*Este contenido fue producido por expertos de Mayo Clinic en exclusiva para Infobae
Los cambios en la personalidad, el comportamiento y el lenguaje son características distintivas de la demencia frontotemporal (FTD, por sus siglas en inglés) , la forma más común de demencia en pacientes menores de 65 años, que se asocia con la degeneración de los lóbulos frontal y temporal del cerebro.
Los investigadores sabían que una variante protectora menos común de un gen llamado TMEM106B puede retardar la progresión de la enfermedad, y ahora tienen nuevos conocimientos sobre cómo partes de la proteína producida por este gen pueden aumentar el riesgo y acelerar la enfermedad.
Creen que la clave puede estar en la formación de fibrillas, o pequeñas estructuras parecidas a fibras producidas por parte de esta proteína, que a veces quedan enredadas en el cerebro mediante un proceso desconocido. Los investigadores observaron que en la mayoría de las personas con FTD que estudiaron, estas estructuras se acumulan, pero en aquellos con la forma protectora, están prácticamente ausentes. La investigación podría allanar el camino para mejores tratamientos en el futuro.
Los hallazgos de este estudio de Mayo Clinic se publicaron en la revista Science Translational Medicine.
La comunidad científica descubrió recientemente que la proteína TMEM106B forma estas estructuras en forma de hilos en el cerebro. Los investigadores de Mayo Clinic en Florida y sus colegas se propusieron determinar el vínculo entre estas estructuras TMEM106B, la variante genética protectora TMEM106B y la demencia frontotemporal.
Primero, compararon la duración de la enfermedad en pacientes fallecidos con FTD que habían donado su tejido cerebral al Banco de cerebros de Mayo Clinic. Descubrieron que aquellos con la variante protectora vivían una media de tres años más. Esto sugiere que la enfermedad progresó más lentamente en esos pacientes.
Luego, crearon un anticuerpo que les permitiría detectar la cantidad de estructuras similares a fibras en el tejido cerebral humano.
En todos los casos de FTD que los investigadores analizaron en el banco de cerebros (más de 250 muestras) encontraron que la mayoría de los pacientes tenían un nivel relativamente alto de estas estructuras similares a hilos en sus cerebros. Sin embargo, aquellos que sólo tenían la variante protectora de TMEM106B tenían poco o nada. Hubo una correlación positiva entre la cantidad de estructuras TMEM106B y el nivel de otra proteína patológica llamada TDP-43, que está fuertemente asociada con la demencia frontotemporal.
“Fue sorprendente ver que no había acumulación de fibrillas en aquellos con la variante protectora. Creemos que probablemente tenga algo que ver con cómo TMEM106B protege contra la demencia frontotemporal o altera el curso de la enfermedad, pero es necesario trabajar más para investigar eso. “, dijo el doctor Jordan Marks, de la Escuela de Graduados en Ciencias Biomédicas de Mayo Clinic y primer autor del artículo.
“También pensamos que estas fibrillas algún día podrían servir como biomarcadores para ayudar a los médicos a determinar el pronóstico o la gravedad de la FTD”, completó.
Los investigadores remarcaron que los hallazgos tienen implicaciones para futuros estudios clínicos. “Nuestra investigación proporciona evidencia de que las variantes genéticas en TMEM106B son un factor esencial a considerar en grupos de estudio de pacientes con FTD”, dijo el doctor Casey Cook, neurocientífico de Mayo Clinic y coautor correspondiente del artículo.
“El trabajo también sugiere que nuevas intervenciones terapéuticas para prevenir la acumulación de estructuras similares a fibras enredadas podrían algún día reducir el riesgo de enfermedad o retardar su progresión”, agregó Cook.
Los próximos pasos en la investigación del equipo incluyen validar estos resultados en grupos de estudio de pacientes adicionales y examinar la red de proteínas interactivas asociadas con la FTD para proporcionar más información sobre cómo la acumulación de proteína TMEM106B contribuye a la enfermedad.
En un estudio relacionado , también publicado en Science Translational Medicine, los investigadores y colaboradores de Mayo Clinic descubrieron nuevos péptidos en el cerebro y el líquido cefalorraquídeo producidos cuando el TDP-43, también implicado en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) , o enfermedad de Lou Gehrig, se vuelve disfuncional. Sus hallazgos podrían proporcionar el marco para el desarrollo de pruebas de grado clínico para medir la patología del TDP-43 en pacientes vivos.
La financiación para la investigación sobre TMEM106B fue apoyada en parte por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, la Asociación de Alzheimer (ALLFTD), el Fondo para la Cura del Alzheimer, Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Mayo Clinic y la Fundación Clínica Mayo.