En muchas oportunidades, las dudas prevalecen por años. Son inquietudes que no encuentran respuesta. Y el impulso de conocer las razones detrás de estos sentimientos se convierte en una necesidad ineludible. Estas son solo algunas de las sensaciones que expresaron diversas personalidades reconocidas en el mundo del espectáculo, pero que refleja el sentimiento de muchos adultos.
En ese sentido, la importancia de dar a conocer las condiciones que transitan cada uno ellos se convirtió no solo en un modo de dar conocer su situación emocional, sino también una manera de generar conciencia sobre la importancia de la salud mental. En ese sentido, definiciones como ansiedad y depresión se pusieron sobre la mesa y lograron impulsar un nuevo entendimiento con el firme objetivo de combatir el estigma, según explican los expertos.
En este contexto, personalidades famosas, como los actores Anthony Hopkins y Keanu Reeves, revelaron su diagnóstico de trastorno de espectro autista. Elon Musk, el dueño de Twitter y Space X, también realizó lo propio. Una condición que ya había dado a conocer la activista medioambiental Greta Thunberg.
A nivel local, solo por citar un ejemplo, fue la conductora Maju Lozano quien, a los 51 años, afirmó, tras conocer su condición, que “fue volver a nacer”, ya que, en sus propias palabras, buscaba explicaciones donde no las había. “Ya no estoy más rota, siempre me sentí una persona rota”, aseguró.
El doctor Leandro Ale, médico psiquiatra (MN 132520) y licenciado en Psicología (MN 37816), del servicio de Psiquiatría adultos de Fleni, explicó a Infobae: “La condición autista está entendida dentro de un espectro, comprendiendo a personas que presentan aspectos en común, pero también marcadamente diferenciados”.
Y continuó: “Para las personas con autismo la interacción e interpretación de las intenciones de otro se torna un desafío. También suelen tener intereses o pasiones muy profundas que restringen el foco de interacción con otro. Muchas veces la vinculación con el exterior se ve entorpecida por una hipersensibilidad sensorial, lo que afecta de manera negativa sus relaciones”.
Según la Universidad Nacional Autónoma de México, en el caso de adultos que nunca han recibido un diagnóstico, algunos síntomas que podrían ayudar a identificar el TEA son:
- Problemas de comunicación e interacción social
- Conductas estereotipadas (balanceo del cuerpo, marcha en el lugar, etc.)
- Resistencia a los cambios atípica, desbordada
- Repertorio de intereses limitados
- Problemas para obtener y mantener un empleo
- Dificultad para iniciar o mantener relaciones sociales
Las características propias del espectro autista tienen su aparición en los primeros años de la vida, sin embargo, a veces se “enmascaran”, y así el individuo puede llegar a la adultez sin un diagnóstico.
“Muchas personas con autismo han aprendido a sortear sus dificultades adoptando conductas observadas en los demás. Este enmascaramiento de su forma de ser y funcionar implica un alto monto de sufrimiento y sentimientos de inadecuación, lo que predispone a presentar sintomatología de orden ansioso o depresivo”, expresó Ale.
Y agregó: “Las personas dentro del espectro autista con poca necesidad de apoyo pueden llegar a la adultez sin un diagnóstico, pero suelen evidenciarse los síntomas satélites secundarios a la condición, como la ansiedad o la depresión, lo que motiva la consulta”.
“En la actualidad hay más mujeres autistas que las que se diagnosticaban años atrás, sesgados por la idea de que el autismo era cosa de varones —continuó el experto—. Se observó que por cuestiones culturales, las mujeres con esta condición tienden a pasar más desapercibidas y a enmascarar sus rasgos mucho más que los hombres”.
Qué es el masking y por qué demora el diagnóstico
La demora en el diagnóstico se debe a un mecanismo de defensa denominado masking o camuflaje, el cual es utilizado por las personas con autismo, en especial las mujeres, para adaptarse a las demandas del entorno.
Sobre este punto, Alexia Rattazzi, psiquiatra infantojuvenil, (MN 101.875), directora ejecutiva de Programa Argentino para la Niñez, Adolescencia y Adultez de Personas con Condición del Espectro Autista (Panaacea) había explicado a Infobae, en una nota reciente, que “el masking, que es la palabra en inglés para ‘enmascaramiento’ o ‘camuflaje’ en castellano, alude a aquellas personas que intentan enmascarar, camuflar o disimular algunas características que tienen, generalmente, asociadas a su neurodivergencia. O sea, esas características atípicas que los hace como distintos a los demás para encajar en el ámbito social”.
“Lo que hacen como estrategia es observar a otras personas en quienes ven que se les da como más sencillo interactuar e imitar y copiar su comportamiento, lo cual requiere mucha energía y dedicación. Es una estrategia comúnmente utilizada por personas con espectro autista”, completó Rattazzi. Al tiempo que aclaró que estas características “no aparecen de repente de un día para otro en la vida adulta, sino que forman parte de la personalidad, de la manera de procesar de la persona”.
