El síndrome del nido vacío afecta a los padres tras la partida de sus hijos
- Experimentan tristeza, ansiedad y sensación de pérdida.
- Puede impactar en la relación de pareja y ser amplificado por la jubilación o la menopausia.
- Los psicólogos recomiendan redefinir relaciones y buscar nuevos intereses personales.
Lo esencial: el síndrome del nido vacío es una reacción emocional común que experimentan los padres cuando sus hijos abandonan el hogar, ya sea para estudiar o independizarse. La licenciada en Psicología y Magister Alejandra Bruzzo, de Fundación Aiglé, afirmó que se manifiesta mediante tristeza, nostalgia y ansiedad. Aunque afecta tanto a madres como a padres, sus efectos varían según el vínculo de pareja y pueden verse intensificados por otros factores de la vida, como la jubilación y la menopausia. Los especialistas sugieren ver esta etapa como una oportunidad de crecimiento y redescubrir intereses personales.
Por qué importa: el síndrome del nido vacío representa una transición importante en la vida familiar y puede generar cambios en las relaciones con los padres:
- Ayuda a comprender el impacto emocional en la vida de los cuidadores.
- Ofrece claves para mejorar el bienestar emocional en una etapa de cambio.
- Requiere de estrategias y apoyo emocional para manejar la nueva dinámica familiar.
Una nueva etapa en la vida de la familia
Cuando los hijos crecen y dejan el hogar familiar para ir a la universidad o independizarse, muchos padres experimentan un cúmulo de emociones que pueden incluir tristeza, ansiedad y un profundo sentido de pérdida.
La licenciada Alejandra Bruzzo, de Fundación Aiglé, explicó a Infobae: “En nuestra cultura se concibe al síndrome del nido vacío a la partida de los hijos del hogar, ya sea para ir a la universidad, casarse o iniciar su vida adulta de otra manera. Es un término acuñado en 1970 cuando accidentalmente se observaron a mujeres con depresión, la cual coincidía con el período en que sus hijos se marcharon del hogar. Pero, un aspecto importante, es que no necesariamente es un fenómeno que atraviesan todas las familias”.
La experta afirmó que este síndrome no se limita solamente a las madres, sino que también puede afectar a los padres. “En caso de que la o el cuidador atraviese el síndrome del nido vacío, pueden darse una serie de sentimientos enmarañados que pueden impactar en su vida emocional”, señaló.
Rachel Glik, consejera profesional, expresó en su columna para CNBC Make It que este síndrome refleja una “reacción natural y orgánica” que los padres, especialmente aquellos con un fuerte vínculo emocional con sus hijos, sienten cuando el último de ellos se va de casa.
Este síndrome también puede verse intensificado por otros factores como la edad, la jubilación y la menopausia, que a veces coexisten en esta etapa.
Síntomas del síndrome del nido vacío
Los padres que experimentan el síndrome del nido vacío pueden sentir una mezcla de emociones. La licenciada Bruzzo describió algunos de los síntomas que pueden padecer:
- Sentimiento de pérdida, junto con nostalgia, tristeza y un profundo vacío, “añorando los tiempos pasados cuando en la casa había más personas, movimiento y bullicio”, dijo la psicóloga.
- Preocupación por los hijos: a medida que ellos comienzan sus propias vidas y toman decisiones como personas independientes, los padres suelen sentirse ansiosos por su bienestar.
- Cambios en la rutina, los padres ya no tienen que ocuparse de las necesidades de sus hijos ni de sus actividades.
- Anhelo, por volver a tenerlos en casa para recuperar la cercanía.
- Soledad, sensación de falta de compañía porque estaban acostumbrados a su constante presencia.
El impacto en la pareja
El síndrome del nido vacío no solo afecta a los padres de manera individual, sino que también puede tener un impacto significativo en la dinámica de pareja. Tras años de centrar gran parte de su vida en la crianza de los hijos, muchas parejas sienten que deben reconfigurar su relación en esta nueva etapa, lo que puede ser una oportunidad para redescubrir la relación.
Bruzzo explicó: “El síndrome del nido vacío puede verse fuertemente influenciado por la relación de pareja que se tenga, tanto antes como después de que los hijos se marchen de casa. Si la relación es sólida y el vínculo con la pareja es saludable, es probable que los síntomas del síndrome del nido vacío sean más ligeros. Debido a que la persona sigue teniendo otros roles importantes y placenteros en su vida, aparte del de madre o padre, como ser pareja, hermano o hermana, amiga, amigo, profesional, entre otros”.
