Según precisa la Organización Mundial de la Salud (OMS), una zoonosis es una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos. Así, los patógenos zoonóticos pueden ser bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales y propagarse a los humanos por contacto directo o a través de los alimentos, el agua o el medio ambiente.
En el Día Mundial de la Zoonosis es importante recordar que esos patógenos representan un importante problema de salud pública en todo el mundo debido a la cercanía que los humanos tenemos con los animales en el ámbito agrícola, la vida cotidiana con las mascotas y el entorno natural, cuando invadimos espacios en donde los animales habitan.
Pero no solo este problema influye en la salud humana. También puede causar alteraciones en la producción y el comercio de productos de origen animal destinados a la alimentación y otros usos.
Más de 200 zoonosis han sido descriptas y son conocidas desde siglos atrás. De este modo, las Leyes de Eshnunna que datan del 1800 a.C., ya contemplaban algunas enfermedades zoonóticas en la región de Mesopotamia antigua como por ejemplo la rabia de un perro propio que mordiera a alguien y le contagiara mortalmente la enfermedad. Incluso Homero o Hipócrates en la Grecia antigua, hablaban de la peste bubónica (transmitida por pulgas). Y el Antiguo Testamento se registra el indicio de la parasitosis.
“Las enfermedades como las conocemos probablemente se originaron en animales que vivían en manadas en el pasado distante. Cuando los humanos se asentaron y empezaron a domesticar animales, entraron en contacto con sus infecciones”, explicó la microbióloga Ann Marie Hardy doctora en salud pública y epidemiología en la Universidad de Pittsburgh, EEUU.
Y agregó que al menos ocho de las enfermedades de zonas templadas probablemente fueron transmitidas inicialmente de animales a humanos, entre ellas la tuberculosis, la tos ferina y la viruela.
A medida que notamos cómo el ser humano se empeña en destruir el único hábitat que conocemos que puede sostener la vida como se la conoce, cada vez más expertos afirman que el consumo insostenible, la destrucción de los hábitats, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad son algunos de los culpables que han aumentado el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas de los animales a los humanos.
Volviendo a la OMS, el organismo sanitario mundial indica que las zoonosis representan un gran porcentaje de todas las enfermedades infecciosas recientemente identificadas, así como de muchas de las ya existentes. Algunas enfermedades, como la provocada por el VIH, comienzan como una zoonosis pero más tarde mutan en cepas exclusivas de los humanos.
Otras zoonosis pueden causar brotes recurrentes de enfermedades, como la enfermedad por el virus del Ébola y la salmonelosis. Y otras, como el COVID-19 causado por el nuevo coronavirus, tienen el potencial de causar pandemias mundiales.
Según el tipo de enfermedad que se transmite de animales a humanos la misma se clasifica en diferentes grupos de zoonosis:
- Zoonosis víricas, como la fiebre amarilla, gripe aviar, rabia, ébola o zika, entre otras.
- Zoonosis Bacterianas, como la salmonelosis, tuberculosis o peste bubónica entre otras.
- Zoonosis fúngicas, como la tiña, criptococosis o histoplasmosis.
- Zoonosis parasitarias, como las pulgas, anisakis, leishmaniasis, sarna o toxocariasis entre otras.
“Está comprobado que la mayoría de las enfermedades infecciosas humanas que han surgido en las últimas décadas tienen su origen en la vida silvestre, y que el 65% de todos los patógenos del hombre identificados desde 1980 a esta parte, son responsables de enfermedades zoonóticas, es decir, que pasan de un animal a un humano. A su vez, estamos en condiciones de afirmar que las zoonosis dan cuenta del 75% de las infecciones emergentes, definidas éstas como aquellas provocadas por un agente infeccioso recientemente identificado y generalmente con capacidad de ocasionar problemas a gran escala en la salud pública”, explicó a Infobae el doctor Osvaldo Teglia, Profesor Adjunto a Cargo de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
El experto añadió que cada año, mueren miles de personas por estas enfermedades zoonóticas, muchas veces desatendidas y esto ocurre principalmente en países de bajos y medianos recursos. Según adelantó, algunos reportes, hablan de que están aumentando, y la situación podría empeorar en el futuro generándose hasta pandemias.
