Del 20 al 27 de abril se celebra una nueva Semana de Vacunación en las Américas (SVA), con el objetivo de concientizar acerca de este acto médico que data del siglo XIX, y que luego de la introducción del agua potable es considerada la intervención que mayor impacto tuvo en la reducción de la mortalidad y el crecimiento de la población en la historia de la humanidad.
Actúa ahora para proteger tu futuro. #Vacúnate es el lema de la 22ª edición de la SVA, que promueve la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y los países y territorios de la Región de las Américas.
Gracias a la vacunación se erradicaron muchas enfermedades en el mundo, al tiempo que las tasas de inmunización en la población redujeron la circulación de muchos virus e hicieron que los cuadros de las enfermedades sean más leves y mejores de atravesar para quien las padece.
Sin embargo, la falta de información de calidad y accesible a toda la población, sigue generando la reticencia a las vacunas por parte de algunas personas.
Cuáles son los mitos más comunes sobre las vacunas
- Las vacunas causan autismo
- Las vacunas tienen componentes tóxicos
- Las vacunas tienen efectos secundarios perjudiciales a largo plazo
- El acceso al agua potable y buenas condiciones de higiene reemplaza a las vacunas
- Si una enfermedad es poco frecuente en su país, no es necesario vacunarse
- La administración simultánea de más de una vacuna puede sobrecargar el sistema inmune en los niños
- Las vacunas de última generación pueden contener microchips que permiten rastrear a aquellos que se vacunen
- Las vacunas son peligrosas en las mujeres embarazadas
- Las vacunas contra el VPH pueden producir problemas neurológicos como el síndrome de Guillain Barre en las niñas que se vacunan
- La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz
1- Las vacunas causan autismo
En su sitio web, la OPS asegura que “no hay evidencia de ningún vínculo entre ninguna vacuna y el autismo o trastornos autistas”.
“Asimismo, no existe asociación entre la vacuna contra el sarampión, la rubeola, y las paperas (SRP) y el autismo. Un único estudio, que fue mal diseñado y ya refutado, reportó esta asociación en 1998 —enfatizaron desde el organismo—. Desde ese entonces, cientos de estudios bien diseñados han confirmado que no hay riesgo de autismo por vacunación”.
2- Las vacunas tienen componentes tóxicos
Aunque los ingredientes de las etiquetas de las vacunas pueda atemorizar leer componentes tales como mercurio, aluminio o formaldehído, “usualmente se los encuentra naturalmente en el cuerpo, en la comida que se consume y en el medio ambiente”, remarcaron desde la OPS, al tiempo que aclararon que “las cantidades de estos elementos en las vacunas son muy pequeñas y no envenenarán o lastimarán al cuerpo”.
Además, insistieron en el hecho de que “las vacunas se prueban y pasan por ensayos científicos rigurosos y largos, así como procesos de certificación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organismos nacionales de reglamentación para garantizar que sean seguras y eficaces”.
3- Las vacunas tienen efectos secundarios perjudiciales a largo plazo
Como se dijo, las vacunas pasan por procesos científicos largos y rigurosos para garantizar que son seguras. Además, son monitoreadas continuamente para detectar problemas de seguridad. “El riesgo de efectos a largo plazo de enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y la poliomielitis es mucho mayor”, aseguraron desde la OPS.
Y enfatizaron: “Algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves a corto plazo a la vacunación, como dolor en el lugar de la inyección, fiebre de bajo grado, malestar general o erupción cutánea. Aunque pueden ser incómodos durante un corto período de tiempo, no son graves y significan que el sistema inmunológico está practicando cómo combatir el virus o las bacterias si se expone a estos”.
4- El acceso al agua potable y buenas condiciones de higiene reemplaza a las vacunas
“Si bien una mejor higiene, lavado de manos y agua limpia ayudan a proteger a las personas de enfermedades infecciosas, muchas otras pueden propagarse a través de otros medios, independientemente de lo limpia que sea una persona o su entorno”, destacaron desde el organismo, y recalcaron: “Si las personas no están vacunadas contra enfermedades que hemos logrado controlar, como la polio y el sarampión, éstas volverán a aparecer rápidamente”.
