“Sin mosquito no hay dengue” se suele afirmar al hablar de la prevención de la infección desde hace años. Pero hoy habitan muchos mosquitos de la especie Aedes aegypti desde provincias como Jujuy y Salta hasta la zona de la Patagonia Norte, en la Argentina, y está en curso la peor epidemia de dengue en la historia del país, tras registrarse 151.310 casos de dengue y 106 fallecidos, según la última actualización del boletín del Ministerio de Salud de la Nación.
Nunca antes en el país, desde la reemergencia de la infección en 1997, hubo tantos casos confirmados, tantos casos graves reportados (325), ni tantas muertes. En la temporada anterior (2022/2023) solo se habían registrado 65 fallecidos.
La epidemia ha llevado a desbordar la atención en centros de salud y hospitales de grandes ciudades por el aumento de las consultas de personas con síntomas y a dificultar el acceso al uso de los repelentes por falta de stock o debido a su alto precio.
Las autoridades sanitarias hicieron llamados a que se colabore más en la eliminación de criaderos de huevos y larvas de mosquitos que pueden estar en recipientes con agua tanto limpia o sucia dentro o en los alrededores de los edificios en las ciudades.
Qué pasa con la vacuna para el dengue
También surgió el debate sobre la posibilidad de incorporación de la vacuna contra el dengue en el sector público a raíz de que la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn) recomendó al Gobierno avanzar en la implementación de una “estrategia focalizada de vacunación”.
Por el momento, la vacuna está disponible en el sector privado. Las provincias Misiones y Salta comenzaron con la aplicación en grupos poblacionales específicos en vacunatorios públicos, tal como informó Infobae el 26 de marzo.
En Brasil -donde ya murieron 897 personas en 2024- se empezó a vacunar en febrero pasado dentro del sistema de salud público a personas de 10 a 14 años, que residen en municipios con tasas de incidencia alta.
Cómo comienza el dengue
Los síntomas del dengue son fiebre alta acompañada de uno o más síntomas como dolor de cabeza, detrás de los ojos, muscular o de las articulaciones, náuseas, vómitos, cansancio intenso, aparición de manchas en la piel, picazón, y sangrado de nariz o encías.
Cuando una persona contrae el dengue, significa que fue picada por una hembra del mosquito Aedes aegypti que estaba infectada. Ese insecto a su vez había adquirido el virus al picar a otra persona que estaba infectada en una zona cercana, otra ciudad o país.
Desde 2009 en adelante la Argentina ha sufrido otras 4 epidemias nacionales de dengue. Pero la actual es la peor por su magnitud. De las 24 jurisdicciones que conforman el país, 19 tienen circulación autóctona (es decir, las personas se contagian en sus casas o en la localidad donde viven).
Se registró una incidencia acumulada de 321 casos por cada cien mil habitantes en esta temporada, y el virus amplió también su área de circulación. Por primera vez, se notificaron casos autóctonos de dengue en Olavarría, Azul y Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, a más de 600 kilómetros al sur de la Capital.
Cuáles son los factores ambientales y sociales del dengue
“La epidemia del dengue es una problemática socio-ambiental”, dijo a Infobae la científica Elizabet Estallo, investigadora en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
Lo afirmó porque hay factores ambientales que favorecieron que los mosquitos y el virus del dengue impacten más hoy y cuestiones de la sociedad humana que contribuyen al desarrollo de la epidemia. “Estamos criando a los mosquitos”, resaltó.
Desde el Conicet, la doctora Estallo ha realizado estudios desde 2005 que demuestran una asociación entre la cantidad de huevos que ponen las hembras de mosquitos y las condiciones ambientales.
Como consecuencia del cambio climático que se ha producido en el planeta inducido por la emisión de gases de efecto invernadero, se han registrado aumentos en la temperatura mínima promedio en el país. Esos incrementos ayudaron a prolongar los meses en que los mosquitos y el virus del dengue encuentran las condiciones adecuadas para vivir.
Por otra parte, las poblaciones de mosquitos Aedes aegypti habitan principalmente en las ciudades o áreas suburbanas. “En las ciudades, se generan lugares que resultan adecuados para que los insectos se críen. Por ejemplo, se acumulan residuos y hay basurales a cielo abierto, que pueden incluir criaderos de mosquitos”, comentó la investigadora del Conicet, quien impulsa un proyecto de ciencia ciudadana, con 6 escuelas secundarias de Córdoba.
“En algunos municipios se fumiga cuando es el momento de hacer campaña para eliminar recipientes en desuso con agua o descacharrar. Eso confunde a la gente porque sale a reclamar fumigación cuando se requiere un control integrado de la problemática, que implica una política pública orientada también a la prevención”.
Además, otro factor es que por el fenómeno de El Niño, llovió más que lo normal en algunas zonas del país.
En tanto, el doctor Ricardo Gurtler, investigador del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, comentó a Infobae: “Hubo un derrame desde Brasil, que tiene una alta incidencia de casos de dengue, hacia otros países del Cono Sur y hacia otras regiones de América. Pero también hay que considerar que la Argentina tiene un intercambio muy fuerte con Paraguay y Bolivia. Allí hubo brotes epidémicos este año y eso también impacta en nuestro país”.
Otro factor -indicó Gurtler- es el aumento de la temperatura y el cambio del régimen de las lluvias que puede influir en la problemática del dengue. “Pero también puede haber años con sequías, que también influyen. Porque se almacena agua de manera inadecuada y así se favorece la creación de criaderos gigantescos de mosquitos”, dijo. También el científico apuntó al comportamiento social.
“Una cuestión clave es que, desde la primera epidemia de 2009, los diferentes gobiernos nacionales han descargado su responsabilidad a los individuos o a los hogares. El Estado (tanto a nivel municipal, provincial como nacional) se fue retirando de realizar acciones de promoción y prevención del dengue. También ocurrió en otros estados de América Latina. Ahora, se habla de la vacuna como si fuera la única medida pero debería ser considerada como parte de un control integrado”, afirmó Gurtler.
“Es importante que se establezcan políticas públicas para el manejo del dengue y que se desarrollen todo el año -afirmó Gurtler-. Es un problema muy complejo que se debería trabajar de manera estratégica como lo está haciendo Brasil ahora. Hay que mirar que Uruguay, que es un país limítrofe, tiene un brote mucho menor que el de Argentina”.
Carolina Ocampo Mallou, investigadora del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet, y del Grupo de Filosofía de la Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, había comentado a Infobae en un artículo publicado el 11 de febrero que solo “se ha puesto el eje en el criadero de mosquito del domicilio, pero debería haber más trabajo del Estado en los espacios públicos para que se mejoren las condiciones ambientales de los barrios. Se debería salir de la lógica individual”.
El jueves pasado, la OPS informó que si bien el dengue está en aumento en toda América Latina y el Caribe, los países más afectados son Brasil (83%), Paraguay (5,3%) y Argentina (3,7%), que concentran el 92% de los casos y el 87% de las muertes.
También se registró un aumento de casos en países como Barbados, Costa Rica, Guadalupe, Guatemala, Martinica y México, donde la transmisión suele ser más alta en la segunda mitad del año. Durante los últimos 12 meses, la agencia sanitaria emitió 9 alertas epidemiológicas para que los gobiernos adopten a tiempo medidas de prevención y control para dengue.