“Si bien el COVID-19 ha acaparado toda nuestra atención, existen otras en el horizonte: como la Influenza o gripe aviar, síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), fiebre del Valle del Rift, síndrome respiratorio agudo severo (SARS), fiebre del Nilo Occidental, y más recientemente la viruela del Mono”, agregó Teglia.
Otro ejemplo de zoonosis se puede hallar en el virus de la fiebre Lassa, que surgió como consecuencia de la destrucción de hábitats en el oeste de África. Ello sucedió cuando los roedores huyeron de los bosques destruidos y se acercaron a las zonas habitadas. En tanto, el virus Nipah se relacionó con la intensificación de la cría de cerdos y la excesiva producción de frutas en Malasia.
El origen del VIH, una enfermedad que procede de los chimpancés, es otro ejemplo de zoonosis. Finalmente, el ébola, el SARS, el MERS y, ahora, el coronavirus proceden de los murciélagos que de a poco han perdido sus hábitats a causa de la deforestación y la expansión agrícola.
“Organizaciones abocadas al estudio de la preservación del medio ambiente conectan sin vericuetos los atropellos a los que son expuestos los ecosistemas terrestres con la emergencia de infecciones zoonóticas, generándose así, las bases de una estrecha relación entre patógenos eyectados desde especies silvestres hacia el hombre, otros animales y el mismo ambiente”, sostuvo Teglia.
El experto mencionó que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció, en 2020, las cinco claves principales que aumentan la aparición de zoonosis:
- La deforestación y otros cambios en el uso de la tierra
- La resistencia antimicrobiana
- La intensificación de la producción agrícola y ganadera
- El comercio ilegal y mal regulado de vida silvestre
- El cambio climático
En diálogo con Infobae el doctor Gerardo Laube, médico infectólogo del Hospital Muñiz de la ciudad de Buenos Aires y profesor titular de infectología, medicina del viajero y microbiología de la Facultad de Medicina de la Fundación Barceló, sostuvo que las zoonosis son enfermedades que habitualmente padecen los animales y que accidentalmente pueden ser transmitidas al ser humano.
“Dentro de estas enfermedades, por supuesto, hay algunas de cierta relevancia, como puede ser la misma gripe aviar, la brucelosis y la leptospirosis, que está asociada justamente a los roedores y las inundaciones. También la rabia, la Hidatidosis, que si bien la puede padecer también el perro, el contacto justamente con los huevos de este parásito determina esta afección humana. En las mismas bacterias entéricas como la Escherichia coli, que también puede tener su reservorio en el tracto gastrointestinal de los bovinos, se ha asociado con algunas enfermedades que justamente tienen alto impacto humano, como es justamente el síndrome Urémico Hemolítico. El carbunco, una afección de la piel de los bovinos, de los caprinos y asociada a los trabajadores rurales, también es otra”, explicó.
Una sola salud
Desde la OMS, los expertos consideran que la inmensa mayoría de los casos de zoonosis registrados, la intervención o control en la fuente animal podría evitar problemas ulteriores de salud pública, por lo que “la búsqueda de soluciones, dada su complejidad, implica un abordaje mediante la cooperación a escala intersectorial en el marco “One Health” (Una Salud), que requiere el aporte, intervención y colaboración de equipos profesionales de los sectores de la salud humana, animal y ambiental”.
El médico infectólogo Tomás Orduna, ex jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en el Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz precisó a Infobae que “la sanidad animal y la sanidad humana están fuertemente conectadas. Y esto que hoy día tiene que ver con lo que denominamos una salud, el One Health que se acuñó con esa denominación, en realidad se acuñó como una salud, un mundo o un mundo, una salud”.
“Es entender que hay una interrelación y una interacción constante entre animales humanos y ambos componentes a su vez. Le podríamos agregar lo que hace al medio ambiente como el lugar en el cual se desarrollan estas interacciones entre animales y humanos. Por lo tanto, cualquier cosa que altere potencialmente el medio ambiente puede alterar lo que pasa con animales y con humanos. Y en esto puede haber una súbita, por ejemplo, proximidad entre animales de las áreas silvestres con lo que implican las poblaciones humanas”, destacó Orduna.
