El rol determinante de la vacunación para controlar y prevenir 10 enfermedades graves

Las vacunas refuerzan las defensas naturales del organismo y activan el sistema inmunitario, según la OMS. En la Semana de la Vacunación, un repaso por algunas patologías que hoy en día tienen escasa incidencia gracias a los esquemas de inoculación

Las vacunas tienen un rol clave en la salud pública global y hay pruebas de sobra que lo respaldan (Imagen Ilustrativa Infobae)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que las vacunas “reducen el riego de contraer enfermedades gracias a que refuerzan las defensas naturales del organismo y le ayudan a protegerse. Cuando una persona se vacuna, se activa su sistema inmunitario”.

En ese sentido, “la inmunización previene cada año entre 3,5 y 5 millones de defunciones por enfermedades tales como la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe y el sarampión. Las vacunas son también esenciales para prevenir y controlar los brotes de enfermedades infecciosas, apuntalan la seguridad sanitaria mundial y serán un instrumento vital para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos”, de acuerdo a la OMS.

Sin dudas, la vacunación es un componente fundamental de la salud pública a nivel global, y hay sobradas pruebas que lo respaldan. Por ejemplo, hay enfermedades que fueron prácticamente erradicadas gracias a las vacunas, mientras que en otros casos se logró reducir considerablemente la incidencia o prevenir los cuadros graves.

Esto es posible siempre y cuando se siga adelante con los esquemas de inoculaciones, tal como lo recomiendan los expertos según cada situación. En el marco de la Semana de la Vacunación, un repaso por algunos casos.

Diez enfermedades que fueron casi erradicadas o que ayudó a prevenir la vacunación

La vacuna contra la fiebre amarilla, administrada hace más de 60 años, ha demostrado su eficacia y seguridad, brindando inmunidad de por vida contra esta enfermedad transmitida por mosquitos en regiones tropicales de América del Sur y África, según la OMS (Imagen Ilustrativa Infobae)

1- Fiebre amarilla

La fiebre amarilla “es una zoonosis propia de algunas regiones tropicales de América del Sur y África. Su agente etiológico es el virus de la fiebre amarilla, un arbovirus del género Flavivirus (familia Flaviviridae)”, tal como informa la OMS, que agrega que la transmisión “se produce por la picadura de algunas especies de mosquitos: En las zonas selváticas de las Américas, por mosquitos de los géneros Haemagogus y Sabethes. En las zonas urbanas, por el mosquito Aedes aegypti”.

“La fiebre amarilla se puede prevenir con la vacuna de virus atenuado de fiebre amarilla, cepa 17D, que se considera eficaz y segura, y se la utiliza hace más de 60 años para la inmunización activa de niños y adultos contra la infección por el virus de la fiebre amarilla. Confiere inmunidad de por vida”, remarca la OMS.

2- Viruela

“La viruela es una infección vírica, grave y, en ocasiones, mortal. Se trata de una enfermedad contagiosa, ya que se propaga de una persona a otra, y deja cicatrices permanentes. A veces, incluso provoca deformaciones”, postulan en Mayo Clinic. Y agregan: “La viruela ha afectado al ser humano durante miles de años hasta 1980, cuando se erradicó debido al desarrollo de las vacunas contra la viruela. A día de hoy, el virus no se encuentra de forma natural. El último caso de viruela natural se notificó en 1977″.

Gracias al desarrollo de vacunas contra la viruela, esta enfermedad, que una vez fue grave y mortal, fue erradicada en 1980, marcando un hito en la historia de la medicina y la inmunización, con el último caso natural registrado en 1977, de acuerdo con Mayo Clinic (Getty)

3- Hepatitis A

En Healthy Children, el sitio desarrollado por la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics), detallan en un listado que la vacuna contra la hepatitis A se desarrolló en 1995, “y desde entonces la cantidad de casos se ha reducido drásticamente en los Estados Unidos.

La hepatitis A es una enfermedad hepática contagiosa y se transmite a través del contacto entre personas o por alimentos y agua contaminados. Vacunarse contra la hepatitis A es una buena forma de ayudar a su bebé a mantenerse libre de la enfermedad y saludable. Los médicos recomiendan que su hijo reciba dos dosis de la vacuna contra la hepatitis A para obtener la mejor protección. Su hijo debe recibir la primera dosis entre los 12 y los 23 meses de edad y la segunda dosis entre 6 y 18 meses después de la primera”.

4- Hepatitis B

La OMS precisa que la hepatitis B es una infección vírica del hígado que puede provocar una enfermedad aguda o crónica. “La enfermedad se puede transmitir a través del contacto con líquidos corporales infectados, como la sangre, la saliva, los fluidos vaginales y el semen. También la madre puede transmitirla al bebé”, informa el organismo sanitario global.

