*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
La tartamudez es un trastorno de la fluidez verbal, por eso actualmente se la denomina “disfluencia”. La fluidez es la característica de la producción del habla referente a la continuidad, suavidad, velocidad y esfuerzo; esta función nos permite pasar ágil, suave y fácilmente de un sonido a otro. Un trastorno de esta característica se puede manifestar mediante repeticiones, bloqueos o prolongaciones de fonemas (sonidos del habla), sílabas o palabras.
“A menudo no se puede precisar con exactitud el origen de la tartamudez, ya que en la mayoría de los casos hay múltiples causas que pueden actuar como predisponentes, determinantes, desencadenantes o agravantes. Estas causas, a su vez, están tan interrelacionadas que es difícil analizarlas con precisión”, afirmó la licenciada Carolina Fernández, integrante del Departamento de Fonoaudiología para Adultos de INECO.
Hay diversas explicaciones sobre su origen, entre ellas se encuentran teorías psicológicas, ambientales y neurológicas. Una de las más actuales plantea que las personas con disfluencia poseen un déficit motor del habla, debido a la ausencia de dominancia hemisférica cerebral dominante para el lenguaje.
Yeudall y Boberg (1983) sostienen que la activación balanceada entre ambos hemisferios durante la expresión del lenguaje favorece, en la gran mayoría de los casos, al hemisferio cerebral izquierdo en las personas que hablan de forma fluida, y al hemisferio cerebral derecho en las personas que tartamudean.
En este último caso, la fluidez del habla se interrumpe, ya que el hemisferio derecho gana inapropiadamente el control motor del sistema neural del lenguaje en el momento previo al comienzo de la conversación o durante la misma. Otros autores, como el doctor Conture, plantean que la tartamudez estaría más relacionada con el proceso de planeamiento de la producción lingüística y no solo a su ejecución.
En línea con ello, la especialista de INECO mencionó: “El tratamiento fonoaudiológico ayuda a la persona con disfluencia a aprender estrategias y técnicas para hablar de forma más fluida y mejorar su interacción con otros. Los objetivos estarán enfocados en modificar su patrón de tartamudez, aprender nuevas conductas que le resulten más efectivas para la comunicación y reemplazar las usadas hasta ahora. El fonoaudiólogo acompañará a la persona a ejercer un control voluntario sobre la forma de hablar en lugar de que esta lo controle a él”.
Cinco recomendaciones esenciales
A continuación, se describen una serie de recomendaciones generales y ejercicios que pueden ayudar a mejorar la fluidez, velocidad y coordinación fonoarticulatoria:
Acerca de los posibles tratamientos, la licenciada Fernández agregó: “El profesional enseñará técnicas específicas que se establecerán en función de la subjetividad de cada persona, ya que podrían funcionar o no, dependiendo de cada individuo. La persona con disfluencia deberá ejecutar lo aprendido en situaciones reales que, en primera instancia, serán sencillas y otras que le resulten más desafiantes, como por ejemplo, hablar por teléfono”.
“Aclaramos que en los infantes, el tratamiento fonoaudiológico será distinto, ya que se trabajará de forma indirecta con foco en la comunicación de los padres con el niño. No hay que olvidar que este trastorno del habla repercute en lo emocional, por lo que se sugiere realizar conjuntamente un acompañamiento psicológico”, agregó la experta. Al tiempo que sugirió realizar ejercicios que ayuden a mejorar la fluidez, velocidad y coordinación fonoarticulatoria.
Algunos ejemplos: intente leer en voz alta estos conocidos trabalenguas y desafíe a familiares y amigos a decirlos sin errores:
- Tres tristes tigres comen trigo en un trigal.
- Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?
- R con R guitarra, R con R barril... ¡Mira qué rápido ruedan las ruedas del ferrocarril!
- Parra tenía una perra y Guerra tenía una porra, pero la perra de Parra rompió la porra de Guerra. Oiga usted, señor Guerra, ¿por qué ha pegado con la porra a la perra de Parra? Porque si la perra de Parra no hubiera roto la porra de Guerra, Guerra no hubiera pegado con la porra a la perra de Parra.