“El médico de rehabilitación está siempre más cercano al fracaso, porque a quien nos vino a ver al hospital no le devolvemos lo que deseó recuperar. Nosotros, en muchos casos, no los hacemos caminar más y no vuelven a ser las mismas personas. Entonces: ¿cómo no vas a ser humilde si partís de la destrucción de tu ego médico?”.
Sentarse frente al doctor y fisiatra Norberto Gagliardi, exdirector del Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca (HRMR) y jefe médico del Comité Paralimpico Argentino (CoPAr), es un viaje, sin escalas, a diversas historias de vida. Pero no solo de los atletas que representarán a la Argentina en los Juegos Paralímpicos París 2024, sino también de cada uno de los que forman parte del equipo médico que acompañará a la delegación nacional. En un mano a mano con Infobae, contó cómo es su trabajo incansable en pos del deporte adaptado.
Lo cierto es que él, al igual que el resto de los profesionales de la salud que decidieron poner esta actividad deportiva como una forma de transitar su realidad, dejan una enseñanza en cada palabra. Una mirada única que podría resumirse en tres conceptos, tan simples como determinantes: pasión, compromiso y humildad.
No solo son médicos con diversas especialidades, sino que son profesionales de la salud que tienen como base un hospital público, el “Rocca”, y que desde allí le brindan a los atletas que visten la celeste y blanca una red de contención, tanto física como emocional. Sin embargo, su labor no termina allí, ya que en este mismo ámbito ellos impulsan al deporte adaptado entre sus pacientes. Les brindan la posibilidad de una nueva forma de vida, un modo de lograr su autonomía, de fomentar sus objetivos y de lograr que, a fin de cuentas, se cuelguen esas tan preciadas medallas.
Cómo empezó el rol de los médicos en los Juegos Paralímpicos
Este torneo de importancia mundial lucha desde sus orígenes por ser visto. Tanto los atletas como los integrantes de los equipos médicos buscan alcanzar la visibilidad que merecen. Con años de experiencia, Gagliardi destacó que el movimiento se inició con una sola persona. Un pionero del deporte adaptado en el país: el doctor Horacio Miyagi, también especialista en rehabilitación.
“Comienza con el doctor Miyagi, con él como único médico. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos en Beijing (China) estábamos trabajando los dos, era el año 2007. Con un número reducido de deportistas, viajaron con un solo médico y un kinesiólogo para toda la delegación. En ese encuentro eran aproximadamente 100 personas”, recordó Gagliardi, quien junto a la doctora Luciana Ghenau, médica y fisiatra de Planta del HRMR, que además es clasificadora nacional paralímpica especializada en natación, recibieron a Infobae en el Hospital Rocca, en CABA.
A partir de ese comienzo, el doctor relató la manera en la que evolucionó la visión y la importancia del acompañamiento médico. Ahora, ese camino se convirtió en un sendero por el cual transitan un gran número de expertos, siendo que estarán presentes en Francia, además de Gagliardi, el doctor German Gennuso (Jefe de Unidad del HRMR y parte del cuerpo médico del CoPAr), la doctora Ianina De Guevara (Médica de Planta del HRMR y parte del cuerpo médico del CoPAr), y la licenciada Cecilia Sánchez Correa (Lic de planta del HRMR, kinesióloga parte del cuerpo médico del CoPAr), además de un psicólgo deportivo. Es que el camino que emprendió en solitario Miyagi, hoy ya brinda sus frutos.
Sin embargo, existe un contraste con otro torneo, los Juegos Parapanamericanos, ya que las delegaciones suelen incorporar al doble de personas y, por ende, la necesidad de un acompañamiento médico se incrementa. En la última edición, asistió un equipo conformado por 14 profesionales. “Hemos logrado que primero exista la visualización de la importancia que tiene el equipo médico profesional, que son los médicos, los psicólogos, los kinesiólogos, en algún momento sumamos los nutricionistas, y que todos comprendan la función de la parte médica”, apuntó el fisiatra.
En ese sentido, quien lidera el cuerpo médico del Comité Paralimpico Argentino (CoPAr) recordó: “De Tokio 2020, por ejemplo, me bajé por otras situaciones internas y porque nos daban muchos menos cupos; pero buscamos ampliar ese número. Al poco tiempo me llaman y dicen: ‘Mirá, tenías razón’. Mi respuesta fue: ‘Bueno, pero no viajo’. Quería que viajara una médica con la cual quería cerrar otro compromiso, pero también un homenaje al médico que inició nuestra participación en el deporte adaptado, el doctor Miyagi”.
“Viajó una familiar de él, una sobrina, médica japonesa y argentina, que es neuróloga que trabaja en el hospital. Dije: ‘A él le hubiese gustado estar en Japón, entonces que vaya ella’”, recordó y destacó: “Es muy distinto a los Parapanamericanos, como pasó en Santiago, que son delegaciones más grandes, con muchos deportistas”.
Lo cierto es que la humildad, como Gagliardi lo dejó en claro en un primer momento y que se evidenció en el homenaje a su mentor, es esencial para esta labor y se pone en evidencia en las acciones de cada profesional, siendo que existen deportes para gran cantidad de patologías y condiciones, que van desde aquellas que les permiten usar solo una pequeña porción de su cuerpo a otras cuyos “limitantes” son menos evidentes.
“Es fundamental que el equipo profesional esté habituado a la diversidad y conozca tanto el deporte que van a realizar y los gestos técnicos, como las lesiones posibles y las complicaciones lógicas de cada patología. Tenemos desde chicos con trastornos como parálisi cerebral, como los que juegan a las bochas, que pueden ser cuádriléjicos y espásticos, hasta deportistas con lesiones medulares, y los médicos que llevamos son fisiatras y kinesiólogos, entre otros, que forman parte del equipo y trabajan en centros de rehabilitación o en áreas cercanas a esta discplina. Para nosotros, siempre fue fundamental que estén familiarizados con el mundo del deporte y de la rehabilitación”, afirmó el experto.
Y Ghenau completó: “Tienen una condición de salud de base que, aunque se mantenga estable, requiere un acompañamiento médico más estricto que el de los deportistas convencionales. Poco a poco, los equipos han incorporado la idea de llevar personal médico a los torneos, porque emergencias siempre pueden surgir.”
Los médicos, parte del equipo
Aunque su profesión se basa en la atención médica, la vocación los lleva a ser mucho más. No solamente entienden el estado físico de los deportistas, sino que comprenden también su “hambre” de competencia. En muchos momentos, estos atletas ven que los Paralímpicos o a los Parapanamericanos son un sueño casi inalcanzable. Pero, una vez que están ahí, no poder competir es simplemente es “imposible”. Debido a eso, quienes son parte del equipo médico buscan otorgarles todas las oportunidades posibles para que los atletas tengan las posibilidades de cumplir su mayor deseo: ganar una medalla.
“Comparto la ansiedad y necesidad del deportista de competir, porque después de prepararse durante cuatro años, su deseo es competir, y el mío, o el del equipo, es que pueda hacerlo. En ese momento, ¿qué tiene que definir uno? El riesgo que corre el deportista y el riesgo que asumimos. En mi visión, evalúo todas las posibilidades sabiendo el grado de lesión que podría causarle. Esto me ha sucedido, y me lo planteo personalmente”, indicó Gagliardi
Y los ejemplos sobran: “En los últimos Juegos, un judoca que nunca había competido a ese nivel sufrió una luxación de hombro durante el entrenamiento. Le redujimos el hombro, lo fijamos, y aunque no hay estudios que avalen competir después de una luxación, él insistió en hacerlo. Se le explicó el riesgo de que el hombro se volviera a luxar, pero decidió seguir adelante y compitió. En Santiago, un ciclista no vidente llegó con dolor en la clavícula. Tras una radiografía, descubrimos que tenía una fractura, pero quería competir. Fijamos el brazo, tratamos el dolor, y no solo compitió, sino que ganó una medalla. Estas experiencias muestran que la capacidad de manejar el dolor y la actitud competitiva son determinantes”.
