Cómo funciona el anticuerpo que podría brindar protección contra las variantes del COVID-19

Un equipo científico en Texas ha identificado una solución inmunológica capaz de frenar diversas mutaciones del SARS-CoV-2 y otros virus similares. Qué es la inmunidad híbrida y por qué podría cambiar la vacunación ante futuras pandemias

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El anticuerpo SC27 mostró una
El anticuerpo SC27 mostró una afinidad intrínseca muy superior a otros anticuerpos conocidos, lo que lo convierte en una de las promesas más importantes en el desarrollo de nuevas terapias contra el COVID-19 (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hasta la última actualización realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en septiembre de 2024, se reportaron más de 771 millones de casos confirmados de COVID-19 en todo el mundo. Este dato, que se actualiza de forma continua, deja en claro que el SARS-CoV-2 aún está presente en todo el globo y que también puede ser protagonista de nuevos brotes.

En ese sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin descubrió un anticuerpo capaz de neutralizar todas las variantes conocidas de SARS-CoV-2 y otros coronavirus relacionados que infectan animales. Un hallazgo, que se realizó como parte de un estudio sobre la inmunidad híbrida al virus, además abrió la posibilidad de fabricar esta proteína a gran escala para futuros tratamientos, según informó Cell Reports Medicine.

El anticuerpo, denominado SC27, fue aislado de un único paciente utilizando tecnología desarrollada a lo largo de varios años de investigación sobre la respuesta de anticuerpos. Jason Lavinder, profesor asistente en la Escuela de Ingeniería Cockrell, afirmó en un comunicado de prensa, que “el descubrimiento de SC27 y otros anticuerpos similares en el futuro permitirá proteger mejor a la población contra las variantes actuales y futuras de COVID-19”.

El anticuerpo SC27 no solo
El anticuerpo SC27 no solo mostró su capacidad para neutralizar el SARS-CoV-2, sino también otros sarbecovirus zoonóticos, lo que podría ser clave en la prevención de futuras pandemias (Imagen ilustrativa Infobae)

Durante los más de cuatro años desde que se identificó el COVID-19, el virus evolucionó rápidamente. Cada nueva variante presentó características diferentes, muchas de las cuales las hicieron más resistentes a vacunas y otros tratamientos. Los anticuerpos protectores se unen a una parte del virus conocida como proteína espiga, que sirve como punto de anclaje para que el virus se adhiera e infecte las células del cuerpo. Al realizar esta acción, se impide la interacción y, por tanto, la infección.

El anticuerpo SC27 reconoció las diferentes características de las proteínas espiga en las muchas variantes de COVID-19. Los investigadores de UT, quienes fueron los primeros en decodificar la estructura de la proteína espiga original y allanaron el camino para vacunas y otros tratamientos, verificaron las capacidades de este anticuerpo.

Asimismo, la tecnología empleada para aislar al SC27, denominada Ig-Seq, proporcionó a los investigadores una visión más detallada de la respuesta de anticuerpos a la infección y vacunación, ya que usa una combinación de secuenciación de ADN de una sola célula y proteómica.

Los resultados de este estudio
Los resultados de este estudio abren la posibilidad de desarrollar tratamientos que no solo combatan el COVID-19, sino también otros coronavirus relacionados, protegiendo a la humanidad de futuras pandemias (Imagen Ilustrativa Infobae)

Will Voss, coautor del estudio y recién graduado con un doctorado en biología celular y molecular en la Facultad de Ciencias Naturales de UT, mencionó que “uno de los objetivos de esta investigación y de la vacunología en general es avanzar hacia una vacuna universal que pueda generar anticuerpos y crear una respuesta inmune con una amplia protección contra un virus de rápida mutación.”

Además del descubrimiento del anticuerpo SC27, la investigación encontró que la inmunidad híbrida, una combinación de infección y vacunación, ofreció una protección basada en anticuerpos más robusta contra futuras exposiciones en comparación con la infección o la vacunación por separado. Este trabajo se realizó en medio de otro aumento de casos de COVID-19 durante el verano, lo que demostró que, aunque lo peor de la pandemia pudo haber pasado, todavía existió la necesidad de soluciones innovadoras para ayudar a las personas a evitar y tratar el virus.

El estudio también destacó que la inmunidad híbrida (una combinación de la inmunidad natural y la inducida por la vacuna) podría aprovechar un epítopo (la parte del virus reconocida por el sistema inmune) de neutralización amplio y potente, el cual se mantiene conservado en los coronavirus relacionados con SARS.

La inmunidad híbrida, una combinación
La inmunidad híbrida, una combinación de infección y vacunación, resultó ser más efectiva en la protección a largo plazo contra el SARS-CoV-2 y otras variantes del coronavirus (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un ejemplo es el anticuerpo monoclonal SC27, que mostró una afinidad intrínseca de su fragmento de unión a antígeno (Fab), parte del anticuerpo que se adhiere al virus, que superó los valores reportados de otros anticuerpos humanos conocidos, rivalizando en amplitud y potencia con los anticuerpos aprobados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU).

Asimismo, el SC27 neutralizó potentes variantes de SARS-CoV-2 y muchos sarbecovirus zoonóticos (coronavirus transmitidos desde animales), lo que demostró su capacidad para reconocer epítopos de neutralización conservados en una amplia gama de coronavirus. Además, esta proteína demostró una neutralización potente y protección en ensayos in vivo contra las variantes actuales de este patógeno en modelos animales (ratones).

El estudio también abordó cómo la exposición inicial al virus o la vacunación determinó la respuesta inmune subsecuente. Dentro del grupo de convalecientes por infección-vacunación, una parte significativa de la abundancia de IgG plasmática posterior a la vacunación, que osciló entre el 64% y el 75%, fue fijada por la infección primaria. De manera similar, dentro del grupo de vacunación-infección, una proporción comparable de la abundancia de IgG plasmática posterior a la infección por BT, que osciló entre el 59% y el 70%, fue determinada por la vacuna.

El anticuerpo SC27 fue capaz
El anticuerpo SC27 fue capaz de reconocer y neutralizar variantes del SARS-CoV-2 en ratones, lo que representa un gran avance en la investigación de nuevas terapias y vacunas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es decir que, si una persona primero se infecta y luego se vacuna, la mayoría de los anticuerpos que se producen después de la vacunación provienen de la infección inicial, entre el 64% y el 75%. De manera similar, si alguien se vacuna primero y luego se infecta, entre el 59% y el 70% de los anticuerpos que se generan después de la infección son el resultado de la respuesta inmune provocada por la vacuna. Esto muestra que la primera exposición, ya sea por infección o vacunación, determina en gran parte la respuesta inmune posterior.

Estos datos ilustraron cómo la llamada “huella inmunológica” dejada por la exposición inicial al virus o la vacuna con S ancestral dictó la respuesta inmune subsecuente. Este fenómeno conocido como “impresión inmunológica” fue considerado fundamental para establecer y perpetuar una orientación persistente de anticuerpos dentro de la memoria inmunológica humoral.

Dicho de otro modo, los datos revelaron que la primera exposición al virus o a la vacuna original condiciona la respuesta inmune futura, un fenómeno conocido como “impresión inmunológica”. Asimismo, los autores propusieron que las futuras vacunas deberían enfocarse en anticuerpos como el SC27 para proteger contra diversas variantes del SARS-CoV-2 y otros coronavirus, evitando actualizaciones constantes.

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