La maternidad es una de las experiencias más bellas e impactantes en la vida y produce un cambio profundo y permanente. Durante la gestación, las emociones están a flor de piel y muchas veces los sentimientos pueden ser contradictorios. Alegría, miedo e incertidumbre suelen afectar a las embarazadas que, a veces, se ven impedidas de expresarse claramente porque “deben” verse felices al estar esperando un hijo.
Esta idealización de la maternidad puede provocar que se oculten sentimientos a lo largo de la gestación. Si bien, puede ser una de las etapas más felices en la vida de una mujer, también puede traer aparejados estados de ansiedad y depresión.
Según World Maternal Mental Health Day, 1 de cada 5 madres primerizas experimenta algún tipo de trastorno de ansiedad y estado de ánimo perinatal (PMAD), es decir, durante el embarazo y el posparto. Estas condiciones suelen pasar desapercibidas y no son tratadas, y a menudo tienen consecuencias de largo plazo tanto para la madre como para el niño.
Los síntomas pueden aparecer en cualquier momento durante el embarazo y en los primeros 12 meses después del parto. Los PMAD incluyen depresión posparto, ansiedad posparto, trastorno obsesivo compulsivo posparto, bipolar posparto y psicosis posparto.
La licenciada Patricia Martínez, psicóloga de Halitus Instituto Médico, expresó a Infobae en una nota reciente que la expectativa y la llegada de un bebé provocan cambios significativos en la psicología y mentalidad de la madre.
En estudios realizados por un equipo de investigación Neuromaternal, que analiza los cambios cerebrales asociados a la maternidad, encontraron que el embarazo produce modificaciones duraderas en la estructura cerebral, principalmente en el volumen de materia gris en regiones al servicio de la cognición social y la neuroplasticidad.
“Los cambios que se producen son altamente variables y dependen de diversos factores, incluidos las circunstancias de la llegada del bebé y los cambios bioquímicos asociados con el embarazo. Cada madre vive este proceso de manera única, atravesando distintas etapas emocionales a medida que avanza en esta travesía”, señaló la psicóloga.
Se estima que 7 de cada 10 mujeres ocultan o restan importancia a sus síntomas de PMAD. Sin comprensión, apoyo y tratamiento, estas enfermedades mentales tienen un impacto devastador en las mujeres afectadas, sus parejas y familias, dice WMMHD.
Por lo general, afirman los expertos, las afectadas suelen demorar la consulta con el psiquiatra. La culpa de sentir emociones negativas en el embarazo y el posparto, como los distintos desafíos que implica la maternidad, son algunas de las causas de este proceder.
Otro de los motivos por los que demoran la consulta es que muchas mujeres creen que “el malestar se va con el tiempo, o que pueden lidiar solas con los que les está sucediendo a nivel emocional. También es usual que piensen que la solución a sus problemas provenientes de una consulta con un psiquiatra sea únicamente la administración de psicofármacos cuando existen múltiples alternativas no farmacológicas que pueden ser de gran ayuda en algunos casos”, señaló la médica psiquiatra Agustina Wainsztein, especialista en Psiquiatría Perinatal del Servicio de Psiquiatría de Adultos de Fleni.
Y agregó: “A menudo, las madres descuidan su salud y se concentran en cuidar a sus hijos. Con frecuencia escuchamos que no tienen ni tiempo para hacer cosas esenciales como darse un baño, ir a un chequeo médico o simplemente descansar un rato. Pero es crucial encontrar un equilibrio y prestar atención a sus propias necesidades”.
“Sin dudas, a muchas mamás les genera culpa hacerse un tiempo para hacer cosas por ellas mismas. Pero tienen que saber que la única manera de brindar el mejor cuidado posible a los hijos es asegurarse de cuidar de la propia salud primero. También es importante que sepan que no están solas, y que buscar ayuda no es una debilidad”, concluyó la doctora Wainsztein.
¿Cuáles son las señales de alerta para hacer la consulta a un profesional de salud mental? La tristeza persistente, cambios de ánimo, ansiedad o insomnio son los principales síntomas. La licenciada Martínez expresó: “No se debe temer a buscar ayuda psiquiátrica cuando es necesario, ya que existen opciones seguras de tratamiento durante el embarazo”.
La depresión posparto
La licenciada Martínez explicó que el período de puerperio, en el que el cuerpo se ajusta tras el parto y la madre se adapta a la lactancia, y demás cambios, conlleva una serie de transformaciones emocionales: “Estas van desde una disforia posparto, una respuesta angustiosa y ansiosa que generalmente es temporal y no afecta la capacidad de maternidad, hasta casos más graves como la depresión posparto, que puede prolongarse durante meses”.
De acuerdo con los especialistas del centro de salud e investigación estadounidense Clínica Mayo, después del nacimiento, la mayoría de las madres que dieron a luz presentan melancolía posparto (llamada tambien baby blues), que suele incluir cambios del estado de ánimo, episodios de llanto, ansiedad y dificultad para dormir. La melancolía posparto suele comenzar dentro de los primeros dos a tres días después del parto, y puede durar hasta dos semanas.
