El cáncer de próstata es el tipo de tumor maligno más frecuente en hombres, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Afecta principalmente a la glándula que se encuentra debajo de la vejiga, cuya función principal es el producir líquido seminal, pero puede extenderse a otras áreas del cuerpo. En el año 2022 se detectaron alrededor de 1.4 millones de casos a nivel mundial.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional del Cáncer, en la Argentina, la mayor incidencia de patologías oncológicas en varones “estuvo dada por el cáncer de próstata, con una ocurrencia de más de 11.686 casos anuales, que representaron el 18,7% de todos los tumores malignos en este grupo, con una tasa estandarizada por edad de 42 casos por cada 100.000 varones”.
Asimismo, se advierte que es el tercer tumor más mortal, solo superado por el de pulmón (18,1%) y el colorrectal (13,2%), siendo que cada año se cobra la vida de más de 3500 argentinos, cifra que se traduce en un 12,0%.
Cada 11 de junio, se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Próstata para concientizar e informar a la población sobre los riesgos que conlleva la enfermedad, su sintomatología, la importancia de su detección temprana a través de controles y su alta incidencia en los hombres mayores de 50 años, ya que la mortalidad está relacionada con la edad de la persona.
El problema principal de la patología es que es asintomática hasta que avanza y aumenta en severidad, por ende suele pasar desapercibido. Desde la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) resaltan que los hombres suelen asistir a controles rutinarios en menor medida que las mujeres, lo cual representa un severo riesgo.
Debido a eso, hacen hincapié en que los individuos que superen los 50 años deben realizarse controles anuales. Al mantener un seguimiento adecuado, según la edad y los factores de riesgo, que se base en el examen rectal digital (ERD) y el dosage en sangre del antígeno prostático específico (PSA), se puede lograr detectar la enfermedad de manera temprana, lo que mejora significativamente las posibilidades de supervivencia.
Los antecedentes familiares también son de gran importancia, ya que la carga genética puede representar un aumento en las probabilidades de padecer la enfermedad, por lo que los hombres con parientes cercanos que tuvieron cáncer deben comenzar a realizarse los controles a partir de los 40 años de edad.
Luego de detectarlo, se pueden comenzar los tratamientos que tienen como fin el evitar el desarrollo del cáncer. “El tratamiento consiste en la extracción de la próstata y las vesículas seminales que puede realizarse por vía abierta, laparoscópica o robótica. La radioterapia puede ser convencional o hipofraccionada y además puede realizarse terapia focal con braquiterapia que consiste en implante de semillas radioactivas”, explicó el Dr. Norberto Bernardo, jefe de la División Urología del Hospital de Clínicas de la UBA.
Y agregó: “Cuando el tumor es de bajo nivel de agresividad, puede vigilarse anualmente. En el área de las cirugías se ha avanzado en técnicas mínimamente invasivas utilizando la laparoscopia en su versión convencional y asistida por robot, con el objetivo de lograr una recuperación rápida con menores complicaciones”.
Desde la Universidad de Buenos Aires, en tanto, aclaran que “el cáncer de próstata puede afectar a cualquier hombre, independientemente de su edad o antecedentes familiares“. Sin embargo, existen ciertos factores de riesgo relacionados con el estilo de vida que podrían causar que una persona sea más propensa a desarrollar cáncer de próstata, como por ejemplo un exceso en el consumo de grasas saturadas, obesidad y sedentarismo.
Una vez que el cáncer se encuentra en un estadio avanzado es cuando comienza a generar síntomas que incluyen la dificultad para controlar la orina (tanto para retenerla como para lograr orinar), molestias en la vejiga caracterizadas por la sensación de que no se vació completamente, flujo de orina débil o interrumpido, sangre en la orina o el semen, dolor en el área cercana a donde se encuentra la próstata (la región pélvica o parte baja de la espalda), y la disfunción eréctil.
El hablar abiertamente de la enfermedad es necesario para eliminar los tabúes y combatir la desinformación que pueda propagarse con respecto a su diagnóstico, aseguran los especialistas. Es por eso que la doctora Natalia Gandur, médica de la Unidad Funcional de Clínica Urológica del Instituto Oncológico Ángel Roffo, resalta la importancia de “animar a los hombres a realizarse los exámenes de detección y a buscar ayuda médica sin miedo ni vergüenza”.