El Día Mundial del Cerebro (Word Brain Day) es un evento anual que se celebra el 22 de julio de cada año con el objetivo de promover la conciencia y la educación sobre los trastornos neurológicos que afectan a millones de personas en todo el mundo. El evento, organizado por la Federación Mundial de Neurología (World Federation of Neurology), establece un tema diferente cada año para resaltar la importancia de la salud cerebral en el bienestar humano.
Todos los órganos del cuerpo humano son importantes y varios de ellos vitales, pero en el caso del cerebro, participa en todas las actividades de la existencia: desde las cognitivas, como pensar, abstraer, leer o las percepciones; y reacciones en forma de acciones y funciones corporales que tenemos, en respuesta a los múltiples estímulos sensoriales del medio.
Básicamente, el cerebro es, nada más ni nada menos, el órgano que, por ejemplo, nos conecta con el mundo circundante y nos crea la imagen de la realidad en la que vivimos. En las patologías en las cuales alguna de esas conexiones, ya sea de recepción o de emisión, está alterada, la vida completa del individuo está alterada. Un ejemplo simple puede ser una alteración completa de la audición o del habla.
Sin embargo, por alguna razón, a veces ese sistema, ese órgano, no es tenido en cuenta como ha sido el caso, de una manera muy inquietante, durante mucho tiempo en abordajes de la salud mental que no lo han considerado como base de la actividad psíquica y emocional, la “psiquiatría y psicología sin cerebro”.
Es por ello que la Federación Mundial de Neurología, entidad formada el 22 de julio de 1957, consideró y estableció (desde el año 2014) la necesidad de crear un día para generar conciencia sobre el cerebro, la salud del sistema nervioso y la difusión de las enfermedades del sistema nervioso o neurológicas.
La importancia de un día de concientización se incrementa, ya que se trata de un tema que, por ser tan elemental, a menudo pasamos por alto: la necesidad de cuidar del cerebro que, aunque pesa solo el 2 % del cuerpo humano, consume más del 20 % de sus recursos energéticos y de oxígeno. Su cese de funciones determina el límite concreto y legal entre la vida y la muerte (muerte cerebral).
El cerebro bajo la lupa
Se trata de un órgano compuesto por más de 100 billones de células nerviosas que trasmiten su información a decenas de metros por segundo y cumplen funciones vitales como la regulación de la temperatura, la presión sanguínea, frecuencia cardíaca, respiratoria, los ritmos de sueño, entre otros.
A su vez, recibe, procesa, integra e interpreta toda la información que le aportan los sentidos: vista, oído, gusto, tacto y olfato. A esto hay que agregar todas las formas complementarías de sensopercepción, como por ejemplo la posición del cuerpo en el espacio.
En cuanto a lo motor, controla los movimientos que hacemos, caminar, correr, estar de pie, o las praxias, es decir, los movimientos coordinados que nos permiten desde escribir, hasta vestirnos o toda función que implique una ejecución, así sea simple o compleja.
Esto se articula con las emociones y las conductas, así como el control de las funciones cognitivas superiores, como son la memoria, el aprendizaje, la percepción, o las funciones ejecutivas.
La importancia de cuidar el cerebro
El Día Mundial del Cerebro 2024 está dedicado a la “Salud Cerebral y la Prevención” y para ello se coordinan una serie de actividades, entre ellas un webinar abierto a la comunidad.
En cuanto a la salud cerebral y la prevención, lo que estamos protegiendo es nuestra posibilidad de desarrollar un plan de existencia vital pleno, el cual quizás solo tomamos conciencia en su deterioro, como es por ejemplo el de las funciones cognitivas (llegando en algunos casos a la demencia).
La idea de concientizar es salir de la cultura y el paradigma de la reacción, necesariamente tardía, para entrar decididamente a una medicina y una neuropsiquiatría de la prevención.
En palabras del profesor Wolfgang Grisold, presidente de la WFN, respecto a esta fecha de 2024: “No se trata simplemente de reaccionar; se trata de cultivar activamente una cultura de prevención para las enfermedades neurológicas”. “Nuestra dedicación a prevenir los trastornos neurológicos es la piedra angular de nuestra resiliencia para el mañana”, recalcó.