“Sin embargo, algunas madres presentan un tipo de depresión más grave y de mayor duración, conocida como depresión posparto. A veces, se denomina depresión perinatal porque puede comenzar durante el embarazo y continuar hasta el nacimiento del bebé. En raras ocasiones, tras el parto también se puede desarrollar un trastorno extremo del estado de ánimo llamado psicosis posparto”, afirmó el centro de salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) al menos 1 de cada 10 madres sufre depresión posparto. “Al menos” significa que es una enfermedad subdiagnosticada. Hay dos razones por las que muchas mujeres no piden ayuda, afirma la Clínica Mayo: el estigma, que significa tener una enfermedad vinculada a la salud mental; y la depresión que se produce en el supuesto “momento más feliz de tu vida”.
La licenciada Leila Klein, psicóloga e instructora de Hatha Yoga Integral formada en Londres, explicó a Infobae que la depresión posparto “consiste en el desarrollo de una depresión en la madre tras el nacimiento de su hijo. En la mayoría de las ocasiones la depresión parece no tener sentido: ‘Deseaba tanto tener este hijo y ahora que lo tengo me siento desdichada’, ‘El parto fue magnífico, debería dar saltos de alegría’, entonces, ¿por qué no lo estoy disfrutando?, quizás no valgo para ser madre’”, son algunos de los sentimientos de las flamantes madres, señaló.
Y agregó: “La mayoría de las mujeres suelen mejorar en algún grado al cabo de semanas, meses o incluso uno o dos años. Sin embargo, esto es a costa de un gran sufrimiento injustificado. La depresión postparto hace de la maternidad una mala experiencia y dificulta la relación en la pareja. De forma que lo mejor es detectar, lo antes posible, este trastorno para tratarlo precozmente”.
Es importante no confundir esta situación con el llamado “baby blues”, una “montaña rusa emocional” que viven el 80% de las nuevas madres y suele durar semanas. En cambio, la depresión se extiende a más de un año. El primero se atenúa con el tiempo, el segundo puede escalar hasta el rechazo por el hijo e incluso pensamientos sobre hacerse daño y dañar al hijo.
Es que, durante el embarazo, las hormonas estrógeno y progesterona aumentan unas 10 veces. Pocos días después del parto, caen en picada hasta llegar a los niveles previos al embarazo. Se cree que este descenso repentino es uno de los principales factores que contribuyen a la depresión posparto. Los tratamientos pueden incluir terapia, medicación y apoyo emocional y su objetivo es cuidar al máximo la salud del bebé o niño así como la de la madre.
Hace menos de un año la FDA aprobó la primera píldora para el tratamiento de la depresión posparto. La agencia de control de medicamentos de EE.UU. autorizó el fármaco zuranolona, luego que las investigaciones mostraran que alivia los síntomas más graves y de mayor duración, que pueden aparecer en las mujeres luego de dar a luz.
Recomendaciones para el bienestar materno
El malestar emocional puede prevenirse con distintas estrategias para evitar la sobrecarga y el estrés y así sentirse mejor. Los consejos son:
- Establecer límites: hay que saber decir “no”. Poner límites saludables puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
- Dormir lo suficiente: es clave establecer una rutina de sueño y hacer todo lo posible por cumplirla.
- Hacer ejercicio: es una excelente forma de reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la energía.
- Practicar yoga. Permite un reencuentro con el propio cuerpo. Karina Orellanoz, profesora de yoga para adultos, prenatal, posnatal y familias con bebés, con certificación avalada por Yoga Alliance Internacional of India y por la Asociación Internacional de Profesionales de Yoga y Ayurveda, explicó a Infobae que “el yoga nos ayuda a darnos cuenta de que todo cambia todo el tiempo, y en este caso el cuerpo hizo una metamorfosis profunda. Aceptar y abrazar nuestro nuevo cuerpo es parte de abrazar este nuevo presente”.
- Alimentarse bien: puede mejorar la salud física y mental. Incorporar frutas, verduras, proteínas y carbohidratos complejos en la dieta y evitar el consumo de alimentos procesados o ricos en azúcar ayuda a sentirse mejor.
- Aprender técnicas de relajación: como la meditación y la respiración profunda, pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
- Realizar un acompañamiento en comunidad. “Algunas personas reciben mas apoyo que otras. Su principal punto de apoyo será posiblemente su compañero, familia o amigos”, afirman desde el Real Colegio de Psiquiatras, en el Reino Unido. Al tiempo que señalan que “muchas otras fuentes de ayuda y apoyo están disponibles para las mujeres embarazadas y madres recientes. Ésto puede variar segun donde viva. Su comadrona y asistente sanitario deberían poder hablarle de la disponibilidad de diferentes sistemas de apoyo en su zona”.
- Reservar tiempo para los seres queridos: es importante pasar tiempo con la pareja, la familia y los amigos y dedicarse a hobbies y otros intereses. También es clave hablar con los amigos y familiares acerca de los propios sentimientos.