La depresión, según la definición brindada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad que interfiere con la vida diaria, la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. Esta es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
Se estima que a nivel mundial alrededor del 5% de los adultos padecen depresión, con un registro de aproximadamente 280 millones de personas que la presentan. La misma suele afectar mayormente a las mujeres que a los hombres.
“Se caracteriza fundamentalmente por desarrollar en quien la padece, un estado de ánimo deprimido (sensación de sentirse triste, vacío, sin esperanza) o por la pérdida del placer o el interés por casi todas las actividades (anhedonia), la mayor parte del día y casi todos los días”, explica la licenciada María Fernanda Giralt Font, Jefa del Departamento de Psicoterapia de INECO y Subdirectora operativa de Salud Mental de la institución.
Asimismo, Giralt Font, quien también se desempeña como Directora del curso de Posgrado “Abordaje Cognitivo Conductual del Estrés” de Universidad Favaloro, afirma: “La depresión es un estado diferente a los altibajos y cambios habituales del estado de ánimo del día a día. Sus síntomas representan un cambio significativo respecto al funcionamiento que se tenía previamente”.
En línea con ello, la especialista menciona que puede ocurrir que se produzcan alteraciones en el sueño y cambios en el apetito o en el peso. Además, es frecuente la fatiga o la pérdida de energía diaria, la disminución de la capacidad para concentrarse o para tomar decisiones, y un posible enlentecimiento motor o cierta agitación.
Entre otros de los síntomas frecuentes se encuentra el sentimiento de inutilidad o culpabilidad, la sensación de desesperanza y el hecho de tener pensamientos de muerte recurrentes. Estos síntomas suelen causar un malestar significativo, deterioro en lo social, en lo laboral o en otras áreas de funcionamiento. Es importante destacar que debe darse la combinación de varios de estos síntomas para arribar al diagnóstico.
Los episodios depresivos pueden clasificarse en leves, moderados o graves, en función del número y la intensidad de los síntomas, así como de las repercusiones en el funcionamiento de la persona.
“Es un diagnóstico que tienen que realizar los profesionales de la salud mental y que requerirá para su tratamiento la intervención de especialistas idóneos. Hay tratamientos eficaces para la depresión. Los tratamientos psicológicos pueden combinarse con antidepresivos en casos de depresión moderada y grave”, agrega la Lic. Giralt Font.
Los tratamientos psicológicos eficaces contra la depresión incluyen: la activación conductual, la terapia cognitiva conductual, la psicoterapia interpersonal y el tratamiento para la resolución de problemas. Un modelo novedoso de tratamiento consiste en un enfoque terapéutico integral, que combina esos diferentes modelos y una variedad de técnicas para ayudar a las personas a superar la depresión y, al mismo tiempo, construir bienestar. Toma también elementos de la psicología positiva, de la terapia de aceptación y compromiso, y de la terapia dialéctico conductual en un modelo integrador.
“Es un tratamiento que cuenta con una estructura clara y organizada, que tiene como objetivo no solamente disminuir la negatividad y la anhedonia (la incapacidad de experimentar placer), sino también desarrollar positividad. Se enfoca en ayudar a las personas a prestar atención a lo positivo en sus vidas”, da a conocer la profesional de INECO.
Además, este tipo de tratamiento cuenta con una variedad de técnicas probadas para reducir los síntomas y aumentar el bienestar, el sentido y las conexiones sociales. Se trata de un programa que ayuda a las personas a vivir de acuerdo con sus valores fundamentales en los dominios claves de la vida (vocación, ocio, relaciones interpersonales y autocuidado).
Si bien la depresión es una enfermedad que requiere de ayuda profesional, existen algunas cuestiones que pueden contribuir a su abordaje. En ese sentido, la licenciada Giralt Font brinda diferentes recomendaciones:
Resulta clave poder mantener contacto con algún familiar y/o amigo al cual se pueda acudir y contarle lo que está ocurriendo. Es importante poder pedir ayuda y estar acompañado para abordar la depresión.
Se aconseja seguir haciendo aquellas cosas que anteriormente se solían disfrutar. Para ello, se puede comenzar por las más sencillas y, de a poco, ir avanzando hacia las más complejas. Lo más útil es que esas actividades que se realicen sean afines a valores propios.
El ejercicio físico es una pieza clave para el bienestar. En ese sentido, salir aunque sea a caminar, empezando desde lo mínimo posible y aumentando cada día un poco más la actividad, contribuye de manera notable.
Este registro permitirá identificar los pequeños destellos de bienestar y potenciarlos.
Es importante mantener los buenos hábitos de sueño, alimentación e higiene, claves en el día a día de las personas.
“Lo que funciona no es esperar a que se tenga ganas de realizar una actividad, precisamente porque lo que falta en la depresión es la voluntad, sino que la fórmula es al revés: hacer, aun sin ganas inicialmente, para que las ganas vengan justamente al realizarlo”, explica la Lic. Giralt Font.
“Por último, recordar que es muy importante el diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. Frente a síntomas persistentes, es necesario realizar una consulta profesional”, concluye la especialista.