Y agregó: “En un modelo clásico de los desmontes en las regiones del norte argentino, donde los animales se acercan a las viviendas humanas y a las poblaciones de los pueblos, podemos entender por qué ha habido por ejemplo brotes de leishmaniasis, una enfermedad habitualmente de animales que es transmitida por vectores denominados flebótomos y que en ocasiones generan brotes. A partir de ese acercamiento a las zonas en las que están los hábitats humanos, del mismo modo que también porque las propias personas que participan de los desmontes se meten de alguna manera en un ciclo natural que existe en ese monte para desmontarlo, y ofrecen su sangre como alimento de los flebótomos, reemplazando a los animales”.
“Son muy complejas estas interacciones, pero los cambios ecológicos, la invasión de terrenos o de territorios silvestres para diferentes actividades humanas, para las cuestiones extractivas extractivistas, el cambio climático que favorece, por ejemplo, en algunos lugares que con mayor temperatura puedan proliferar algunos vectores de manera más importante y que puedan, por ejemplo, aumentar las áreas geográficas para determinadas patologías zoonóticas transmitidas por vectores”, destacó el experto infectólogo.
Según Orduna, hay una gran interacción el contacto de los hombres con los animales, llámese por necesidades de consumo para alimentación, como por cuestiones de mascotismo: “Pensemos concretamente en dos patologías zoonóticas, una de ellas de una altísima letalidad como es el virus ébola en la región del África, que nació en el Congo y después vimos lo que pasó en el 2014 con la gran epidemia de los tres países de África Occidental, Guinea Conakry, Costa de Marfil y Sierra Leona, donde todo comienza habitualmente por el consumo de murciélagos. Del mismo modo que pasó con el Sars-cov-2″.
“Y para traer las enfermedades zoonóticas que azotan nuestro país, el especialista destacó a la enfermedad de Chagas, la cual es producida por un parásito que es el Tripanosoma Cruzi Mazza, donde en Argentina tenemos de 6 a 8 millones de personas que portan el parásito, de los cuales alrededor de un 30 a 35%, algo así como prácticamente 3 millones de personas están y van a sufrir cardiopatía producto de la presencia del patógeno en su organismo”, sostuvo Orduna.
Por su parte, el médico infectólogo Ricardo Teijeiro (MN 58065), infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), indicó a Infobae que son muchísimas las enfermedades que se transmiten de los animales al hombre, como la rabia, la triquinosis, enfermedades parasitarias, micóticas e inclusive las enfermedades de los animales domésticos y las grandes pandemias se producen también por enfermedades que se transmiten fácilmente desde cualquier tipo de animal, lo mismo las últimas enfermedades de las aves, del ganado porcino y del murciélago.
“El impacto es muy grande ya que luego existe la posibilidad de que la transmisión se haga de hombre a hombre. Es muy importante saber que el Una Salud es un mundo. Es una única salud para no solo el animal y el hombre, sino también para todo aquello como la agricultura. La única manera de prevenir, o por lo menos controlar algo, es no invadir el hábitat de los animales. El ser humano cada vez invade más el hábitat y eso provoca también este tipo de reacciones. Cada vez tiramos más árboles, avanzamos sobre los ríos, generamos una destrucción ecológica que provoca mayores posibilidades para la transmisión de estas enfermedades”, concluyó el especialista.
La doctora Marcela Orozco, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora independiente del CONICET explicó a Infobae que las enfermedades de origen animal, conocidas como zoonosis, tienen un fuerte impacto en la salud pública, la economía y el ambiente.
“Estas enfermedades pueden desencadenar epidemias y pandemias que afectan a nuestras poblaciones humanas, como ha sucedido con diversos coronavirus como el SARS, MERS y, más recientemente, la COVID-19. Otras zoonosis son la psitacosis, la brucelosis, la leptospirosis, la leishmaniasis, la fiebre amarilla, el hantavirus, la rabia, la sarna y la toxoplasmosis, entre otras”, sostuvo la también veterinaria quien trabaja en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA CONICET) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires (UBA).
