Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad más de 55 millones de personas en el mundo tienen demencia y, cada año, hay casi diez millones de casos nuevos. Se trata de un término que engloba varias enfermedades que “afectan a la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas”.
Al tratarse de una enfermedad progresiva empeora con el tiempo. Afecta principalmente a las personas de edad, “pero no todas las personas la contraerán conforme envejecen”, afirma el máximo ente sanitario internacional. En la actualidad, es la séptima causa de defunción y una de las principales de discapacidad y dependencia entre las personas de edad en el mundo entero. El Alzheimer representa entre el 60 y el 70 por ciento de todos los casos de demencia.
Ahora, según una nueva investigación, el consumo excesivo de alcohol, pertenecer a un entorno socioeconómico bajo, la soledad y la discapacidad auditiva se encuentran entre los 15 factores que aumentan significativamente el riesgo de demencia de aparición temprana.
Estos hallazgos desafían la idea de que la genética es la única causa de la afección, sentando las bases para nuevas estrategias de prevención. Casi 4 millones de personas en todo el mundo experimentan síntomas de demencia antes de los 65 años, y cada año se diagnostican 370.000 nuevos casos de aparición temprana.
Según expresó en una nota reciente en Infobae la doctora Lucía Crivelli, Jefa de Neuropsicología de Fleni, existen varios factores de riesgo que contribuyen a desarrollar la enfermedad: “Algunos de ellos no son modificables, como la genética y la edad. Otros, en cambio, los podemos modificar y se relacionan con el estilo de vida. La actividad física, la estimulación cognitiva, la dieta y el control de factores de riesgo cardiovascular tienen una gran influencia y explican alrededor del 56% de los casos en Latinoamérica, según la literatura actual”.
La doctora, junto a su equipo, es autora de un trabajo sobre “Las desigualdades de género como contribuyentes a la demencia en América Latina y el Caribe: ¿qué factores faltan en la investigación?”, que fue publicado en la revista The Lancet Healthy Longevity.
“Desde la perspectiva del curso de la vida, la demencia es una consecuencia de factores acumulados durante los períodos de vida tempranos, medios y posteriores, en los que los factores genéticos y socioeconómicos pueden interactuar, lo que lleva a un mayor o menor riesgo de demencia”, señaló Crivelli.
Por su parte, el doctor Ismael Calandri, (MN 133. 008), neurólogo del Servicio de Neurología Cognitiva de Fleni, expresó a Infobae: “De los 15 factores mencionados en el estudio, no necesariamente todos son los que denominamos ‘modificables’. Por ejemplo, uno de ellos es la presencia de un alelo para el gen de APOE4 (un factor genético que aumenta el riesgo de demencia); otros, en cambio, son sucesos que si bien pueden ser prevenibles (como ACV o diabetes) no pueden ser del todo removidos”
Y añadió: “La segunda salvedad importante que debe hacerse en este estudio es el origen de la evidencia. Estos factores han sido identificados en un estudio epidemiológico longitudinal, este tipo de estudios son muy importantes como un primer paso para la identificación de los factores de riesgo pero deben ser tomados con mucho cuidado porque pueden encerrar un conjunto de sesgos como los que llamamos “falacias ecológicas” (que implica atribuir a lo que vemos a la población como un efecto en cada individuo particular), los sesgos de causalidad inversa (pensar que un factor es una “causa” de demencia, cuando en realidad es la “consecuencia” de una demencia de inicio muy sutil)”.
Y completó: Es decir, puede que estos factores aumenten el riesgo de demencia y puede ser que corregirlos reduzca la demencia (o puede ser que no), lo que sí sabemos es que los científicos tenemos que profundizar en los mecanismos que producen la demencia y diseñar estudios en donde podamos remover estos sesgos (por ejemplo, remover el uso de alcohol en un grupo, o incrementar la educación en otro y ver si la incidencia de demencia baja).”
El doctor Lisandro Olmos, especialista en rehabilitación neurológica y director de Rehab Center, exdirector médico del Centro de Rehabilitación FLENI, Sede Escobar, explicó en una nota reciente de Infobae que “la demencia es un término que se utiliza globalmente para describir un conjunto de síntomas cognitivos y conductuales que afectan fundamentalmente las habilidades sociales, memoria y pensamiento y pueden ser ocasionadas por múltiples enfermedades, que interfieren en la vida diaria de las personas”.
