En el pequeño pueblo de Hilario Ascasubi, al sur de la provincia de Buenos Aires, los loros barranqueros han pasado de ser parte del paisaje habitual a convertirse en una verdadera invasión. Con una población estimada en decenas de miles, estas aves han transformado la vida cotidiana de los vecinos, quienes temen que causen problemas de salud, además de que a muchos ya los afecta en su descanso debido al ruido ensordecedor de los garridos.
Así, mientras los excrementos de los loros cubren plazas, parques y jardines, los daños a la infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones generan pérdidas importantes a los habitantes. La situación se agrava con la llegada de aves desde la cercana colonia de El Cóndor, la más grande del mundo de esta especie, que lo ha vuelto un problema que ya lleva unos seis años y aún no se ha podido resolver.
La más habitual de las enfermedades que pueden transmitir los loros es la psitacosis, también conocida como “fiebre del loro”, una infección aguda y generalizada causada por la Chlamydia psittaci, un tipo de bacteria que se encuentra en los excrementos de pájaros infectados, que pueden transmitir la infección a los humanos.
Los loros no son los únicos que pueden transmitirla, sino también las cotorras, papagayos, canarios, jilgueros y palomas. Esas aves cuando están enfermas eliminan la bacteria Chlamydia al medio ambiente a través de secreciones oculares, excrementos secos, secreciones respiratorias y polvo de las plumas. Estas secreciones al secarse permanecen en el aire y son aspiradas por las personas, que de esta forma se infectan.
Para evitar la transmisión de cualquier patología, las autoridades han advertido a los pobladores de Hilario Ascasubi que eviten tomar contacto o manipular a los loros. Según informó Infobae, el secretario de Gobierno del partido de Villarino, Gonzalo Silva dijo que “se presume que no hay casos de psitacosis por el loro, aunque sí una preocupación de la población”, a la vez que consideró que es una enfermedad de aves en cautiverio.
En cambio, a raíz del brote de psitacosis que se produjo entre abril y mayo último, especialmente en zonas de la provincia de Buenos Aires, las autoridades sanitarias nacionales informaron que se considera “nexo epidemiológico de riesgo para psitacosis el contacto con aves silvestres, de corral o de compañía”, así como desempeñarse “en actividades agrícolas y ganaderas, criaderos de aves”. También pueden aumentar el riesgo de contagio entre los “trabajadores de ecoparques, veterinarios, laboratorios, comercios de mascotas y construcción en contacto con heces de aves”.
Respecto de la manifestación de la enfermedad, se informó que se define como “caso sospechoso” cuando un paciente presenta “fiebre, cefalea, mialgias, tos seca, dificultad respiratoria, confusión, con o sin neumonía y con antecedentes de contacto o exposición a aves”.
La enfermedad infecciosa tiene un período de incubación que en promedio es de 5 a 10 días. Comienza con fiebre, cefaleas, astenia (cansancio corporal) y puede variar entre infección sin enfermedad evidente, a una enfermedad febril inespecífica o una neumonía.
Según el BEN 711, “entre SE (semana epidemiológica) 01 y SE 26 del 2024 (23 al 29 de junio últimos) se registran ocho casos fallecidos entre los casos confirmados de psitacosis”. Estos correspondieron a “personas entre 38 y 73 años, con una media de edad 51 años. Siete de los fallecidos eran residentes de la provincia de Buenos Aires, y uno de la provincia de Entre Ríos”.
Además, informó que “entre las semanas epidemiológicas (SE) 01/2019 y SE26/2024, Argentina ha registrado 321 casos confirmados de psitacosis y 49 casos probables”. Durante el período comprendido entre comienzos de este año y fines de junio “se reportaron 121 casos confirmados y 20 casos probables de psitacosis, de un total de 640 casos notificados”. En cuanto a la distribución geográfica, el 85% de los casos confirmados durante las primeras 26 semanas del año se concentraron en la región Centro, mayoritariamente en Buenos Aires (60%), Entre Ríos (12%), Santa Fe (6%) y CABA (4%). La región Cuyo reportó casos principalmente en San Juan (4%) y San Luis (3%).
El Ministerio de Salud de la Nación recomienda lo siguiente para prevenir el contagio de la psitacosis que también es válido para evitar otras enfermedades que pueden transmitir las aves:
- No capturar aves y pájaros silvestres, ni comprarlos en la vía publica.
- Mantener las aves en lugares ventilados y con espacio suficiente, sin hacinarlas.
- Alimentar a los pájaros correctamente y mantener las jaulas limpias.
- No permanecer largos periodos en habilitaciones cerradas donde haya aves.
- No introducir aves recientemente capturadas o compradas sin certificado sanitario en jaulas donde ya hay otras aves.
Otras patologías vinculadas a los loros
La bióloga Rosana Aramburú, de la Universidad Nacional de La Plata, en un trabajo de investigación señaló que hay una serie de patologías que afectan la salud de los loros en libertad como dermatitis, insomnio, reducción en la calidad del plumaje, problemas de termorregulación, parásitos intermediarios de endoparásitos, miasis aviar y transmisión de enfermedades por vectores de patógenos.
Otras enfermedades, aunque menos comunes que la psitacosis que pueden transmitir al ser humano son la salmonelosis, que es una infección bacteriana causada por diferentes serovariedades de Salmonella enterica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que puede provocar síntomas gastrointestinales como diarrea, fiebre y dolor abdominal; la tuberculosis aviar, una enfermedad infecciosa crónica que afecta a las aves domésticas, silvestres, de compañía y exóticas en cautiverio provocada por Mycobacterium avium, indica en un trabajo del Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Conicet). Puede afectar a personas con sistemas inmunitarios debilitados, causando síntomas respiratorios y sistémicos.
También la histoplasmosis, que “es una infección causada por la inhalación de las esporas de un hongo que suele encontrarse en los excrementos de los pájaros y de los murciélagos. Las personas generalmente lo contraen al respirar estas esporas cuando se trasmiten por el aire durante los proyectos de limpieza o demolición”, indica Mayo Clinic, a la vez que indicó que puede no causar síntomas, pero si los provoca “suelen aparecer de 3 a 17 días después de la exposición, y pueden comprender fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, tos seca, dolor en el pecho, cansancio”.