Al igual que Gagliardi, a Ghenau le fue imposible elegir tan solo que represente la gratificación que, según confiesa, conlleva acompañar a estos atletas. Sin embargo, desde su lugar como clasificadora, poder posicionar a los competidores argentinos en las categorías que le corresponden ya es una gran fuente de recompensa. “Lograr que quede clasificado a favor nuestro y, eventualmente, que se convierta en una medalla paralímpica es una alegría para todo el equipo”, resaltó.
Además, su rol dentro del grupo es más que solamente médica: “Yo muchas veces he viajado sola con el equipo de natación y también asumí un rol de masajista o ‘psicóloga’, los he acompañado en las pruebas antidoping y curado desde infecciones hasta escaras (NdeR: lesiones en la piel y tejidos por presión prolongada que disminuye el flujo sanguíneo). Ese ‘servir un poco de todo’ también es lindo porque ellos recurren a uno ante la mínima cuestión que les genera duda, incertidumbre o alguna molestia”.
Así es como los profesionales de la salud que asisten no se encierran en su especialidad y tampoco a su rol estrictamente profesional, ya que se convierten en parte del equipo, con una cotidianeidad que les permite acompañarlos, no solo para cuidar su salud (el objetivo innegable que siempre aclaran), sino también para generar un ambiente accesible y de confianza, en el cual las decisiones se toman en conjunto entre médicos, atletas y entrenadores, sin dejar afuera las aspiraciones que los movilizan durante toda la competencia.
Y tal es su afán que no solo se centran en sus aspiraciones como profesionales de la salud cuando están presentes en estas competencias, sino que cuentan con un rol esencial en el bienestar de todos los atletas, es por eso que, incluso, llevan consigo y, en algunos casos, hasta financian parte del equipo y los medicamentos requeridos por los competidores. Todos elementos necesarios para brindarles una red de contención física y emocional óptima a los atletas.
Una acción que, cada uno de los deportistas, retribuye de la mejor manera. “Entre las cosas lindas y gratificantes que te deja esta actividad están las fotos y que cada deportista que saque una medalla venga al lugar que nosotros generamos como centro de atención, que en general es un departamento con habitaciones en las que ponemos camillas, los equipos y los medicamentos que llevamos nosotros (muchas veces abonados por ellos mismos) para festejar el logro. Vienen a festejarlo con sus medallas y con todo el equipo”, dijo emocionado Gagliardi.
Es que, al fin de cuentas, son los mismos atletas quienes le atribuyen a los médicos que los acompañan el rol determinante que tienen. Son parte de un gran equipo que está motivado por la competencia, los triunfos y un ambiente de cooperación que solo el deporte puede crear. “Cuando te define el deportista, él sabe qué es lo que necesita, más que lo que vos te imagines lo que le tenés que dar. Entonces, cuando dice: ‘Le agradezco al cuerpo técnico porque nos acompañó, nos cuidó, nos protegió, nos curó, nos tranquilizó'. Pensás y decís: ‘¿Todo eso?’. Pero después pensás: ‘Que suerte que lo que creí es lo que necesita, y se lo di”, apuntó el fisiatra.
Nuevos deportistas: del consultorio a los torneos internacionales
El acceso al mundo del deporte no es igual para “convencionales” (nombre que le brindan a quienes se desempeñan en las Olimpiadas) que para las personas con discapacidad. Sin embargo, también existe otro punto: en qué momento surgió esta condición. Ellos advierten que puede congénita, es decir desde el nacimiento, o adquirida, que ocurrió en algún momento de la vida.
En palabras de los expertos, en los atletas convencionales es común que empiecen a una edad temprana en clubes de barrio, en los cuales forman equipos y practican disciplinas a elección. Sin embargo, para quienes tienen una “condición de base”, el proceso de adentrarse el mundo del deporte adaptado puede ser un gran desafío.
Ahí es donde los médicos se convierten en un incentivo crucial, ya que los pacientes que pasan por sus consultorios no solo son asistidos en su condición, sino que además ellos los impulsan a descubrir actividades deportivas que les brinden herramientas vitales para su día a día. A fin de cuentas: les ponen a disposición un nuevo horizonte.
