La morbilidad materna grave se considera un factor cercano a la mortalidad materna, refiriéndose a condiciones graves e inesperadas durante el trabajo previo y el parto.
A pesar de las mejoras en la cobertura y calidad de la atención prenatal debido a los avances tecnológicos, como las mejores pruebas de detección y tratamiento de afecciones médicas durante la gestación, y una mejor identificación e intervenciones de los factores de riesgo asociados con resultados adversos del embarazo, la prevalencia de la tasa de morbilidad materna grave (SMM, por sus siglas en inglés) ha seguido en aumento.
Por ejemplo, en Estados Unidos la tasa en 2014 fue casi 3 veces mayor que hace 20 años y los episodios de calor extremo con mayor gravedad han aumentado rápidamente en las últimas décadas, los cuales se han asociado con resultados adversos del embarazo. Es que la exposición al calor durante el embarazo se puede asociar con un mayor riesgo de morbilidad materna grave, según los datos de un gran estudio de cohorte retrospectivo que se publicaron en JAMA Network.
Entre más de 400.000 pacientes de un sistema de salud del sur de California, la alta exposición a días de calor extremo durante el embarazo, y en el tercer trimestre específicamente, se asoció con un aumento del 27% y del 28% en el riesgo de sufrir enfermedades maternas graves. Los hallazgos durante el tercer trimestre sugieren que esta puede ser una ventana de exposición crítica para las futuras madres.
Se observaron mayores asociaciones en mujeres cuyos embarazos comenzaron en los meses fríos del norte: noviembre a abril, lo que sugiere que las que iniciaron su gestación en la estación fría experimentaron más días de calor durante su último trimestre, mientras que las madres que comenzaron en la estación cálida pasaron su tercer trimestre en invierno o primavera. Siendo que la morbilidad materna grave se considera un riesgo cercano a la mortalidad materna.
Temperaturas elevadas y riesgo materno
Además, se observaron mayores asociaciones entre las mujeres con menor nivel educativo. Nuestra observación de peores resultados de salud entre las mujeres con un nivel socioeconómico más bajo puede reflejar los impactos más amplios de los persistentes y generalizados problemas de injusticia social, incluidos niveles más altos de exposición adversa, más factores estresantes acumulativos, más condiciones de salud subyacentes, y la falta de recursos y oportunidades entre estos poblaciones vulnerables.
Además, cualquiera que pase más tiempo en interiores, como en su lugar de trabajo, tendría una temperatura diferente en ese ambiente, lo que significa que aunque en el exterior sea muy alta, es posible que no estén expuestos al calor extremo.
La principal conclusión de este estudio es que las mujeres deben seguir medidas de mitigación para reducir su exposición al calor extremo durante el embarazo. Por lo cual es importante educar a los pacientes sobre la exposición al calor, ya que no se puede cambiar la edad, la raza y el origen étnico, y tampoco se pueden modificar los ingresos o la educación durante el embarazo, el calor es factor de riesgo prevenible frente morbilidad materna grave.
Tener acceso a espacios verdes podría reducir el impacto del calor al proporcionar sombra y brindar oportunidades para socialización y ejercicio. Otras medidas de mitigación incluyen el uso de aire acondicionado y ventiladores, y mojarse con agua.
Para el estudio se incluyeron 403.602 embarazos únicos en Kaiser Permanente del Sur de California desde enero de 2008 hasta diciembre de 2018. La edad media de las mujeres fue de 30,3 años, el 50,8 % eran hispanas, el 26,2 % eran blancas y el 12,6 % eran Asiático. De ellas, el 0,9% experimentó morbilidad materna grave durante la hospitalización del parto, medida según 20 subcondiciones, según la lista de los CDC de Estados Unidos, excluyendo la transfusión de sangre.
*Jun Wu es doctora en Ciencias de la Salud Medioambiental y profesora de Salud Medioambiental y Laboral en el Programa de Salud Pública de la Universidad de California, Irvine
*Anqi Jiao es una de las autoras principales de la investigación y estudiante de doctorado del programa de salud pública, Universidad de California, Irvine