La epilepsia es una enfermedad que ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia. La percepción y comprensión de quienes eran afectados por esta condición en la antigüedad, ilustra desde una perspectiva, la historia de los miedos y el estigma ante lo desconocido.
De alguna manera la incomprensión, desconocimiento y los miedos que genera perduran, aunque sin duda de manera menor, en la actualidad.
El término epilepsia proviene del latín “epilepsĭa” y del griego “επιληψία” (epilēpsía), que concretamente indican la característica imprevisible del mismo ya que significan “ataque”. Aún más específicamente la raíz griega “epilambaneim” es “tomar por sorpresa”.
Ese carácter súbito e imprevisible generó en los demás, pero particularmente en quienes lo padecen, respuestas emocionales de diverso tipo.
Esta enfermedad ha impactado en personajes históricos como Julio César; de las artes, como Van Gogh entre otros o en escritores y pensadores como Fyodor Dostoyevski. Es este último quien de alguna manera nos hace penetrar desde una perspectiva más humana y con una descripción magistral en el malestar psíquico profundo de esta patología.
En una de sus obras, “El Idiota”, el protagonista, el príncipe Myshkin, padece de episodios de epilepsia complejos. Hay quienes dicen que eran la descripción más cercana a las que habría padecido Dostoyevski en la vida real. Aparte de las manifestaciones motores convulsivas el personaje presentaba (Dostoyevski) una variedad de elementos de naturaleza neuropsiquiátrica pero no exclusivamente motora. Hay estudios que sugieren que habría padecido el Síndrome de Gastaut–Geschwind (Epilepsy in Dostoyevsky’s life and fiction).
Por su parte también ilustra algo que es interesante y es el uso de la epilepsia y el intento de confusión diagnóstica, cuando en “Los Hermanos Karamazov” (1880) el villano Smerdyakov, usó supuestas convulsiones no epilépticas de presunto origen psicógeno, para excusar el parricidio cometido.
Es decir, la epilepsia si bien es conocida por sus aspectos visibles y motores tiene una constelación de síntomas psiquiátricos, así como otros comórbidos y aparte afecta la salud mental, particularmente en los casos de cuadros diagnosticados tardíamente o con tratamiento inadecuado.
El ABC de la epilepsia
Quizás deba ser necesaria una aclaración obvia y es que, en la medida que la epilepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la presencia de respuestas a una actividad eléctrica anormal en el cerebro, esta puede afectar diferentes áreas corticales.
La corteza cerebral es la capa más externa del cerebro y se divide en cuatro lóbulos: frontal, parietal, temporal y occipital. Cada lóbulo tiene funciones específicas y puede verse afectado por la epilepsia de diferentes maneras.
Así tenemos, por ejemplo, el lóbulo temporal y las conocidas epilepsias temporales que pueden causar sensaciones extrañas, como olores o sabores, y pueden provocar una sensación de “déjà vu”, ya visto, ya vivido que genera mucha extrañeza y en algunos momentos profundo malestar. Las convulsiones del lóbulo frontal pueden afectar la capacidad de hablar o comprender el lenguaje.
Las del lóbulo parietal pueden causar sensaciones anormales en la piel, como hormigueo o entumecimiento, y pueden afectar la percepción espacial.
Las convulsiones del lóbulo occipital pueden causar problemas de visión, como luces intermitentes o manchas ciegas.
Es decir, los síntomas asociados dependen de la ubicación de la actividad eléctrica anormal en el cerebro y en muchos casos los fenómenos prodrómicos (es decir previos a la manifestación mayor) pueden ser de afectación de conciencia, o sensaciones extrañas, pero no convulsiones motoras.
¿Cuáles son las dimensiones comportamentales y cognitivas más frecuentes de la epilepsia?
- Ansiedad: puede ser parte del cuadro por una relación neurológica directa, como es en la afectación, por ejemplo, en ciertas áreas temporales o frontales y/o como respuesta al diagnóstico de epilepsia, o a las dificultades y temores que surgen por los diversos síntomas o temores frente a la medicación. También al efecto secundario de ciertos medicamentos antiepilépticos y, especialmente en etapas iniciales, el temor a experimentar un nuevo episodio.
- Depresión: es muy común afectando tanto a niños como a adultos. Los síntomas pueden ser alteraciones de sueño, y de otros ritmos como los alimentarios con cambios en la conducta alimentaria, la pérdida de interés en actividades usuales, o sentimientos de tristeza, ira o miedo en relación a la patología, a la evolución o a la medicación, por ejemplo. Esto es ocasionado no solo por la lesión cerebral en sí, sino por afectaciones secundarias sea por la misma como por la medicación de algún nivel hormonal o acción específica de ciertos antiepilépticos. También la incorrecta administración del medicamento puede generar alteraciones anímicas, entre otras.
El abordaje antes que agregar otra medicación es equilibrar la que recibe y evaluar si es necesario ajustar con algún antidepresivo en la medida en que no está en conflicto con la medicación de base. Al mismo tiempo, una psicoterapia focalizada en los aspectos concretos puede permitir un mejor manejo de estos aspectos que llegan a dificultar la aceptación y seguimiento de la medicación.
- Alteraciones cognitivas: en algunos casos se mencionan dificultades en la concentración, memoria, estados que refieren como de disociación o niebla mental. Allí es esencial diferenciar si hay una afectación del lóbulo temporal por las implicancias de esto. Las convulsiones que se originan en el lóbulo temporal pueden afectar específicamente la memoria a corto plazo.
- Demencia: ciertos casos de epilepsia pueden llevar a cuadros orgánicos más severos y es menester hacer un seguimiento y diagnóstico diferencial del deterioro cognitivo y la evolución del mismo. Estudios complementarios de imágenes, por ejemplo, son de rigor (resonancia o tomografía de cerebro).
- Problemas de comportamiento: en algunos casos se experimentan trastornos comportamentales, impulsividad, y lo mismo puede ser originado por causa orgánica directa, por aspectos psicológicos, la medicación o una combinación de varios factores.
- Discapacidad intelectual: no hay que olvidar que estamos hablando de lesiones encefálicas y en algunos casos de nacimiento; en otros, adquiridas, vasculares, traumáticas, que evolucionan. De la misma manera que la discapacidad puede conducir a un síndrome cognitivo similar a uno demencial, se puede encontrar un espectro de alteraciones cognitivas.
Es claro que en estos casos que se señalan cuadros graves es porque el origen o la evolución del mismo es de esas características y aparte hay que entender que se trata de un diagnóstico que es extremadamente amplio como la palabra epilepsia, dentro de la cual existe una gran cantidad de variedades y aun dentro de ellas de niveles de afectación.
En conclusión, es importante recordar los aspectos diferenciales de los diferentes tipos de epilepsia, qué cuadros si bien pueden parecerlo no lo son, y de qué manera el tratamiento debe ser integral al igual que el diagnóstico, y no una simple administración medicamentosa.
La vida en pacientes con epilepsia bien diagnosticada y tratada se aleja de los tabúes y temores de la antigüedad y presenta en muchos casos resultados que permiten una vida absolutamente normal.
* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista