Desde paternal hasta por las mascotas, dónde vive el amor en el cerebro

En el estudio utilizaron resonancias magnéticas para identificar esta dinámica en distintos tipos de situaciones. Por qué no solo la distancia emocional, sino también la naturaleza del objeto amado influye en la actividad cerebral

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El amor parental genera la actividad cerebral más intensa, ya que se extiende a varias áreas del cerebro según un estudio de la Universidad de Aalto en Finlandia
El amor parental genera la actividad cerebral más intensa, ya que se extiende a varias áreas del cerebro según un estudio de la Universidad de Aalto en Finlandia

(Dennis Thompson - HealthDay News) - Los investigadores ahora tienen una mejor idea de dónde reside el amor en el cerebro humano, y qué tipos de amor son los más poderosos. Las resonancias magnéticas muestran que el amor reside principalmente en áreas del cerebro asociadas con el procesamiento de las señales sociales, reportaron los investigadores en la edición del 26 de agosto de la revista Cerebral Cortex.

El amor por los hijos generó la actividad cerebral más intensa, tan intensa que en realidad se extendió a otras partes del cerebro, encontraron los investigadores. ”En el amor parental, había una activación profunda en el sistema de recompensa del cerebro, en el área estriada, mientras se imaginaba el amor, y esto no se observó en ningún otro tipo de amor”, dijo la investigadora Parttyli Rinne, de la Universidad de Aalto, en Finlandia.

El amor romántico también generó mucha actividad cerebral, pero esa actividad se limitó a las regiones sociales del cerebro, encontraron los investigadores. El amor a la naturaleza y a los animales activó el sistema de recompensa y las áreas visuales del cerebro, pero no las regiones sociales involucradas en el amor a otros humanos. ”Ahora ofrecemos una imagen más completa de la actividad cerebral asociada con distintos tipos de amor que las investigaciones anteriores”, dijo Rinne en un comunicado de prensa de la universidad.

El amor a la naturaleza y a los animales activa tanto el sistema de recompensa como las áreas visuales del cerebro, sin embargo no involucra las regiones sociales que se activan con el amor entre humanos (Getty)
El amor a la naturaleza y a los animales activa tanto el sistema de recompensa como las áreas visuales del cerebro, sin embargo no involucra las regiones sociales que se activan con el amor entre humanos (Getty)

Para el estudio, los investigadores pidieron a 55 padres involucrados en relaciones amorosas que reflexionaran sobre historias breves relacionadas con seis tipos diferentes de amor. ”Ves a tu hijo recién nacido por primera vez. El bebé es suave, saludable y sano, la mayor maravilla de su vida. Sientes amor por el pequeño”, se leía en una historia. ”Estás en casa recostado en el sofá y tu gato se acerca a ti. El gato se acurruca a tu lado y ronronea somnoliento. Amas a tu mascota”, se leía en otro.

Las respuestas a estas historias se compararon con las respuestas a historias neutrales en las que sucedía muy poco, como mirar por la ventana de un autobús o cepillarse los dientes distraídamente. Lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que las áreas del cerebro asociadas con el amor entre personas terminaron siendo muy similares. Las diferencias se relacionaron principalmente con la intensidad de la activación. Por ejemplo, el amor compasivo por extraños fue menos gratificante y provocó menos activación cerebral que el amor involucrado en las relaciones cercanas, dijeron los investigadores.

En general, las nociones abstractas de la naturaleza y los animales no tocaban las mismas fibras de amor, con una notable excepción. Los dueños de mascotas tuvieron las áreas sociales del cerebro que normalmente están reservadas para el afecto humano cuando se les pidió que consideraran a sus amigos peludos, según muestran los resultados.

Las resonancias magnéticas utilizadas en el estudio permitieron observar cómo diferentes tipos de amor generan patrones de activación cerebral específicos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las resonancias magnéticas utilizadas en el estudio permitieron observar cómo diferentes tipos de amor generan patrones de activación cerebral específicos (Imagen Ilustrativa Infobae)

"Al observar el amor por las mascotas y la actividad cerebral asociada con él, las áreas del cerebro asociadas con la sociabilidad revelan estadísticamente si la persona es o no dueña de una mascota", dijo Rinne. "Cuando se trata de los dueños de mascotas, estas áreas están más activas que con los no dueños de mascotas".

Más información. La Sociedad de Neurociencia tiene más información sobre la anatomía de las emociones.

FUENTE: Universidad Aalto, comunicado de prensa, 26 de agosto de 2024

* Dennis Thompson. HealthDay Reporters ©The New York Times 2024

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