El último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) publicado por el Ministerio de Salud de la Nación alertó que en la semana epidemiológica 38, del 15 al 21 de septiembre, se registraron en el país 300 nuevos casos confirmados de COVID-19, además de una persona fallecida con diagnóstico de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2.
Según el documento, “entre las semanas epidemiológicas 1 y 37 de 2024, hubo un aumento gradual de detecciones de COVID-19″. Y si bien aclaran que los casos permanecen en valores bajos, advierten que a partir de la semana epidemiológica 29 (del 14 al 20 de julio) se registró un ascenso paulatino de las detecciones semanales de SARS-CoV-2.
Este lento pero sostenido aumento de casos en el país sucede al mismo tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró recientemente que a pesar del fin de la emergencia de salud pública por COVID-19, esta patología aún es una prioridad de salud pública global.
“Durante la SE38/2024, se registra 1 persona fallecida con diagnóstico de COVID-19″, destacaron en el documento
En ese sentido, el organismo recomendó la aplicación de una dosis de refuerzo para los grupos de riesgo, esto es: personas con múltiples comorbilidades, personas inmunosuprimidas mayores de 50 años.
Preocupan las bajas tasas de vacunación
Ángela Gentile, médica pediatra y presidenta de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), resaltó la gravedad del bajo índice de vacunación en Argentina para niños menores de un año. Y tras afirmar que “la situación es preocupante, no se está vacunando en forma oportuna a los niños”, advirtió que “los chicos se hospitalizan y los chicos pueden fallecer. No es una enfermedad leve para la pediatría”.
Es que los expertos en infectología pediátrica vienen alertando sobre el peligro que representa el COVID-19 para los más pequeños y el preocupante índice de vacunación en este grupo etario en el país.
Actualmente, el índice de vacunación contra el virus en esta población no supera el 5%, lo cual aumenta la preocupación entre los especialistas.
Según los datos del Ministerio de Salud de la Nación, este grupo etario tiene tasas de hospitalización comparables a las de los adultos mayores.
Es que mientras las cifras oficiales indican que en el grupo de seis meses a 49 años, solo 2,07% recibió una dosis en los últimos 12 meses; entre los mayores de 50 años -grupo en el que se encuentran las personas con más riesgo de enfermar gravemente y morir a causa de la enfermedad-, solo el 3,82% se aplicó un refuerzo en los últimos seis meses.
Esta baja vacunación se refleja en que las internaciones COVID-19 acumuladas en el último año superaron a la gripe en los mayores de 50 años y son un 70% mayor respecto a la influenza.
La vacuna argentina contra el COVID, premiada por su calidad y seguridad
A diferencia de otras épocas, en las que el faltante de vacunas era una preocupación, en la actualidad las dosis de vacunas disponibles para refuerzos son suficientes en los vacunatorios.
En este contexto, la vacuna argentina ARVAC-Cecilia Grierson obtuvo recientemente un premio de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi) por su calidad y seguridad después de que expertos internacionales evaluaran los resultados de los nuevos datos de inmunogenicidad del estudio de Fase III, presentados ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para obtener su aprobación.
La vacuna argentina protege contra las variantes dominantes del SARS-CoV-2 que circulan en la región e integra las llamadas vacunas de segunda generación o dosis de refuerzo destinadas a personas ya inmunizadas, debido a que su aprobación se dio en una etapa en la que la mayoría de las personas ya habían recibido una o dos dosis contra el COVID-19.
Es que la vacuna argentina, basada en la tradicional tecnología de proteína recombinante, demostró una muy amplia protección frente a las distintas variantes del SARS-COV-2, induciendo anticuerpos neutralizantes contra la variante JN1 de mayor circulación actual en Argentina.
Es que la ARVAC Cecilia Grierson fue desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín, el CONICET y el Laboratorio Cassará, e impulsada desde el primer momento por la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).
En ese sentido, Juliana Cassataro es una de las investigadoras principales detrás del desarrollo científico argentino, y en una nota previa con Infobae explicó que la plataforma de la vacuna ARVAC Cecilia Grierson es “estándar y muy conocida”, comparándola con las utilizadas en las vacunas contra la Hepatitis B y el HPV, que se aplican desde hace años, incluso a bebés recién nacidos, inmunosuprimidos y embarazadas.