La ketamina es un potente anestésico que se usa tanto en humanos como en animales, pero ha ganado notoriedad más que nada por sus efectos alucinógenos y su abuso como droga recreativa. Fue desarrollada en los años ‘60 para ser utilizada en los campos de batalla, hoy en día se utiliza en medicina para tratar la depresión resistente y el dolor crónico.
Los expertos advierten que su consumo fuera del ámbito médico puede tener consecuencias graves, como lo demuestra el trágico caso del actor Matthew Perry, cuya muerte, según la Justicia de Estados Unidos, se produjo por los efectos agudos de esta sustancia. La ketamina puede causar dependencia psicológica y, en dosis elevadas, provocar delirios, pérdida de la noción del espacio y del tiempo, y riesgos severos para la salud, incluyendo paros respiratorios y cardíacos.
El caso del actor, quien murió el pasado 28 de octubre en su casa de Los Angeles, a causa de una sobredosis, trajo a la luz pública las consecuencias devastadoras del abuso de esta droga. Según se conoció hoy, las autoridades judiciales de California acusaron a cinco personas de conspiración para distribuir ketamina a la víctima, incluyendo a su asistente, dos médicos, una distribuidora de sustancias ilegales y un intermediario.
Según surge de la causa judicial, días previos a su fallecimiento, Perry parecía cada vez más dependiente de la ketamina, ansioso por encontrar fuentes ilegales del anestésico luego de que los médicos de una clínica local se negaran a aumentar su dosis. Según información las autoridades, el mismo día de su muerte, su asistente personal, Kenneth Iwamasa , le administró tres dosis de ketamina en la mañana, la última antes de salir de casa para hacer unos recados. Al regresar, encontró al actor boca abajo en el jacuzzi de su residencia en Los Ángeles, ya sin vida.
La situación del actor, conocido por su papel como Chandler Bing en la comedia “Friends”, ya había registrado señales de advertencia sobre los peligros de su consumo de ketamina. De acuerdo con los documentos judiciales, hubo varios episodios en los que Perry experimentó efectos adversos de la droga, como pérdida de conciencia y el deterioro de su capacidad para hablar.
Los últimos años de Perry estuvieron marcados por su lucha contra la adicción, con ingresos y salidas de centros de rehabilitación y clínicas, tratando de encontrar una solución definitiva a sus problemas de dependencia.
Por otra parte, y en lo que aparece como un ejemplo de uso médico de esta misma droga, en marzo pasado, se conoció que el magnate Elon Musk, dijo en una entrevista publicada en línea con Don Lemon, que consumía ketamina recetada para manejar sus episodios depresivos. Musk describió que enfrenta “estados químicos negativos en su cerebro”, como episodios de depresión no vinculados a eventos negativos externos.
Detalló que consume una “pequeña cantidad una vez cada dos semanas” de esa droga, a veces incluso con menos frecuencia, para manejar lo que él llama “mareas químicas” que pueden inducir depresión. Musk también mencionó que considera que este trastorno tiene un origen genético. Afirmó que su uso de ketamina es supervisado médicamente y rechazó la idea de que pudiera abusar de la sustancia, ya que un consumo excesivo le impediría cumplir con sus responsabilidades laborales.
Los peligros del abuso de la ketamina
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) “La ketamina está aprobada por la FDA para su uso como anestésico en humanos y animales”, Además, indica ese organismo, también está autorizada su comercialización como un medicamento “llamado esketamina” que se indica contra “la depresión resistente al tratamiento”, pero aclara que “la ketamina también se ha fabricado ilegalmente durante décadas como droga recreativa”.
“La ketamina puede causar fuertes efectos en el estado de ánimo y la mente. Las personas que toman ketamina pueden experimentar cambios en la forma en que perciben la realidad, incluidos sentimientos intensos de disolverse en su entorno o estar completamente desconectados de este”, describió la NIDA, y precisó que los investigadores de ese organismo oficial están estudiando la droga “como un posible tratamiento clínico para los trastornos por consumo de sustancias”.
Según dijo el Dr. Enrique De Rosa Alabaster, psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista, en una nota de Infobae, el “uso recreativo de esta sustancia se ha vuelto cada vez más frecuente, lo que genera crecientes preocupaciones sobre sus riesgos”.
No hay duda de que los peligros asociados con el abuso de ketamina van más allá de los efectos inmediatos en el sistema neurológico, dijo, pero recientemente, se ha centrado la atención en “el impacto sobre el sistema urinario”, ya que se han revelado muchos “casos de afecciones vesicales, inclusive de tipo tumoral” en relación con el uso de ketamina.
Según el experto, este tipo de daño pone de relieve la naturaleza sistémica de los efectos de las drogas. La ketamina es un “derivado de la fenciclidina (PCP)”, actúa como un “antagonista del receptor N-metil-D-aspartato (NMDA)”, activo en las sinapsis neuronales, precisó.
El uso recreativo prolongado, dijo, puede desencadenar una serie de efectos adversos. Estos incluyen alucinaciones y disociación, síntomas que frecuentemente se minimizan. “Los usuarios de ketamina de alguna manera niegan el hecho de que puede producir alucinaciones similares a otras drogas”, dijo De Rosa Alabaster y destacó que los efectos son más pronunciados a dosis mayores, y pueden llevar a alteraciones severas en la percepción que provocan angustia.
Un aspecto especialmente crítico es el potencial adictivo de la ketamina. Estudios recientes, dijo el mismo experto, han destacado que “el uso prolongado puede tener varios efectos secundarios preocupantes”. Por ejemplo, un estudio del año 2022 menciona que los profesionales de la salud deben estar conscientes de “los síntomas, ya que pueden llevar a errores diagnósticos”, algo clave para evitar intervenciones que no tomen en cuenta la adicción o el uso de ketamina como factores subyacentes.
A su vez, la ketamina puede inducir síntomas psicóticos en usuarios crónicos, que incluyen “alucinaciones, ideas paranoides y alteraciones del curso del pensamiento”, agregó. Sus efectos, dijo, son persistentes, ya que pueden continuar incluso después de interrumpir el uso, por lo que es “necesaria investigación diagnóstica” para una intervención adecuada.
El “uso frecuente de ketamina” lleva a una “disminución de la atención, deterioro de la memoria y de la función ejecutiva”, remarcó y descartó la creencia popular que indica que la ketamina podría potencialmente mejorar la capacidad cognitiva. Las consecuencias incluyen dificultades de aprendizaje, depresión y ansiedad.
Cuáles son los usos médicos de la ketamina
El Dr. De Rosa también mencionó que tiene una serie de usos médicos. Fue inicialmente utilizaea como un anestésico con efectos disociativos, principalmente para inducir anestesia general durante procedimientos médicos que no requieren relajación muscular, recordó. Sin embargo, se ha ido encontrando en el campo de la neuropsiquiatría diversas funciones.
Su uso en medicina:
-Anestesia
-Analgésico para el manejo del dolor agudo y crónico
-Analgésico para sedación breve
-Tratamiento del estatus epiléptico
-Tratamiento de la depresión
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos advierten en su página web que muchas personas tratadas con ese fármaco experimentan “síntomas psicodélicos y desorientadores de corta duración con la ketamina, y existe el riesgo de que se abuse de ella. Además, el requisito de administración intravenosa de la ketamina puede hacerla costosa e inconveniente. También existen preocupaciones sobre la seguridad de la ketamina y los efectos de su uso a largo plazo”.