5- Si una enfermedad es poco frecuente en un país, no es necesario vacunarse
Según la OPS, “las personas deberían recibir todas las vacunas recomendadas por el programa nacional de inmunización de su país. Aunque las enfermedades prevenibles por vacunación se han vuelto poco comunes en muchos países los virus y las bacterias que las causan continúan circulando en algunas partes del mundo. No respetan las fronteras y pueden infectar a cualquiera que no esté protegido”.
La vacunación es la mejor manera de evitar que las enfermedades prevenibles por vacunación se propaguen y alcanzar la inmunidad comunitaria —también conocida como inmunidad de rebaño— que ocurre cuando hay suficiente gente inmune a una enfermedad para que su propagación sea improbable. Como resultado, toda la comunidad está protegida, incluso aquellos que no son inmunes. Esto protege a individuos que no pueden vacunarse como aquellos que están inmunocomprometidos o son muy jóvenes, porque las personas vacunadas forman una barrera que rompe la cadena de transmisión antes que la enfermedad llegue a los que no están vacunados.
6- La administración simultánea de más de una vacuna puede sobrecargar el sistema inmune en los niños
“La evidencia científica ha demostrado que darles a los niños más de una vacuna al mismo tiempo no tienen ningún efecto adverso a sus sistemas inmunológicos”, según la OPS.
Y tras asegurar que “los niños están expuestos a diferentes sustancias que activan respuestas inmunológicas todos los días”, desde el organismo remarcaron que “un niño está expuesto a muchos más antígenos por un resfriado común o dolor de garganta que los de las vacunas”.
Por otro lado, destacan que hay muchas ventajas en recibir varias vacunas al mismo tiempo, como menos visitas a la clínica, los niños y niñas tienen más oportunidades de completar a tiempo sus calendarios de vacunas recomendadas, y las vacunas combinadas significan menos inyecciones.
7- Las vacunas de última generación pueden contener microchips que permiten rastrear a aquellos que se vacunen
En este punto, las autoridades sanitarias son contundentes en asegurar que “esto es imposible”. “Absolutamente ninguna vacuna —incluidas las últimas vacunas contra el COVID-19— contiene un microchip incluido, que permitan a los gobiernos o a cualquier otra entidad de poder rastrear a las personas”.
8- Las vacunas son peligrosas en las mujeres embarazadas
Este mito lleva a mucha confusión en un momento tan sensible como lo es la gestación. “Las personas embarazadas no sólo pueden vacunarse contra varias enfermedades prevenibles por vacunación como la influenza, el tétanos, la tos ferina y la hepatitis B, sino que es extremadamente importante que lo hagan para protegerse a sí mismas y a sus bebés de enfermedades y complicaciones innecesarias”, recomendaron desde la OPS.
Y si bien algunas vacunas, como la vacuna contra la varicela, no deben administrarse a las personas embarazadas, “pueden administrarse antes o después del embarazo”. Por eso es importante que las mujeres embarazadas pregunten a sus médicos en sus chequeos prenatales qué vacunas necesitan y cuándo.
9- Las vacunas contra el VPH pueden producir problemas neurológicos como el síndrome de Guillain Barre en las niñas que se vacunan
Es uno de los tantos mitos en torno a la formulación que previene el virus del papiloma humano. Según estudios científicos citados por la OPS, así como las revisiones del Grupo Asesor Global para la Seguridad de las Vacunas (GAVCS por sus siglas en inglés) de la OMS, “no se ha demostrado mayor riesgo de desarrollar problemas neurológicos por vacunarse contra el VPH”.
10- La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz
Según las últimas cifras de la OMS, cada año se producen unos mil millones de casos de gripe estacional, y de estos, entre tres y cinco millones son graves. Además, la enfermedad causa entre 290.000 y 650.000 muertes al año.
Las embarazadas, los niños menores de un año, los adultos mayores y las personas con patologías crónicas, como asma y cardiopatías son el grupo más vulnerable a sufrir una infección grave. “La mayoría de las vacunas contra la gripe inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia circulantes, reduciendo las probabilidades de contraerla, contagiar a otros, evitando gastos médicos adicionales y pérdida de días laborables y escolares”, resaltó la OPS.