Y agregó: “las zoonosis también tienen consecuencias ecológicas, afectando la biodiversidad y alterando el equilibrio de los ecosistemas. Es importante resaltar que muchas de estas enfermedades emergen de la fauna silvestre en entornos alterados por los humanos. Además, las zoonosis afectan gravemente la economía global, causando interrupciones en la producción agrícola y ganadera, pérdidas en el comercio internacional, alteraciones de la biodiversidad y elevando los costos de atención médica y control de enfermedades”.
Respecto al concepto de “Una Salud” (del inglés, One Health), la especialista afirmó que el mismo propone una visión integral de la salud, reconociendo que la salud de los humanos, los animales y el ambiente están interrelacionadas. “Cambios en los ecosistemas, como la deforestación, la urbanización, la extracción de los recursos naturales, pueden alterar los hábitats de varias especies silvestres y crear condiciones propicias para que patógenos salten de una especie a otra, e incluso lleguen a los humanos. Por ejemplo, la destrucción de hábitats naturales puede llevar a que los animales silvestres se acerquen más a las áreas urbanas, aumentando el riesgo de contacto entre humanos y reservorios silvestres de ciertas enfermedades”, destacó.
Y concluyó: “Prevenir la próxima pandemia requiere un enfoque multidisciplinario y global, como el propuesto por la estrategia “Una Salud”. Este enfoque holístico es esencial para abordar las complejidades de las zoonosis y garantizar una preparación y respuesta adecuadas ante futuras pandemias.
Los pilares de estas estrategias, según la experta, son:
- La vigilancia y monitoreo de salud en la fauna silvestre, que consiste en fortalecer sistemas de vigilancia y monitoreo para detectar tempranamente enfermedades emergentes en poblaciones silvestres. Todos podemos ser parte sumándonos a programas de vigilancia participativa e iniciativas de ciencia ciudadana
- La investigación científica que permite comprender mejor la ecología de los patógenos zoonóticos
- La participación comunitaria en la implementación de prácticas seguras de manejo y convivencia con animales
- El control del comercio de fauna, que permite mejorar las medidas de bioseguridad en los movimientos de animales y combatir el comercio ilegal de animales. También es importante el control de las fronteras para prevenir la introducción y propagación de enfermedades a través de productos de origen animal
- La conservación de la biodiversidad, tendiente a proteger hábitats naturales y promover prácticas sostenibles que reduzcan la presión sobre los ecosistemas y minimicen el contacto entre animales silvestres y humanos.
Estas estrategias se basan en la colaboración a diferentes escalas, fomentando la cooperación y el intercambio para una respuesta coordinada y efectiva ante contingencias zoonóticas.
“Es importante reflexionar sobre el papel que los humanos desempeñamos en la emergencia de enfermedades. Si bien es fácil entender que una enfermedad puede originarse en la fauna silvestre, a veces cuesta comprender por qué patógenos que siempre han circulado en estos ambientes ahora “saltan” a las personas, incluso modificándose a través de mutaciones u otros cambios genéticos, y causan enfermedades. Aquí es importante entender la ecología de las enfermedades, identificar las condiciones y los factores ecológicos que determinan esas situaciones”, destacó Orozco.
Y finalizó: “El cambio climático juega un papel significativo, ya que afecta la dinámica de las enfermedades zoonóticas transmitidas por vectores, como los mosquitos, las garrapatas, las vinchucas. El calentamiento global y los cambios en los patrones de precipitación, por ejemplo, pueden expandir el rango geográfico de ciertos vectores, llevando enfermedades a nuevas áreas y poblaciones susceptibles. Pero además del cambio climático, muchas condiciones que propician estos saltos son generadas por actividades humanas como la deforestación, la destrucción de ambientes naturales y el uso indiscriminado de recursos. Estas acciones tarde o temprano terminan alterando el equilibrio natural y crean nuevos escenarios, lamentablemente muchos de ellos propicios para la transmisión de enfermedades”.
Infografías: Marcelo Regalado