Cada 23 de mayo se conmemora en todo el planeta el Día Mundial del Melanoma. El objetivo es generar conciencia acerca de esta patología oncológica y hacer hincapié en los cuidados preventivos, ya que es la variedad menos frecuente del cáncer de piel, pero a la vez puede resultar la más grave y tiene mayores probabilidades de propagarse por el cuerpo.
La incidencia de este tipo de tumores está en aumento en los últimos años en todo el mundo, y en Argentina la tendencia se refleja con una mayor incidencia, en consonancia con lo que ocurre en otros países.
“Se trata de una neoplasia que surge de los melanocitos, que son las células que producen el pigmento en la piel”, comenzó a explicar la oncóloga y jefa del Servicio de Melanoma y Sarcoma del Instituto Alexander Fleming (IAF), Yanina Pflüger (MN 120531). Y si bien principalmente afecta la piel, la experta aclaró que la enfermedad “puede originarse en las mucosas y ojos”.
Y tras destacar que “pese a que su incidencia está en aumento a nivel mundial, en algunos países como Australia gracias a sus campañas de prevención han demostrado un leve descenso”, la experta resaltó que “Argentina presenta un aumento sostenido en incidencia comparable a lo que pasa en la mayoría del resto del mundo”.
Quiénes tienen más riesgo de tener melanoma
Según Pflüger, “las personas con mayor riesgo son quienes tienen el fototipo 1 (piel blanca y ojos claros), mientras que también lo eleva la radiación ultravioleta, por la excesiva exposición solar o el uso de camas solares”.
“Otros factores predisponentes son los múltiples lunares, las quemaduras solares en décadas pasadas y la inmunosupresión”, sumó.
Señales de alerta y un autotest para detectarlo a tiempo
El melanoma da señales de alerta por las que es posible abordarlo de manera temprana para acceder a un tratamiento con mejores perspectivas de éxito. “Es importante estar atentos al realizar el autoexamen a cualquier lesión que cambie de forma, color, tamaño o comience a generar cualquier síntoma como: picazón, ardor o pinchazos”, señaló en este punto la jefa del Servicio de Dermatología Oncológica del IAF, Marcela Moreno (MN 106.685).
Existe una regla, que es del ABCDE, para recordar todo lo que debe llamar la atención acerca de un lunar. En ese sentido, la especialista puntualizó: “A: asimetría, B: bordes irregulares, C: color irregular, D: diámetro mayor a 6 mm, pero para mí el principal debe ser el E: Evolución”.
Los autoexámenes de la piel por parte del paciente deberían ser mensuales. La dermatóloga enfatizó en el concepto de que cualquier lesión que evolucione (es decir, en la que se note un cambio), debe llamar la atención. “Si se duda, se consulta. Y también es importante tener en cuenta que no todas las lesiones que presenten alguna de estas características significa que sean o serán malignas”, aportó.
En este sentido, su colega Carolina Spinelli (MN 117.118), médica dermatóloga de la Unidad de Oncología Cutánea del IAF, sumó otros tres pasos a la regla nemotécnica. “En los últimos años, también agregamos las letras EFG para destacar que ante una lesión E (elevada), F (firme), y G que está en crecimiento (por Grow en inglés) en el último mes, debería concurrir para descartar un Melanoma Nodular, que es un tipo que crece rápidamente en forma invasiva”, explicó.
Cómo prevenir el melanoma
A la hora de hablar de prevención, los expertos coinciden en que la fotoprotección es la medida sobre la que más se debe trabajar. “Principalmente, a edades tempranas, ya que son fundamentales los cuidados en personas menores a 20 años -comenzó Moreno en este aspecto-. El primer paso es evitar exponerse durante los horarios del mediodía, sobre todo en las épocas del año de mayor temperatura, que es la que mayor índice de RUV solar tenemos. En caso de hacerlo, no olvidar el uso de protectores solares altos (factor 50 o más), renovándolo cada dos horas. Pero es muy importante recalcar la protección física, a través del uso de ropa adecuada, sombrero y anteojos de sol”.
Otra indicación clave es evitar el uso de camas solares, cuya exposición está directamente relacionada con el melanoma por la radiación ultravioleta que emiten.
Como pauta general se recomienda hacer una vez por año el control dermatológico clínico y dermatoscópico, pero quien determina la periodicidad es el dermatólogo. “Esto va a depender del tipo de piel del paciente, cantidad y tipo de lunares que presenta, actividades que desarrolla o desarrolló, antecedente de quemaduras solares durante edades tempranas, si tiene antecedente personal o familiar de cáncer de piel y de qué tipo. No es lo mismo el control de un paciente de piel clara, con múltiples lunares y antecedente de fotoexposición importante por las actividades que desarrolla, que un paciente de fototipo más alto con muy pocos lunares. En ambos casos deben tener un control periódico, pero en este último puede ser más relajado”, aclaró la experta del IAF.
Al respecto, Spinelli remarcó que “el control debe ser de toda la piel con un dermatoscopio de mano. Si el paciente tiene antecedentes de melanoma o más de 100 nevos (como se conoce a las lesiones nuevas) o síndrome del nevo atípico, se le indicará la dermatoscopía digital corporal total, conocida entre los pacientes como el mapeo de los lunares”.
“En la Unidad de Oncología Cutánea del Instituto Alexander Fleming, contamos con el Fotofinder -contó-. En este estudio se sacan imágenes clínicas del cuerpo entero en distintas posiciones y además se registran las fotos dermatoscópicas de aquellos nevos más importantes para un mejor seguimiento. Se realiza anualmente, se comparan las imágenes y así detectamos en forma temprana un lunar nuevo o cambios en los preexistentes”.
Según Pflüger, “los pacientes que han tenido melanoma cutáneo tienen mayor riesgo de desarrollar uno nuevo”. Y agregó: “Además, tienen mayor riesgo de presentar carcinomas de piel no melanoma, ya que su factor de riesgo de fototipo de piel y fotodaño solar es compartido”.
Cómo es el tratamiento del melanoma
“El tratamiento dependerá de la instancia en que se diagnostica el melanoma. Las lesiones localizadas deberán ser inicialmente operadas para su resección completa. Y en muchos casos se deberá estudiar quirúrgicamente el área ganglionar regional. Si la resección ha sido completa, luego se evaluará la necesidad de agregar tratamiento sistémico posterior por un año”, explicó Pflüger, quien destacó que “cuando la detección se da en instancias avanzadas, se indica el tratamiento sistémico con terapia dirigida o inmunoterapia”.
Dentro de estos nuevos tratamientos, la experta sostuvo que en las últimas décadas hubo un aumento en las aprobaciones de nuevas terapias en melanoma que ya están ampliamente difundidas y en uso para los pacientes. “Hay nuevas moléculas en desarrollo que en general se están probando en ensayos clínicos y muchas de ellas se utilizan en combinación. De este modo se intenta tener no solo nuevas opciones, sino también mejorar la eficacia de las terapias actuales”, remarcó.
Por último, acerca de las estadísticas, que informan un aumento del número de casos de cáncer de piel, en la mirada de Moreno “esto podría corresponder a pacientes mayores de 40 años que se expusieron al sol de forma inadecuada durante su infancia, adolescencia y adultez temprana, que es el momento que mayor exposición solar se tiene, y de mayor importancia al momento de hablar de fotoprotección”. “Debemos esperar un tiempo más para conocer cuál es el impacto real de las medidas tomadas durante los últimos años en cuanto al cambio de hábitos ante la exposición solar y la fotoprotección”, concluyó.