Sin embargo, la experta destacó que el riesgo existe cuando una persona se ha identificado demasiado con el rol de cuidador, al punto de descuidar otras áreas de su vida, “por lo cual la partida de los hijos puede generar un vacío emocional más profundo. En este caso, la falta de otros vínculos o intereses puede intensificar el sentimiento de pérdida y aislamiento, ya que el propósito principal alrededor del cual giraba su vida (cuidar de los hijos) desaparece. La calidad de la relación de pareja puede marcar la diferencia en cómo se vive esta etapa de transición.
La jubilación y la menopausia
La licenciada Bruzzo señaló que la jubilación, la menopausia y el síndrome del nido vacío pueden coincidir, generando un impacto significativo en la identidad, el bienestar emocional y la estructura de la vida diaria.
Así, describió algunas conexiones importantes entre la jubilación y el nido vacío. “Tanto la jubilación como el nido vacío implican una pérdida de roles fundamentales: el rol de trabajador o profesional, y el de cuidador o padre/madre. Para muchas personas, estos roles dan estructura y propósito a la vida cotidiana. Cuando desaparecen simultáneamente, pueden llevar a una sensación de vacío o una crisis de identidad. Pero para muchas personas se les presenta la oportunidad de replantearse la vida y buscar nuevos significados. Algunos eligen dedicarse a actividades que antes no tenían tiempo de hacer. Esto puede ser una etapa de crecimiento y renovación”, detalló la experta.
Y agregó: “La jubilación y el nido vacío también pueden afectar la relación de pareja. El pasar más tiempo juntos puede revitalizar la relación o, si existen tensiones no resueltas, exacerbarlas”.
También destacó que la menopausia y el síndrome del nido vacío pueden coincidir en el tiempo y, “en algunos casos, se relacionan entre sí, amplificando el impacto emocional y psicológico en las mujeres que atraviesan ambas experiencias al mismo tiempo”, dijo Bruzzo y afirmó que a pesar de los desafíos, muchas mujeres ven esta etapa como una oportunidad para redefinir su vida. “Al atravesar la menopausia y el nido vacío, algunas mujeres aprovechan para reenfocarse en ellas mismas, explorar nuevos intereses, y buscar crecimiento personal o profesional”.
Consejos para afrontar el síndrome del nido vacío
Aunque los sentimientos de tristeza y pérdida son naturales, existen estrategias que pueden ayudar a los padres a adaptarse mejor a esta etapa de la vida.
1. Aceptar y reconocer las emociones: “Considerar que es una transición natural y es sumamente válido tener sentimientos de tristeza, vacío o nostalgia en lugar de reprimirlos”, expresó Bruzzo.
2. Redefinir la relación con los hijos: “Aprender a disfrutar de tener una nueva relación con ellos como adultos, sin invadir su espacio, ayuda a reforzar los lazos de una manera diferente”, señaló Bruzzo.
Glik afirmó: “No es el fin de la relación en absoluto. Al contrario, es una continuación de ella. Es importante mantener el vínculo. Aunque los hijos hayan cambiado de ubicación, el amor permanece. Además, la tecnología puede acortar distancias y mantener el contacto”.
3. Redescubrir intereses y pasatiempos: “El nido vacío ofrece tiempo libre que antes estaba destinado a los hijos. Se pueden retomar hobbies, aprender nuevas habilidades, o dedicarse a proyectos personales que se habían postergado. Dedicarse a uno mismo y fortalecer las amistades o hacer nuevas pueden ser las claves para no aislarse, al participar en grupos de interés, clubes o comunidades” recomendó Bruzzo.
4. Fomentar la relación de pareja: “Si se tiene pareja, este puede ser un buen momento para fortalecer la relación, reconectarse y disfrutar del tiempo juntos sin las responsabilidades de la crianza, realizando actividades compartidas, viajes o tiempo de calidad”.
5. Buscar apoyo emocional: “Hablar de los sentimientos con amigos, familiares o incluso con un terapeuta puede ayudar a procesar las emociones y obtener herramientas para lidiar con el cambio”, afirmó Bruzzo.
Finalmente, concluyó: “Aunque es un momento de cambio, es también una etapa de oportunidades. Ver este periodo como una fase de crecimiento personal y familiar puede ayudar a adoptar una perspectiva más optimista y resiliente”.