Para muchas personas, el dolor de espalda constituye una molestia habitual. No obstante, este síntoma puede ser el indicativo de una enfermedad reumatológica poco común. Cada año, el primer sábado de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Espondiloartritis Axial (EspAax), una jornada promovida con el objetivo de sensibilizar sobre esta afección y su impacto físico, mental y emocional.
¿De qué ese trata? La espondiloartritis axial es una enfermedad que provoca inflamación de las articulaciones sacroilíacas (entre el sacro y el hueso de la pelvis), entre las vértebras y también puede afectar otras articulaciones como caderas, rodillas y tobillos.
La señal distintiva de la espondiloartritis axial es el dolor en la región lumbar, conocido como lumbalgia de tipo inflamatorio. Dicho dolor, en general, empeora con el reposo -por la noche o tras periodos prolongados sentado- y mejora con el movimiento y el ejercicio, y se acompaña de rigidez. Afecta principalmente a adultos jóvenes menores de 45 años y suele ser crónico, es decir, dura más de 3 meses.
Además de los principales síntomas, la espondiloartritis axial puede manifestar dolor, rigidez e inflamación en otras áreas; dificultad para respirar; problemas de visión y dolor ocular por uveítis; fatiga extrema; pérdida de apetito y peso; erupciones cutáneas; dolor abdominal y deposiciones líquidas, asociándose a enfermedades inflamatorias intestinales.
Este año, el lema del Día Mundial es “Signos y Síntomas”, impulsado por la Federación Internacional de la EspAax (ASIF por sus siglas en inglés), enfocado en la detección precoz y comprensión de la enfermedad para mejorar la calidad de vida de los afectados.
Según explica la doctora Emilce Schneeberger (MN 84464), médica de planta de la Sección Reumatología del Instituto de Rehabilitación Psicofísica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “es muy común que se presente en adultos jóvenes menores de 45 años, por este motivo todo paciente que sufra de dolor lumbar de tipo inflamatorio, que empeora con el reposo y mejora con el ejercicio y tenga una duración de 3 meses o más debe consultar al médico reumatólogo, con el fin de lograr un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno”.
Entonces, ¿cuáles son las señales de alarma? “Teniendo en cuenta que la mayoría de la población puede padecer de dolor de espalda en algún momento de su vida, hay algunas características del dolor asociadas a esta enfermedad que deben llamar la atención. El dolor de espalda de la espondiloartritis axial es de tipo inflamatorio, los pacientes son jóvenes, este dolor no deja dormir al paciente en la noche cuando está en reposo, mejora al practicar ejercicio y empeora con el reposo”, continúa la doctora Schneeberger.
¿Cómo se diagnostica la espondiloartritis axial?
El primer gran paso es el diagnóstico temprano y eso, señala la doctora Schneeberger, favorece para “controlar la actividad de la enfermedad y detener la progresión radiográfica con el fin de optimizar la capacidad funcional y mejorar la calidad de vida de estos pacientes”.
El diagnóstico de la espondiloartritis axial tuvo un avance significativo en los últimos años, ya que se redujo a la mitad el tiempo promedio para identificar esta enfermedad reumatológica. ¿Cuánto? Pasó de diagnosticarse en siete a 3.5 años, resultado de una mayor conciencia sobre este padecimiento. Un diagnóstico oportuno es clave para prevenir desenlaces negativos y asegurar una mayor eficacia terapéutica en las etapas iniciales de la enfermedad.
Entre los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad se encuentran la historia familiar y ciertos componentes genéticos, como la presencia del gen HLA-B27, que muestra un contraste notable entre pacientes y controles en estudios realizados en Argentina. La incidencia de este gen en individuos con espondilitis anquilosante alcanza el 90.4%, frente a solo un 5.2% en el grupo de control.
Además, la edad y el género juegan un papel importante, con los hombres presentando una mayor probabilidad de progresión a espondilitis anquilosante antes de los 45 años. Condiciones coexistentes como enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, psoriasis o uveítis, también incrementan la susceptibilidad a esta patología.
¿Qué sucede si no se controla la espondiloartritis axial? “Esta enfermedad es sistémica, y si no está controlada puede aumentar la morbimortalidad cardiovascular”, advierte Schneeberger. A su vez, en diagnóstico tardío impacta negativamente en la calidad de vida, con un alto porcentaje de pacientes que desarrollan depresión y dificultades laborales.
Las cifras arrojan que el 64% de las personas con espondiloartritis axial sufre de depresión, y el 75% tiene dificultades para encontrar trabajo o más probabilidades de dejar de trabajar, según un informe.
El tratamiento adecuado
La finalidad del tratamiento radica en mejorar la calidad de vida de los pacientes, gestionando los síntomas y manifestaciones de la enfermedad, mientras se protege la integridad estructural y se mantiene la funcionalidad a futuro.
Según detalla la doctora Schneeberger, “el tratamiento de la espondiloartritis axial es escalonado según la intensidad de los síntomas y la respuesta del paciente”. A su vez, la experta advierte sobre la importancia de que “los pacientes cumplan con hábitos saludables como alimentación sana, buen control de peso, dejar de fumar y realizar ejercicio”.
¿Cómo es la fase inicial del tratamiento de esta enfermedad? “La primera línea de tratamiento son los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) que no solamente alivian el dolor, sino también tienen implicancia en el control de la actividad de la enfermedad”, señala la profesional.
Y cierra: “En caso de que la enfermedad no se controle, hay diferentes opciones terapéuticas con las que se pueden lograr una mejoría notable como agentes biológicos y sintéticos dirigidos. Hay una fuerte evidencia sobre la efectividad de estos medicamentos en el alivio de los síntomas, la disminución de la actividad, la detención del daño estructural y la mejoría de la capacidad funcional y la calidad de vida”.