Según datos de la misma entidad, se considera que el 13% de las causas de enfermedades a nivel mundial están vinculadas con enfermedades neurológicas y trastornos mentales.
Un informe, realizado en el año 2021 sobre la llamada “Carga Global de Enfermedad” (Global Burden of Disease), es decir el costo en todo sentido que representan las enfermedades, reveló que más de 3.400 millones de personas experimentaron deterioro en la salud del sistema nervioso, lo que resultó en 11,1 millones de muertes atribuidas a condiciones relacionadas. Es por ello que, aunque no existen curas definitivas para muchos trastornos neurológicos, comprender y abordar los factores de riesgo puede aliviar significativamente esta carga.
Sin embargo, los avances en las patologías más frecuentes responsables de esta casuística, es decir el accidente cerebrovascular, la enfermedad de Alzheimer, otras demencias, la epilepsia, la esclerosis múltiple, el Parkinson, la encefalitis, la meningitis, la discapacidad intelectual idiopática, entre otras; han mostrado avances significativos en los últimos años y en particular en los factores preventivos y predictivos.
Así, el conocer el impacto de los factores ambientales como la calidad del aire que respiramos, o los tóxicos como las drogas, el tabaco, el alcohol, o las enfermedades metabólicas y su control, o hasta el impacto de la salud bucodental o del aparato digestivo, permiten detectar una serie de factores que favorecen acciones concretas.
De esta manera, aunque en la actualidad ciertas enfermedades presentan escasas chances terapéuticas, la acción de prevención en temas como la dieta, el estilo de vida, la actividad física y mental, y el control del estrés, ha demostrado excelentes resultados en estudios longitudinales. La inversión en prevención es infinitamente más redituable que los costos posteriores en el abordaje de una patología determinada, y esto es particularmente evidente en las enfermedades neurológicas.
La iniciativa global de la FMN respecto al Día Mundial del Cerebro 2024 está basada en cinco puntos o postulados:
- Los trastornos neurológicos son prevenibles mediante la detección temprana y la gestión efectiva.
- La educación global sobre la prevención de la salud cerebral es imperativa.
- El estatus socioeconómico o la ubicación geográfica no deben ser barreras para la prevención.
- Los profesionales de la salud, los investigadores y los responsables de políticas desempeñan un papel fundamental en la atención a las necesidades neurológicas globales.
- Reconocer la salud cerebral como un derecho humano fundamental.
A estas acciones, algunas colectivas y a nivel global, se suman aquellas que podemos llevar a cabo en la esfera personal e individual y que, en su aparente modestia, son de gran valor. Estas, además, contribuyen en la calidad de vida, en diferentes áreas de la salud y, por ser habituales, a veces las olvidamos, sin lograr hacer el nexo causal entre su práctica, o la falta de ella, y las enfermedades más frecuentes, tales como:
- Migraña
- Accidente cerebrovascular
- Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la Esclerosis Múltiple, etc.
- Trastornos mentales como el estrés, la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno de estrés postraumático.
- Enfermedades infecciosas, meningitis, encefalomielitis, etc.
Qué podemos hacer para tener un cerebro sano
- La alimentación saludable es fundamental, con una dieta rica en frutas, verduras, vegetales y pescados, favoreciendo el transporte de oxígeno y nutrientes para su correcto funcionamiento.
- Mantenerse activo desde el punto de vista cognitivo, mediante juegos de memoria, rompecabezas, elaboración de pasatiempos.
- Hacer ejercicios o alguna actividad física regularmente.
- Controlar los factores de riesgo cardiovascular: hipertensión, azúcar en sangre, consumo de drogas y tabaquismo.
- Controlar el estrés, la ansiedad y la depresión.
- Mantener la interacción social, estrechando vínculos con la familia, amigos y el entorno laboral, así como participar en actividades de esparcimiento (eventos sociales, recreativos, deportivos) para un desarrollo psicológico saludable.
Finalmente, quizás perder el temor a tener algo “en el cerebro” y consultar. Es decir, buscar ayuda especializada.
* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista