Se estima que a nivel mundial se produjeron 20 millones de nuevos casos de cáncer y 10 millones de muertes por la enfermedad. Se prevé además que la carga del cáncer aumentará cerca de 60% durante las próximas dos décadas, lo que afectará aún más a los sistemas de salud, a las personas y a las comunidades.
El mayor crecimiento se producirá en países de ingresos bajos y medianos. En el caso de la Argentina, la fragmentación del sistema de salud -compuesto por más de 16.000 proveedores de salud divididos en tres subsistemas: nacional, provincial y municipal- conspira contra la equidad: las provincias más postergadas tienen menos financiación, capacidad, cobertura y acceso, y eso se refleja en el bajo desempeño relativo en términos de resultados en materia de salud.
Sin embargo, es posible prevenir nuevos casos de cáncer y, por tanto, aumentar la esperanza de vida, a través de estrategias de promoción de la salud (prevención primaria, como la adquisición de hábitos de vida saludables) y de detección precoz (prevención secundaria, los programas de tamizaje o “screening”).
La detección temprana y oportuna a través de los programas de “screening” es uno de los pilares para el control del cáncer, consisten en la realización de pruebas diagnósticas a personas, en principio sanas, pero que se encuentran dentro de un determinado grupo de riesgo, a fin de detectar lesiones pre cancerosas y actuar a tiempo.
En la Argentina existen programas de tamizaje en cáncer de mama, colon y cáncer de cuello. Por otra parte, asociaciones de pacientes y asociaciones médicas, como la Sociedad Argentina de Medicina Respiratoria, impulsan la implementación de un programa de tamizaje en cáncer de pulmón.
Desde hace un tiempo, la detección precoz del cáncer de pulmón con tomografía de bajas dosis está demostrando ser efectiva para disminuir la mortalidad en grupos específicos de alto riesgo. La mayoría de los cánceres de pulmón se diagnostican en una etapa avanzada; lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, por lo tanto, un programa de screening nacional (junto a estrategias efectivas para la prevención del tabaco) podría ser clave en la prevención de este tumor.
Es muy importante aunar esfuerzos entre las distintas organizaciones para poder lograr mejores coberturas en la población de riesgo para los distintos programas de screening. Es mucho lo que se puede hacer mejorando esos dispositivos que existen, que han demostrado beneficios en la disminución de casos y de mortalidad, y que avalados científicamente por las asociaciones médicas respectivas.
Es importante trabajar de forma articulada porque no se trata solo de convocar a la población de riesgo para que participe de un programa de screening, sino también hacer el adecuado seguimiento. Estos dispositivos de prevención secundaria tienen sentido en la medida en que se aborda a la población de riesgo y a partir de ahí, se hace un seguimiento; es decir, tanto la derivación como el control a un determinado tiempo.
El cáncer de pulmón es una de las formas de cáncer más frecuente en la población general, tanto en varones como en mujeres, y es uno de los tumores más relacionados con los factores de riesgo modificables como es el tabaquismo.
Pero uno de los obstáculos más significativos para su diagnóstico y tratamiento en forma precoz es que se trata de una enfermedad que solo suele dar síntomas en estadios avanzados, incluso los síntomas pueden ser inespecíficos, como pérdida de peso o astenia (cansancio crónico), por lo que pueden confundirse con otras enfermedades.
El resultado es que más del 80% de los pacientes con cáncer de pulmón reciben el diagnóstico en estadíos avanzados. De ahí la importancia de implementar los llamados estudios de screening: estudios realizados en Estados Unidos y en Europa mostraron que la implementación del screening para cáncer de pulmón permite reducir entre un 20 y un 25% la mortalidad en personas de alto riesgo de cáncer de pulmón. Se considera alto riesgo a las personas de entre 55 y 74 años de edad, fumadores de 30 paquetes al año, o ex fumadores que hayan dejado de fumar en los últimos 15 años.
¿En qué consiste este screening?
El screening para cáncer de pulmón es un estudio de imágenes no invasivo que se realiza a través de tomografías computadas sin contraste endovenoso.
Son tomografías de baja dosis, donde se emplea un tomógrafo multislice que reduce al máximo la dosis de radiación a la que se expone el paciente, pero manteniendo una alta calidad diagnóstica.
La detección temprana del cáncer de pulmón que se logra mediante la implementación de estudios de screening en personas sanas con factores de riesgo tiene no solo impacto directo en las tasas de mortalidad de la enfermedad, sino también un impacto positivo sobre el gasto del sistema de salud.
La importancia de la detección temprana en el cáncer de pulmón no puede subestimarse. Implementar estudios de screening en personas con factores de riesgo, como el tabaquismo, se presenta como una estrategia efectiva para detectar la enfermedad en etapas tempranas.
Programas nacionales vigentes en Argentina
Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino: mujeres de 25 a 64 años: realizarse el examen de PAP o Test de VPH a fin de detectar la presencia de VPH de alto riesgo, virus que, si no se trata, con el tiempo puede convertirse en cáncer de cuello de útero.
Programa Nacional de Control de Cáncer de Mama: mujeres de 50 a 69 años: las mujeres que nunca tuvieron enfermedades en las mamas ni tienen antecedentes familiares ni síntomas deben realizarse una mamografía cada 1 o 2 años. Las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama deberán decidir con su médico cuál es el momento adecuado para comenzar con los controles.
Programa Nacional de Prevención y Detección Temprana del Cáncer Colorrectal: hombres y mujeres de 50 a 75 años: realizar el test de sangre oculta en materia fecal inmunoquímico y/o colonoscopía.
*Ignacio Zervino, es coordinador de la Fundación Paciente de Cáncer de Pulmón