En palabras de Gagliardi: “A partir de un proceso que le genera una discapacidad, muchos no pueden pensar que van a volver a hacer deporte. Sin embargo, el deporte adaptado puede ser una puerta para algo increíble, para un cambio total en sus vidas. El deporte los ayuda a insertarse realmente en la sociedad. Sienten que vuelven a tener una actividad, trabajan en grupo, vuelven a competir. Muchos de ellos, los que están en el alto rendimiento, tienen una beca para poder mejorar y tener sus técnicos”.
Sin embargo, el comienzo de los atletas paralímpicos no es lineal ni unidimensional, está compuesto de múltiples aristas en las cuales el apoyo de los profesionales de la salud es sumamente necesario. Lograr que un paciente con una discapacidad comience a participar de un deporte recreativo, como primer escalón, es el camino del paralimpísmo. Aunque no está exento de desafíos. Es por eso que los doctores se encargan de plantear esta posibilidad.
Empezar una carrera deportiva y apuntar al alto rendimiento requiere un alto nivel de compromiso que es alimentado por los profesionales que participan en la rehabilitación y este aspecto es nombrado por los expertos en más de una oportunidad. “Tienen que tener el pensamiento de que su vida pasa a ser la de un deportista de alto rendimiento. ¿Eso qué implica? Una mejor nutrición, descanso, entrenamiento, una serie de responsabilidades que a veces no las pueden asumir totalmente”, resaltó el fisiatra.
Pero los Paralímpicos no son el único objetivo, sino que el deporte recreativo por sí mismo también forma parte de una proyección a futuro, una pieza esencial en la terapia de rehabilitación que, además, incluye un aspecto lúdico. “Muchas de las cosas que logramos en ese espacio de recreación son mayores que las que logran dentro de los servicios terapéuticos, porque pasan a un espacio lúdico donde se despejan de todo. No hay presión. Pensá, cuando uno juega hace movimientos, cosas que no lo hace en la vida cotidiana. Pero el primer paso, antes de esto, es que se pueda iniciar y darles a todos la oportunidad”, manifestó Gagliardi.
“Por ahí las personas que tienen un diagnóstico congénito, que ya nacen con una discapacidad, durante los primeros años de vida hacen un tratamiento, van a kinesiología, terapia ocupacional, estimulación temprana y llega un momento que se alcanza como cierto ‘amesetamiento’. Uno quiere, entonces, que inserte en algo más social y recreacional. Algunos, a temprana edad arrancan con alguna actividad deportiva o recreacional, o por derivación de algún profesional. Otra situación es las personas que tienen alguna discapacidad adquirida en la adolescencia o mediana edad, que pasan por un tratamiento medio intensivo de rehabilitación. Desde el hospital, por lo menos, intentamos de a poquito ir poniendo el chip de que, más allá de hacer un tratamiento, sería beneficioso que se fuera insertando en otro tipo de actividades, también como un mantenimiento a nivel de la salud”, agregó Ghenau.
Y Gagliardi continuó: “¿De dónde llegan la mayor cantidad de los deportistas paralímpicos? Por ejemplo, de los Juegos Evita, de los bonaerenses o provinciales, o de los juegos nacionales, donde comienzan a competir todos. Los profesores de educación física en general o los kinesiólogos, que van a ver ese tipo de eventos, empiezan a detectarlos. Los profesores de educación física en los colegios también ven a los chicos y ahí empiezan a detectar su potencial deportivo”.
Pese a este impulso, los expertos aclaran que el ámbito del deporte adaptado debe continuar con su evolución, ya que aún existen obstáculos que poco se relacionan con los atletas, sino que se basan en las distancias entre los centros que ofrecen estas actividades o las limitaciones que deben enfrentar los deportistas.
“Tras abandonar el deporte adaptado de alto rendimiento es posible que primero pierdan la posibilidad de su beca, porque ya no son competitivos, y vuelven a su vida anterior, que en muchos casos no es la que aspiran”, explicó Gagliardi. Sin embargo, los expertos advierten que este mundo del deporte adaptado es un punto de inicio, no solo para posibles experiencias inolvidables, sino una línea de partida para un futuro que los puede impulsar a una mejor salud física y mental.
