Nunca es fácil. Ya sea que se trate de plebeyos o miembros de la realeza, famosos o gente común, todos enfrentamos la misma vulnerabilidad ante las enfermedades y la muerte.
Luego de múltiples especulaciones acerca de su vida familiar, la noticia de que Kate Middleton fue diagnosticada con cáncer, que ella misma brindó en un video, conmocionó al mundo entero, no solo por tratarse de una figura pública, sino también por la edad de la princesa, que solo tiene 42 años.
Luego de someterse a una cirugía abdominal mayor en enero, los resultados revelaron una realidad inesperada: presencia de cáncer. La recomendación de sus médicos fue iniciar un tratamiento con quimioterapia preventiva, la cual comenzó a fines de febrero.
Anualmente, 10 millones de personas mueren en el mundo debido al cáncer, según el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y esta cifra podría aumentar a 30 millones de casos nuevos y 16 millones de muertes para 2040. Y la particularidad es que el cáncer está creciendo especialmente entre adultos menores de 50 años.
En una nota reciente en Infobae, el doctor argentino Oscar Cingolani, médico cardiólogo e investigador de la Universidad Johns Hopkins, en la ciudad de Baltimore, Estados Unidos, ratificó que esta tendencia preocupa cada vez más a los especialistas: “Todos los cánceres están en aumento en adultos jóvenes desde las últimas tres décadas”, señaló.
Por su parte, el doctor Enrique De Rosa Alabaster, médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista expresó en un artículo reciente en Infobae: “La idea de que alguien de relevancia en cualquier área de la vida pública padezca de algún tipo de enfermedad que afecte su salud, es algo que nos permite tomar nota de la condición humana en la cual la desventura y la enfermedad no se guía por marcos jerárquicos”.
El médico destacó también que informar el padecimiento de estas enfermedades por parte de personalidades famosas, como también ocurrió con el rey Carlos III de Gran Bretaña que fue diagnosticado con cáncer de próstata, permite tomar mayor conciencia de ellas.
La ayuda de un profesional es más que importante. Según un reciente sondeo de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), tras el diagnóstico de la enfermedad, un 78,5% de las mujeres ha buscado algún tipo de apoyo más allá del equipo que le trataba. A su vez, más de la mitad, el 55%, recurrió a una asociación de pacientes y el 27% a un psicólogo, mientras que el 13% reconoce haber buscado ese apoyo en un familiar.
El doctor De Rosa Alabaster señaló que el cáncer es una enfermedad que afecta a millones de personas cada año, y que suele generar un profundo impacto en el bienestar físico, emocional y social. “La vida debe ser replanteada en su cotidianeidad y de alguna manera obliga a ciertos replanteos personales conscientes, si no, frecuentemente, los mismos ocurrirán de otros modos pero sin poder hacer algo con esos cambios internos”, destacó.
Y añadió: “El expresar las emociones, los miedos, por absurdos o vergonzantes que parezcan, es fundamental ya que son normales y válidos, y no se debe reprimirlos o negarlos”. Buscar una forma positiva de expresarlos, en lugar de encerrarse y la aceptación son la clave de muchas de estas acciones, dijo el psiquiatra.
Recomendaciones para afrontar el diagnóstico de cáncer
La Psicooncología es una de las formas de abordaje. El doctor De Rosa Alabaster explicó de qué se trata: “La psicooncología es un campo multidisciplinario que aborda los aspectos emocionales, psicológicos y más particularmente existenciales y espirituales del paciente con cáncer.
Las áreas que aborda el acompañamiento profesional y humano son diversas. Una de ellas es mejorar la calidad de vida del paciente cualquiera sea el estadio y pronóstico.
“Manejando las necesidades y las respuestas psicológicas y emocionales, le permite afrontar la situación en un estado que lo coloca en mejores condiciones de tomar las diferentes decisiones y/o aceptar las respuestas a las que deberá hacer frente”, describió el doctor De Rosa Alabaster y brindó recomendaciones para afrontar el diagnóstico y tratamiento de cáncer:
- Evitar llegar a conclusiones catastróficas o negativas. “En este concepto en cuanto a la información, la clave es el ocuparse y no rumiar, evitar el “overthinking”, el “sobrepensar”.