Asimismo, los expertos aseguran que, muchos adultos que logran alcanzar el diagnóstico tras años de búsqueda. Esto se transforma en un agotamiento que tiene por denominación fatiga de identidad. Como consecuencia, alcanzan un real alivio tras conocer su condición, expresó la psiquiatra.
Adultos con autismo
Un estudio realizado en Estados Unidos en 2023 advirtió un crecimiento de diagnósticos de autismo entre personas adultas. La investigación fue publicada en la revista JAMA Psychiatry y realizada a más de 400.000 personas por científicos de la Universidad de Boston. Según indicaron en el documento, entre 2011 y 2019, la cantidad de personas mayores de 18 años diagnosticadas con autismo se incrementó a más del doble entre quienes tienen Medicaid, un seguro médico para personas de bajos ingresos en Estados Unidos.
Asimismo indicaron que la prevalencia de autismo en adultos con Medicaid aumentó de 4,2 por cada 1.000 asegurados a 9,5 cada 1.000. El mayor incremento se dio en edades de entre 25 y 34 años, donde creció un 195 %.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) registraron en 2016 una prevalencia de una persona con autismo cada 54. Dos años más tarde, fue de 1 en 44. En 2020, la prevalencia fue la más alta de su historia 1 cada 36. Para los expertos, una de las razones es que hay una mayor visibilización del autismo y un mayor acceso a diagnósticos.
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos explicó: “Con frecuencia, es más difícil diagnosticar los trastornos del espectro autista en los adultos que en los niños. En los primeros, algunos síntomas pueden coincidir con otros trastornos, como el trastorno de ansiedad o de déficit de atención con hiperactividad”. Es por eso que recomendaron que “cualquier adulto que note que tiene señales o síntomas de trastornos del espectro autista hable con el médico y le pida que lo derive para que le realicen una evaluación”.
Cómo es el diagnóstico
El doctor Ale explicó que un adecuado diagnóstico es de vital importancia ya que en caso contrario “la ayuda ofrecida puede no ser la necesitada por la persona, profundizando aún más la sensación de incomprensión y sufrimiento”.
Y añadió: “Existen hoy numerosas herramientas que nos permiten arribar a un diagnóstico en personas adultas que consultan por primera vez. Estas evaluaciones no solo se enfocan en la detección sino también en la determinación de habilidades para diseñar una estrategia de ayuda acorde a cada persona”.
La evaluación, según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, puede incluir conversaciones con los padres y otros miembros de la familia de la persona afectada para conocer su historial del desarrollo temprano, lo que puede ayudar a obtener un diagnóstico preciso.
Cómo abordar el autismo en adultos
Los expertos destacan que el tratamiento de los trastornos del espectro autista debe comenzar lo antes posible después del diagnóstico porque la atención y los servicios adecuados pueden disminuir las dificultades que tienen las personas al mismo tiempo que las ayudan a aprender nuevas habilidades y aprovechar al máximo sus fortalezas.
Además, Ale explicó que lo más importante que se debe tener en cuenta es el grado de necesidad de apoyo requerido: “Hay personas que requieren de una marcada asistencia en cuestiones que hacen a la vida cotidiana y otras que, por el contrario, no requieren de asistencia alguna, pero presentan mejoría en sus relaciones con el entrenamiento de sus habilidades sociales”.
Y agregó: “Es importante no perder de vista que cada persona requiere la individualización de su tratamiento. Ya sea desde sus características propias e intereses, como así también en la transición de las diferentes etapas de su vida, atento a cambios de prioridades, objetivos y situación vital”.
Por otro lado, Rattazzi explicó que “el masking es una estrategia que algunas personas usan como de adaptación, para tratar de resolver algunas cuestiones. Entonces, hay que identificar y poder darle a esa persona herramientas, que no sean tan costosas a nivel emocional, para afrontar la vida social. Es importante remarcar que las características en sí que tienen que ver con el autismo, no necesitan tratamiento”.
“Lo que sí necesita claramente tratamiento, cuando hablamos de alguien que tiene una condición del espectro autista o síndrome de Asperger, o cualquiera de las condiciones asociadas al autismo, son todos los cuadros asociados de salud mental, por ejemplo, la ansiedad y la depresión y brindar sistemas efectivos de apoyo a la comunicación, donde existen grandes barreras”, completó la doctora.
Finalmente, concluyó Ale: “El acceso al diagnóstico temprano permite que la persona pueda identificar con mayor facilidad sus dificultades y generar estrategias de afrontamiento eficientes disminuyendo así la aparición de sintomatología secundaria a la condición, principal fuente de malestar”. Y completó: “Afortunadamente, cada vez más aumenta la conciencia y el conocimiento del autismo en la adultez, lo que permite ganar visibilidad, facilitar el acceso a los centros de ayuda y evitar normalizar el sufrimiento”.