“Cuando uno juega no existe más nada que el juego y que el deseo de ganar limpiamente. Y todo porque quieres competir y ganar. No existe nada más. Para el que hace deporte no hay lugar donde uno se sienta más libre y más detrás de todo lo que desea que en el deporte”, expresó Gagliardi. Una definición que Ghenau, como también amante del deporte, comparte y se ha convertido en un estilo de vida.
Las nuevas generaciones, un objetivo perenne
Formar nuevos médicos, a quienes les apasione el deporte adaptado es esencial para la continuidad del movimiento paralímpico y sus profesionales de la salud. Y, además, es un objetivo de Gagliardi y quienes lo acompañan. Se relató, se necesitan oportunidades para que cada vez más profesionales formen parte de los equipos que asisten a los atletas en estos torneos. Y si bien los logros ya alcanzados significaron un impulso para esta disciplina médica, ellos continúan con el trabajo promover su presencia con la incorporación de generaciones futuras de médicos.
A partir de esta premisa, el fisiatra anunció que estos Juegos Paralímpicos serán los últimos de los que participará. “Y yo me planteo que esta es mi última participación. Comencé en el deporte en el 2006, entonces ya hay una cantidad de experiencia suficiente”, expresó de forma determinante, aunque con un poco de nostalgia. Es que, para él, es crucial que viajen más médicos, sin experiencia en esta activdad, para que se extienda la red de especialistas capacitados. En su mirada, los experimentados deben dar un paso al costado para que se “abra la posibilidad de que vaya quien no haya tenido un Juego Paralímpico”.
Se trata de profesionales que realizan esfuerzos por y para los deportistas, desde un lugar puramente desinteresado, debido a que es un trabajo que realizan ad honorem, ya que el único camino por el cual pueden conseguir financiamiento es a través de las becas. Ante esta situación, es determinante el rol de los médicos referentes de cada deporte, los cuales responden al equipo.
“Es muy difícil, y casi un imposible, plantearte una actividad por nada. Es importante que también se visualice esa parte y es uno de los puntos que tenemos como proyecto”, destacó Gagliardi. Una de las que se encuentra bajo el régimen de becas es la doctora Ghenau, que pertenece al equipo de natación y que en esta oportunidad no será de la partida de profesionales que irán a París. Ella cuenta con un papel clave, es clasificadora en este deporte, y tiene como responsabilidad analizar varios aspectos de los deportistas para establecer en qué categoría deberán competir.
A modo de ejemplo, el Comité Paralímpico Internacional (IPC, por sus siglas en inglés) advierte que, en la natación adaptada, “hay diez clases deportivas diferentes para atletas con discapacidad física, numeradas del 1 al 10, con diferentes discapacidades, que compiten entre sí porque las clases se asignan en función del impacto que la discapacidad tiene en la natación”, siendo que para evaluarlo, los clasificadores analizan todas las estructuras corporales funcionales mediante un sistema de puntos. En tanto, en las categorías entre 11 y 13 se encuentran los atletas con discapacidad visual, y los enrolados en la 14 “tienen un deterioro intelectual, que generalmente lleva a que los atletas tengan dificultades con respecto al reconocimiento de patrones, secuenciación y memoria”. Al igual que ocurre con la natación, cada deporte tiene sus propias reglas de clasificación.
En la natación, Ghenau es la encargada no solo de evaluar en qué categoría se encuentra cada uno de los atletas argentinos que realizan este deporte, sino también “pelear” (si es necesario) para que sean posicionados en el número que les corresponda, además de realizar lo propio cuando se encuentren con un competidor que se encuentra en una numeración que es incorrecta, ya sea a favor del nadador o, a fin de cuentas, en contra.
“Mi compromiso y mi objetivo personal es asegurarme de que el proceso de clasificación sea el adecuado y que no se pasa nada por alto, porque a veces tienen un diagnóstico de una debilidad y evalúan solo eso. Pero uno ya tiene el ojo entrenado y puede analizar qué hay detrás de esta debilidad”, resaltó la experta.