- No cerrarse a la información. “El camino del medio es aquel en el cual, asumiendo la realidad, es bueno informarse, en principio con su médico tratante quien haya hecho el diagnóstico, explorando de qué se trata en concreto para buscar convertirlo en dato que pueda ser procesado”, dijo De Rosa Alabaster y desaconsejó leer literatura médica ya que lleva a mayor confusión.
- Para buscar información se recomienda consultar fuentes fiables, como por ejemplo en Argentina: el Ministerio de Salud, LALCEC, la ONG Vivir con cáncer o información en sitios del exterior como el NIH, Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, la Asociación Americana de Cáncer, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la Clínica Mayo, etc.
- Evitar entrar en grupos de redes sociales de tratamientos alternativos. “Suelen postular diversos tratamientos que en general no son probados y generan falsas expectativas, así como la pérdida de la adherencia y confianza en el tratamiento indicado”, advirtió De Rosa Alabaster.
- Consultar grupos de apoyo, online o presenciales, “son útiles para proporcionar un espacio seguro para compartir sentimientos, experiencias y consejos de otras personas que están pasando por situaciones similares. Buscar ayuda en un profesional suele ser una buena y necesaria medida y de hecho la mayoría de los centros actúan con servicios de psicooncología”, indicó el psiquiatra.
- Mantener la rutina diaria e intereses. “Hay un nuevo factor en la vida, pero esta no ha quedado detenida. Si bien tener cáncer puede alterar la vida normal y hacer sentir aislado o impotente, también es el momento de darle sentido a algo que no solemos hacer y es al momento presente, y a trabajar la concentración, la focalización, el priorizar, el establecer qué es lo importante de lo accesorio. La vida continúa y hay que estar muy atento a no tomar el diagnóstico como autoexcusa para salirse del camino de la existencia. Por ejemplo, esa “mala noticia” no implica que uno deba renunciar a lo que ocasiona placer, quizás todo lo contrario”, expresó De Rosa Alabaster.
- No estar solo. “Como muchas enfermedades graves, tener cáncer genera la sensación de ser al único que le pasa esto, de estar solo y que los demás no pueden comprenderlo, pero no está solo. Quizás sea el momento de ver quiénes son los que nos quieren y desean ayudar”, dijo el psiquiatra.
- Pensar en términos esperanzadores. “Es algo que usamos en la psicología positiva, de la felicidad, del optimismo y es la parte sobre la cual puedo trabajar y actuar, no sobre una serie de malas noticias como pueden ser un resultado parcial de un estudio o una biopsia, que será tarea del profesional y equipo tratante, quienes le darán significado en un contexto”, señaló el médico.
“A todo esto, las técnicas asistidas por profesionales, como las terapias cognitivo-comportamentales focalizadas (TCC), las técnicas de reducción del estrés, la atención plena (mindfulness), las terapias específicas sumadas eventualmente a la complementación con algún tratamiento farmacológico en algunos casos permiten mejorar la calidad de vida, la evolución de la patología y el poder sostener la terapia oncológica”, afirmó De Rosa Alabaster.
Un reciente estudio señala a su vez que las personas que residen solas presentan una mayor probabilidad de fallecer a causa del cáncer.
Investigaciones realizadas por la Sociedad Americana del Cáncer indican que los adultos en Estados Unidos que habitan en soledad incrementan un 32% su riesgo de deceso por esta enfermedad, comparados con aquellos que conviven con más personas.
En el caso de los hombres, el peligro se eleva hasta un 38%, mientras que en las mujeres alcanza un 30%. Los resultados mostraron una especial preocupación por los adultos de mediana edad, de 45 a 64 años, quienes experimentan un 43% más de riesgo de muerte por cáncer en comparación con quienes no viven solos.
Hyunjung Lee, autora del estudio y científica principal de investigación sobre las disparidades en el cáncer de la Sociedad Americana del Cáncer, comentó: “Aunque estudios previos han encontrado una conexión entre la soledad y la mortalidad por cáncer, las consistencias en los hallazgos según el género y la raza/etnia han variado, siendo limitada la información relacionada con el estatus socioeconómico”.
“Los resultados de esta investigación recalcan la necesidad de prestar atención al fenómeno de vivir solo tanto en la población en general como entre los sobrevivientes de cáncer, instando a la implementación de estrategias para mitigar los efectos negativos del aislamiento social y la soledad”, declaró en un comunicado de la sociedad.