MIÉRCOLES, 2 de octubre de 2024 (HealthDay News) -- A medida que el sureste de Estados Unidos comienza a recuperarse de la devastación de Helene, un estudio reciente sugiere que el impacto en la salud de las grandes tormentas puede persistir durante más de una década.
Hasta ahora, ya se ha confirmado la muerte de más de 120 personas en seis estados tras el paso de Helene, aunque ese número podría aumentar mucho más a medida que continúen los esfuerzos de rescate.
Ahora, un equipo de la Universidad de Stanford informa que el número de muertes a largo plazo podría ser de miles.
Incluso años después, "en un mes cualquiera, las personas mueren antes de lo que habrían muerto si la tormenta no hubiera golpeado a su comunidad", explicó el autor principal del estudio, Solomon Hsiang.
"Golpeará una gran tormenta, y hay todas estas cascadas de efectos en las que las ciudades se están reconstruyendo, los hogares son desplazados o las redes sociales se rompen. Estas cascadas tienen graves consecuencias para la salud pública", dijo Hsiang, profesor de ciencias sociales ambientales en la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford.
En general, los investigadores estiman que entre 7,000 y 11,000 muertes en exceso se pueden atribuir a las secuelas de años de una gran tormenta tropical o huracán.
Sumando el daño, las grandes tormentas han contribuido desde 1930 a la muerte de entre 3.6 millones y 5.2 millones de estadounidenses, reportó el equipo en la edición del 2 de octubre de la revista Nature.
Eso supera el número combinado de muertes por accidentes automovilísticos, enfermedades infecciosas o muertes en batallas en guerras durante el mismo periodo, anotó el equipo de Hsiang.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores analizaron los datos de 501 tormentas tropicales o huracanes que azotaron las costas del Atlántico y el Golfo entre 1930 y 2015. Compararon las tasas de mortalidad estatales para varias poblaciones durante períodos antes y después de estos desastres.
Un trabajo previo de Hsiang había encontrado que las grandes tormentas pueden frenar el crecimiento económico de un estado durante al menos 15 años.
"Cuando empezamos, pensamos que podríamos ver un efecto retardado de los ciclones tropicales en la mortalidad, tal vez durante seis meses o un año, similar a las olas de calor", dijo la autora principal del estudio, Rachel Young.
Sin embargo, "los resultados muestran que las muertes debidas a huracanes persisten a tasas mucho más altas, no solo durante meses, sino años después de que las aguas de las inundaciones retroceden y la atención pública continúa", dijo Young. Ahora es becaria postdoctoral en la Universidad de California, Berkeley, pero trabajó en el estudio mientras estudiaba una maestría en el laboratorio anterior de Hsiang allí.
¿A qué se debe el impacto a largo plazo? Es probable que las razones sean múltiples, pero los autores señalan algunos escenarios probables.
Por ejemplo, las personas cuyas casas han sido gravemente dañadas por tormentas e inundaciones podrían agotar los recursos financieros para reparar los daños, dejando menos dinero para pagar la atención médica futura.
O las tormentas pueden hacer que las familias se dispersen, debilitando las redes sociales que brindan el apoyo que a menudo es crucial para mantener la salud.
Los gobiernos también pueden desviar recursos de la atención de la salud y destinarlos a los esfuerzos de recuperación.
Al profundizar en las cifras, el nuevo estudio estima que las presiones económicas y de otro tipo relacionadas con las tormentas podrían aumentar la tasa de mortalidad de bebés, niños y adultos jóvenes con el tiempo.
Creen que una cuarta parte de las muertes infantiles y el 15% de las muertes de estadounidenses menores de 45 años están relacionadas con las secuelas de tormentas tropicales y huracanes.
¿Por qué el impacto en los bebés y los niños?
"Se trata de bebés nacidos años después de un ciclón tropical, así que ni siquiera podrían haber experimentado el evento ellos mismos en el útero", dijo Young en un comunicado de prensa de la Stanford. "Esto apunta a una historia económica y de salud materna a largo plazo, en la que las madres podrían no tener tantos recursos, incluso años después de un desastre, como los que tendrían en un mundo en el que nunca experimentaron un ciclón tropical".
El número de muertes no se distribuye de la misma manera: los afroamericanos tienen el triple de probabilidades de morir en los meses y años posteriores a un huracán en comparación con sus pares blancos, encontró el estudio.
Las muertes relacionadas con las tormentas fueron más altas en áreas que aún no habían tenido una larga historia de tales desastres.
Probablemente eso se deba a que "nadie en el terreno sabía que debían adaptarse para esto, y nadie en la comunidad médica ha planeado una respuesta", dijo Young.
Dijo que esa es una lección para el futuro, dados los efectos del cambio climático.
"Con el cambio climático, esperamos que los ciclones tropicales se vuelvan potencialmente más peligrosos, más dañinos, y van a cambiar a quién golpean", dijo Young.
¿Hay algo que puedan hacer las personas que viven en áreas propensas a tormentas?
Según Young, "algunas soluciones podrían ser tan sencillas como comunicar a las familias y a los gobiernos que, unos años después de asignar dinero para la recuperación, tal vez quieran pensar en ahorros adicionales para los gastos relacionados con la atención médica, en particular para los ancianos, las comunidades de color y las madres o las mujeres embarazadas".
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Obten más información sobre la recuperación de tormentas en FEMA.
FUENTE: Universidad de Stanford, comunicado de prensa, 2 de octubre de 2024