualmente Latinoamérica no cuenta con un centro regional para la prevención y control de enfermedades (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cómo se prepara América Latina para las negociaciones

Cuando Infobae le consultó a Saavedra qué países de la región pueden quedar mejor y peor posicionados ante una crisis sanitaria futura si el acuerdo que se firme es inequitativo, fue contundente: “Los que resultarían más afectados serían Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. Los casos de Venezuela y Cuba, con o sin acuerdo pandémico, ya son los más afectados en materia de ayuda internacional para el combate de enfermedades transmisibles o emergencias sanitarias, así que un acuerdo global en este tema, no parece que haría diferencia alguna para ellos”.

En cambio, destacó, “Brasil, Argentina, México y en alguna medida Colombia, tienen infraestructura y mercados internos suficientemente grandes para producir sus propias vacunas, medicamentos e incluso equipo de tecnología médica de punta; aquí el problema sería si se les transfiere o no, la nueva tecnología que requieren”.

En una situación diferencial ubicó a “Chile, Uruguay, Panamá y Costa Rica que tienen menor población y mayores recursos económicos para acceder a los mercados internacionales para cubrir sus necesidades en caso de emergencia sanitaria, sin que necesariamente tengan que depender de la ayuda internacional”.

Saavedra destaca la importancia de establecer compromisos sólidos y mecanismos eficaces de colaboración internacional (Laboratorio Pablo Cassará)

Para el caso específico argentino, Saavedra remarcó que “en la última ronda de negociaciones del acuerdo pandémico, Argentina no se presentó. Creemos que ya abandonó completamente su participación en las negociaciones”. El directivo de AHF calificó de “muy lamentable” esa decisión del gobierno de Javier Milei “porque anteriormente la misión diplomática de Argentina en Ginebra era muy activa en coordinar grupos de trabajo para avanzar en el lenguaje del Acuerdo Pandémico, y parece ser que han recibido instrucciones de ya no participar”.

En el futuro, para los países como Argentina, Brasil, México y Colombia será clave el “financiamiento internacional que los incentive” a producir insumos sanitarios suficientes para toda la región latinoamericana, ya que cuentan con los medios y el know how para llevarlo adelante.

Finalmente, al referirse a su visión sobre cómo encarará latinoamérica las negociaciones en Ginebra, admitió que se prepara de manera menos eficaz que África.

vacunación, vacuna, vacunarse, dosis, salud, riesgos, prevención de enfermedades - (Imagen Ilustrativa Infobae)

“A diferencia de África, actualmente Latinoamérica no cuenta con un centro regional para la prevención y control de enfermedades, eso provoca que cada país por separado combata infecciones transmisibles de manera individual”, aclaró. “Latinoamérica debiera negociar como grupo en este acuerdo, tal como lo hace África”, dijo, pero “lamentablemente la mayoría de los países latinoamericanos, a pesar de tener problemas comunes o muy parecidos, a diferencia de los países africanos, no llegan preparados como grupo a estas negociaciones en Ginebra”, cerró.

Las decisiones que se tomen en las negociaciones en Ginebra definirán el éxito del Acuerdo Pandémico y establecerán un precedente para la gobernanza de la salud global en las próximas décadas.