Y Gagliardi agregó: “Ese trabajo hace que el equipo profesional gane en respeto y en confianza. Que todo el mundo considere el equipo y te vayan incluyendo y sepan que son necesarios. El espacio que, por ejemplo, ella ganó en ese lugar es fundamental porque es quien va a discutir todas las reviews. Aunque no tiene el cartoncito de clasificadora internacional, que contamos con una en el país, ella es médica y sabe del deporte. Eso mismo que sucede, lo llevamos a otros deportes”.
El objetivo principal del equipo es que, en el futuro, se logre tener un médico por disciplina, que conozca de manera profunda y completa las adversidades y las necesidades específicas de los deportistas, que puedan atender todas las dolencias y sean los mayores expertos en cada deporte, ya que estas difieren según el tipo de actividad.
Con la mirada en el futuro
En varios momentos de la charla, tanto Gagliardi como Ghenau recuerdan a Miyagi, el pionero que trazó un camino en una ruta donde solo había desierto. Y quien lidera el equipo médico paralímpico en la actualidad busca que el futuro se convierta en un paisaje donde el esfuerzo sea recompensado. Un ámbito en el cual cada uno de los participantes, tanto deportistas como profesionales de la salud, compartan un futuro en común.
“Desde Tokio se viene trabajando en forma conjunta entre el Comité Olímpico Argentino y el Comité Paralímpico Argentino. Nosotros tenemos un equipo que pertenece al Comité Paralímpico, pero en los convencionales cada equipo tiene su médico, ellos llevan a alguien. Sin embargo, cuando me reúno con los que van del Comité Olímpico, me dicen: ‘Lo de ustedes es muchísimo mejor, porque ustedes conocen a los deportistas, se conocen entre ustedes y conocen todo’”, afirmó Gagliardi.
Más allá de las diferencias entre ambos órganos directivos, el trabajar en conjunto le brinda al Comité Paralímpico ventajas en cuanto a la visibilización y la comunicación: “Desde 2020 hay más comunicación para referenciarse, ya que, generalmente ,los torneos multideporte, como los Olímpicos y Paralímpicos, son en la misma sede. Primero van los convencionales, y cualquier eventualidad que van teniendo nos la transmiten y nos anticipan. Entonces, uno puede prever y planificar un poco mejor”, contó Ghenau.
También existe una colaboración activa con respecto al equipamiento, ya que los profesionales que asistieron a los Juegos Olímpicos de París dejan algunos de ellos en la ciudad europea para que pueda ser utilizado por los atletas y médicos que viajarán próximamente.
En resumidas cuentas, lejos de lo que algunos pueden pensar, el deporte argentino “no es un milagro, es pasión. Pensá en el fútbol, el deporte de mayor élite, los jugadores se entregan completamente en la Selección, eso lo hacen porque cuando juegas, no existe nada más que el deseo de ganar limpiamente. No hay lugar donde uno se sienta más libre y más cerca de lo que desea que en el deporte. Y vivimos la profesión con pasión”, señaló Gagliardi.
Mientras que Ghenau resaltó la unión que, además, se percibe en los deportistas: “En una competencia de natación, ya sea un Mundial o un Paralímpico, uno esperaría un ambiente enfocado en la discapacidad, pero en realidad el clima es puramente deportivo. Predomina el hambre de competir y rendir al máximo. Aunque en estos torneos se ven muchas enfermedades raras, no es eso lo que define el evento; el deporte termina disolviendo la percepción de enfermedad.”
“Es más, fuera de las canchas o piletas, todos entienden que cada uno hace lo que puede. Si alguien necesita ayuda, siempre hay manos dispuestas a colaborar, y todos nos ayudamos mutuamente. Pero entre los deportistas, cuando alguien recién ingresado pide más ayuda de la necesaria, lo animan a ser más independiente, integrándolo a la dinámica del grupo”, destacó la experta.
Hoy, este camino que han transitado, tanto médicos como atletas, tiene como destino el mostrarle al mundo quiénes son protagonistas en los Juegos Paralímpicos: “Nosotros queremos visualizar los valores del deporte adaptado, porque al seguir a los deportistas convencionales, se persigue aquello que querés o deseaste ser. Sin embargo, en el deporte adaptado no está el ‘yo’ de casi ninguno; aunque están los valores de todos”, concluyó Gagliardi.