El cuidado de las personas mayores constituye una tarea de gran compromiso que requiere de dedicación y paciencia. Asumir la responsabilidad del cuidado de otra persona implica la incorporación y el dominio de habilidades específicas, así como también el acceso a conocimientos especializados.
Este conjunto de habilidades se vuelven fundamentales para proporcionar una asistencia integral que promueva y garantice la mejor calidad de vida posible tanto para el cuidador como para el paciente.
“Es indispensable comprender que las personas mayores pueden estar atravesando diferentes desafíos y limitaciones, los cuales pueden ser el resultado de su estilo de vida, o deberse al curso de una enfermedad física y/o cognitiva”, explicó Belén De La Madrid, licenciada en Terapia Ocupacional de INECO.
Desde la gestión de enfermedades crónicas hasta el abordaje de los cambios emocionales y psicológicos asociados con el envejecimiento, el cuidado de los adultos mayores implica una comprensión profunda y una adaptación continua a las necesidades de cada individuo.
En línea con ello, la profesional agregó: “En este contexto, el cuidador se convierte en un apoyo fundamental, brindando no solo asistencia práctica, sino también comprensión, empatía y compañía en el camino hacia el bienestar integral”.
A continuación, la licenciada en Terapia Ocupacional de INECO compartió una serie de recomendaciones y sugerencias para poder comprender los diversos desafíos o limitaciones que se pueden encontrar al momento de cuidar a una persona mayor y describir qué herramientas pueden ser de utilidad.
Las dificultades motoras pueden dar lugar a riesgos de caídas, inconvenientes en la marcha y en las transferencias de actividades habituales, por ejemplo: meterse en la bañera, levantarse de la cama, realizar compras en la vía pública, entre otras.
Por lo tanto, los cuidados domésticos son una cuestión importante a tener en cuenta para brindar una mayor seguridad. Algunas sugerencias son: quitar alfombras, incorporar barrales en los baños, reorganizar los elementos para que estén al alcance de la mano y brindar recomendaciones para el manejo de la vía pública o asistir en las mismas.
A lo largo de la vida, las alteraciones en las funciones cognitivas pueden presentarse de diferentes formas en algunos adultos mayores como, por ejemplo, tener alteraciones en la memoria, dificultades para evocar información, olvidar cómo se utiliza un elemento conocido o precisar de mayor tiempo para utilizar dispositivos tecnológicos.
En caso de que un adulto esté presentando alguna de estas alteraciones puede que esta situación genere frustración tanto en él como en el cuidador que lo acompaña en su cotidianeidad. Algunas recomendaciones para acompañarlos en este proceso pueden ser: brindar apoyos visuales, explicar en pasos simples, repetir las tareas de forma habitual y, si están interesados, realizar actividades de estimulación cognitiva, como crucigramas, sopa de letras, entre otros.
Tal como se ha mencionado anteriormente, incorporar habilidades permite llevar adelante la tarea de cuidado con las herramientas adecuadas para entablar un vínculo ameno, brindarle una buena calidad de vida al adulto mayor y, como cuidador, sentirse apto sin descuidar el propio bienestar.
En ese sentido, tanto la comunicación asertiva como la empatía son habilidades muy importantes para el cuidador a la hora de acompañar al adulto mayor. Es necesario comprender que en algunos casos puede ser muy difícil para las personas mayores transitar el envejecimiento, ya sea por ver sus propias limitaciones físicas o cognitivas, por depender de un otro para llevar a cabo tareas habituales, por sentirse una carga para su familia, por el miedo a las enfermedades propias de la edad o la vulnerabilidad ante otras, así como también la angustia ante la pérdida de sus pares.
Es por ello que estas sugerencias mejorarán el estado de comprensión del cuidador hacia el adulto mayor: mantener una escucha activa y empatía ante los miedos y la angustia; sugerir espacios de participación social, como centros culturales, talleres y/o actividad física; dar lugar a que se sientan útiles, ya sea ante el pedido de una tarea o un consejo sobre sus roles laborales; y conversar y convivir con generaciones más jóvenes para mantenerse actualizados y compartir sus experiencias.
Es posible que puedan presentarse algunas emergencias durante el cuidado de los adultos mayores, por ese motivo es importante la planificación previa, la calma y la seguridad, para evitar situaciones de riesgo tanto para ellos como para quien ejerce el rol de cuidador. La planificación previa es una gran aliada ante estas situaciones.
Una sugerencia es contar con los elementos necesarios, como documentación y números de emergencia, en lugares accesibles. Se recomienda también tener elementos de atención primaria, como botiquín de primeros auxilios, tensiómetro y oxímetro, que permiten descartar o verificar determinada sintomatología.
Asimismo, es importante brindar a los adultos mayores una serie de pasos simples o un apoyo visual accesible ante la aparición de un malestar o posibles caídas, así como también contar con apoyos externos, como algún vecino o comercio, si se observan situaciones de desorientación en la comunidad.
La posibilidad de convivir con un ser querido de la tercera edad es gratificante por el cariño que se recibe de ellos y lo que se aprende a su lado. Sin embargo, las tareas de cuidado pueden generar desgaste en aquellos que lo hacen de manera habitual, por lo que el autocuidado y el equilibrio ocupacional son fundamentales para evitar que el agotamiento físico y mental impacten en el desempeño general y en el trato con el adulto mayor.
Establecer momentos de descanso, armar una red de apoyos para delegar tareas, mantener un equilibrio entre las tareas de cuidado y las propias responsabilidades, como así también tener espacios terapéuticos con profesionales de la salud, son algunas de las recomendaciones que permiten mantener un bienestar para el cuidador.