Y destaca que es infección, “se puede prevenir con una vacuna segura y eficaz. Esta suele administrarse poco después del nacimiento, y las dosis de refuerzo, unas semanas más tarde. Ofrece una protección prácticamente total contra el virus. Según las estimaciones más recientes de la OMS, el porcentaje de niños menores de cinco años con infección crónica por el VHB descendió, pasando del 5% antes de que se introdujera la vacuna, es decir, entre el decenio de 1980 y principios del decenio de 2000, a algo menos del 1% en 2019″.

La vacunación contra la hepatitis B, administrada poco después del nacimiento con dosis de refuerzo, ha contribuido a reducir el porcentaje de niños con infección crónica por el virus de la hepatitis B a menos del 1% en 2019, según estimaciones de la OMS (Getty)

5- Enfermedad neumocócica

Desde MedlinePlus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, postulan que la enfermedad neumocócica “se refiere a cualquier enfermedad causada por una bacteria neumocócica. Puede provocar muchos tipos de enfermedades, incluyendo neumonía, que es una infección de los pulmones. La bacteria neumocócica es una de las causas más comunes de neumonía. La vacuna neumocócica conjugada ayuda a proteger contra las bacterias que causan enfermedades neumocócicas. Existen tres vacunas neumocócicas conjugadas (PCV13, PCV15 y PCV20)”.

6- Sarampión

Los especialistas de Mayo Clinic explican que el sarampión es una infección infantil causada por un virus. “En una época, el sarampión fue bastante frecuente, pero en la actualidad se puede prevenir gracias a una vacuna. Aunque las tasas de mortalidad se han reducido en todo el mundo a medida que se administra la vacuna contra el sarampión a más niños, la enfermedad aún mata a más de 200 000 personas cada año, en su mayoría, niños”.

7- Difteria

La plataforma Healthy Children remarca que la mayoría “sólo conoce la difteria como una enfermedad misteriosa de hace mucho tiempo, gracias a la vacuna contra la difteria que reciben los bebés. Esta vacuna, llamada DTaP, ofrece protección contra la difteria, el tétano y la tosferina (tos convulsa). Si bien es prevenible, la difteria sigue existiendo y provoca la formación de un grueso revestimiento en la parte trasera de la nariz o en la garganta. Puede conducir a dificultades respiratorias, insuficiencia cardíaca, parálisis e incluso la muerte”.

La vacuna contra el Hib es fundamental para proteger a los niños contra la enfermedad por Hib, que puede causar discapacidad o ser morta (Getty)

8- Hib

La enfermedad por Hib es una afección grave causada por la bacteria llamada Haemophilus influenzae tipo b (Hib), de acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). “Los bebés y los niños menores de 5 años son los que están en mayor riesgo de contraer esta enfermedad que puede causar discapacidad de por vida y ser mortal”, según informan desde la institución.

Y agregan que los médicos “recomiendan ponerles tres o cuatro dosis de la vacuna contra el Hib, según la marca de la vacuna, a los niños como la mejor forma de proteger contra esta enfermedad. Las vacunas contra el Hib son seguras, y son eficaces para prevenir esta enfermedad. Al igual que cualquier medicamento, las vacunas pueden causar efectos secundarios. Estos suelen ser leves y desaparecen por sí solos”.

9- Paperas

Según Healthy Childhen, “las paperas son mejor conocidas por causar la hinchazón de las mejillas y la mandíbula. Esto se debe a la inflamación de las glándulas salivales. Otros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza y músculos y cansancio. Las paperas son una enfermedad contagiosa que no tiene tratamiento. Siguen siendo una amenaza hoy en día: anualmente en los Estados Unidos se presentan casos de personas con paperas. En años recientes, han ocurrido brotes de paperas en entornos donde había contacto cercano y prolongado con personas infectadas, como las que compartían un salón de clases o jugaban en el mismo equipo deportivo. La vacuna MMR los protege contra las paperas, el sarampión y la rubéola”.

En cualquier caso, es fundamental seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud sobre los esquemas de vacunación (Imagen Ilustrativa Infobae)

10- Poliomielitis

Desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en una gacetilla institucional, explican que la poliomielitis “fue erradicada desde hace 30 años en la región de las Américas gracias a la vacunación intensiva, pero la amenaza continua porque el virus sigue circulando en Asia y en algunas otras regiones. Luego de varios años de pruebas, en 1955 surgió la primera vacuna que logró descender el número de casos a la décima parte. En 1962 se aprobó una segunda vacuna de uso oral que facilitó la administración masiva, bajando significativamente los casos de transmisión en menos de veinte años”.

“La polio se propaga principalmente por vía fecal-oral y puede causar parálisis, fiebre, cansancio y rigidez del cuello, entre otros síntomas. A pesar de no existir una cura para la polio, la vacunación múltiple ofrece protección de por vida”, añaden desde la UNAM.