(HealthDay News) -Una nueva investigación del mundo real confirma que los exitosos medicamentos para perder peso que millones de estadounidenses han estado tomando para perder peso pueden desencadenar parálisis estomacal en algunos pacientes.
“Aunque estos medicamentos funcionan y deben usarse por la razón correcta, solo queremos advertir a todos que si deciden comenzar esto, prepárense para tener un 30% de probabilidades de que puedan tener efectos secundarios gastrointestinales, y luego es posible que el medicamento deba suspenderse,” señaló a CNN el Dr. Prateek Sharma, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kansas que realizó uno de los estudios.
Su investigación fue uno de los dos informes presentados el sábado en la Semana de las Enfermedades Digestivas (DDW, por sus siglas en inglés) en Washington, DC. Ninguno de los dos ha sido publicado en una revista médica revisada por pares, por lo que los datos se consideran preliminares. Un tercer estudio sobre la complicación se presentará el lunes.
Conocidos como agonistas del GLP-1, medicamentos como Wegovy y Zepbound han ayudado a las personas a perder al menos el 10% de su peso inicial.
¿Cómo funcionan estos medicamentos y por qué a veces pueden provocar parálisis estomacal? Los agonistas del GLP-1 frenan el hambre al ralentizar el movimiento de los alimentos a través del estómago. También ayudan al cuerpo a liberar más insulina y envían señales al cerebro que frenan los antojos.
Pero en algunas personas, también pueden provocar episodios de vómitos que pueden requerir atención médica y ralentizar tanto el estómago que pueden provocar una afección llamada gastroparesia. Aunque la gastroparesia por lo general mejorará después de que se suspenda el medicamento, algunos pacientes han afirmado que su afección no mejoró meses después de dejar el medicamento, reportó CNN .
En un estudio, investigadores de los Hospitales Universitarios de Cleveland revisaron millones de registros de pacientes de 80 organizaciones de atención médica. Se centraron en adultos obesos, pero que no tenían diabetes y que no habían sido diagnosticados con gastroparesia o pancreatitis al menos seis meses antes de comenzar a tomar un medicamento GLP-1. En el estudio se incluyeron las historias clínicas de 286.000 pacientes.
Entre los que recibieron un medicamento GLP-1 para bajar de peso, 10 de cada 10.000 (0,1%) fueron diagnosticados con gastroparesia al menos seis meses después. Mientras tanto, solo 4 de cada 10.000 personas (0,04%) que no tomaban los medicamentos y que fueron emparejadas en función de su edad, sexo, etnia y otros factores desarrollaron parálisis estomacal.
Si bien el riesgo general para cualquier paciente sigue siendo pequeño, la diferencia ascendió a un aumento del 52% en el riesgo de ser diagnosticado con parálisis estomacal mientras tomaba un medicamento GLP-1.
El segundo estudio, dirigido por Sharma, también utilizó registros de una base de datos de una red de investigación. En el análisis se incluyeron los registros de casi 300,000 pacientes.
En comparación con los que no tomaban un medicamento GLP-1, los que sí lo tomaban tenían alrededor de un 66% más de probabilidades de ser diagnosticados con gastroparesia. Los pacientes que tomaban los medicamentos también eran más propensos a tener náuseas, vómitos o enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Sharma anotó que su estudio incluyó a personas que tenían diabetes tanto en el grupo que tomaba los medicamentos GLP-1 como en el grupo de comparación, y aun así encontraron una mayor incidencia de parálisis estomacal en los que tomaban los medicamentos, lo que sugiere que la diabetes por sí sola no era la culpable. “La droga era lo único que era diferente entre estos dos grupos”, dijo.
“Y sí mostramos que todos los efectos secundarios o síntomas gastrointestinales, náuseas, vómitos y gastroparesia, fueron significativamente más altos en los que tomaron GLP-1 en comparación con los controles,” dijo Sharma, que también es presidente electo de la Sociedad Americana de Endoscopia Gastrointestinal (American Society of Gastrointestinal Endoscopy).
A pesar de que estos medicamentos se han estudiado ampliamente, Sharma cree que la gastroparesia es lo suficientemente rara como para que no apareciera en los ensayos clínicos porque no se incluyeron suficientes pacientes. “Se necesitan cientos de miles de pacientes para llegar a estas conclusiones, pero es por eso que creo que estos estudios de bases de datos son mucho más importantes allí,” dijo Sharma.
Otra razón por la que podría haberse pasado por alto en los ensayos clínicos fue la forma en que los investigadores suelen evaluarla, dijo a CNN el Dr. Michael Camilleri, gastroenterólogo de la Clínica Mayo que ha estudiado la gastroparesia con el medicamento GLP-1 liraglutida.
“Es muy importante, si se va a estudiar el problema del vaciamiento gástrico, hay que ver el vaciamiento gástrico de sólidos, no de líquidos,” explicó, porque los líquidos pasan por el estómago más rápido que los sólidos. “Cuando las compañías farmacéuticas evaluaron los efectos de esta clase de medicamentos sobre el vaciamiento gástrico, por lo general usan un método que evalúa el vaciado de líquidos del estómago,” dijo.
Camilleri es coautor de un tercer estudio sobre la afección que se presentó el lunes en la reunión de la DDW. Esa investigación analizó los expedientes médicos de casi 80,000 pacientes a los que los médicos del sistema de salud de la Clínica Mayo recetaron un medicamento GLP-1. Los investigadores se enfocaron en 839 personas que tenían síntomas de gastroparesia y se sometieron a una prueba de referencia para la afección.
Alrededor de un tercio de ese grupo, 241 personas, tenían comida en el estómago cuatro horas después de comer una comida de prueba, lo que significa que calificaron como gastroparesia. Camilleri anotó que es probable que el riesgo de gastroparesia esté subestimado en las investigaciones más recientes, porque no todos los que tenían síntomas habrían recibido al final la prueba necesaria para diagnosticarlo.
* Más información: Johns Hopkins ofrece más información sobre la gastroparesia. FUENTE: CNN
* Robin Foster HealthDay Reporters ©The New York Times 2024