Y añadió que los síntomas más frecuentes de las demencias son los cambios cognitivos: “La pérdida de memoria; dificultades para comunicarse, para encontrar las palabras; en las capacidades visoespaciales, como perderse mientras se conduce; trastornos para resolver problemas o en la capacidad de razonamiento abstracto; dificultades para resolver tareas complejas, para planificar y organizarse; en el control de los movimientos, confusión y desorientación; cambios en la personalidad y asociaciones con depresión, ansiedad, agitación y comportamiento inapropiado que también pueden acompañar a muchos de los síntomas cognitivos enumerados anteriormente”.
Como se realizó la investigación
El estudio a gran escala identificó 15 factores de riesgo similares a los de la demencia de aparición tardía. Por primera vez, indican que puede ser posible reducir el riesgo de demencia de aparición temprana centrándose en factores de salud y estilo de vida.
La nueva investigación realizada por la Universidad de Exeter y la de Maastricht siguió a más de 350.000 participantes menores de 65 años en todo el Reino Unido en el estudio del Biobanco del Reino Unido. El equipo evaluó una amplia gama de factores de riesgo que van desde predisposiciones genéticas hasta estilos de vida e influencias ambientales. El informe se tituló “Factores de riesgo de demencia de inicio temprano en el Biobanco del Reino Unido: un estudio prospectivo basado en la población” y se publicó en JAMA Neurology.
La investigación reveló que, entre los 15 factores de riesgo, se encuentran una educación formal y un nivel socioeconómico más bajos; la variación genética; factores de estilo de vida como el trastorno por consumo de alcohol y el aislamiento social, y problemas de salud como la deficiencia de vitamina D, la depresión, los accidentes cerebrovasculares, la discapacidad auditiva y las enfermedades cardíacas elevan significativamente el riesgo de aparición temprana de demencia.
El profesor David Llewellyn de la Universidad de Exeter enfatizó la importancia de los hallazgos y dijo: “Este estudio innovador ilustra el papel crucial de la colaboración internacional y los macrodatos en el avance de nuestra comprensión de la demencia. Todavía hay mucho que aprender en nuestra misión continua de prevenir, identificar y tratar esta enfermedad en todas sus formas de una manera más específica”.
“Este es el estudio más grande y sólido de su tipo jamás realizado. Es emocionante que por primera vez revele que podemos tomar medidas para reducir el riesgo de esta afección debilitante, centrándonos en una variedad de factores diferentes”, agregó.
El doctor Stevie Hendriks, investigador de la Universidad de Maastricht, afirmó: “La demencia de aparición temprana tiene un impacto muy grave, porque las personas afectadas en general todavía tienen un trabajo, hijos y una vida ocupada. A menudo se supone que la razón es genética, pero “en muchas personas no sabemos exactamente cuál es la causa. Por eso también quisimos investigar otros factores de riesgo en este estudio”.
Sebastian Köhler, profesor de Neuroepidemiología de la Universidad de Maastricht, afirmó: “Ya sabíamos, gracias a investigaciones sobre personas que desarrollan demencia a una edad avanzada, que existen una serie de factores de riesgo modificables. Además de los factores físicos, la salud mental también juega un papel importante: “Esto incluye evitar el estrés crónico, la soledad y la depresión. El hecho de que esto también sea evidente en la demencia de inicio temprano fue una sorpresa para mí, y puede ofrecer oportunidades para reducir el riesgo también en este grupo”.
La doctora Janice Ranson, investigadora principal de la Universidad de Exeter, dijo: “Nuestra investigación abre nuevos caminos al identificar que se puede reducir el riesgo de demencia de aparición temprana. Creemos que esto podría presagiar una nueva era en las intervenciones para reducir los casos de esta enfermedad.”
La doctora Leah Mursaleen, jefa de investigación clínica de Alzheimer’s Research UK, afirmó: “Estamos presenciando una transformación en la comprensión del riesgo de demencia y, potencialmente, en cómo reducirlo tanto a nivel individual como social. En los últimos años, ha habido un consenso cada vez mayor de que la demencia está relacionada con 12 factores de riesgo modificables específicos, como el tabaquismo, la presión arterial y la pérdida de audición. Ahora se acepta que hasta 4 de cada 10 casos de demencia en todo el mundo están relacionados con estos factores”.
Según el doctor Calandri, “Es posible hablar de diferencias entre los factores de riesgo de demencia en la tercera edad y en edades jóvenes. En la demencia de inicio en jóvenes el componente genético tiene un riesgo más elevado que en la demencia de inicio en la tercera edad (así y todo está lejos de ser el factor con mayor riesgo)”.
Y agregó: “Es importante saber que el efecto sobre la incidencia de demencia puede deberse a la interacción de dos cosas: cuánto aumenta ese factor el riesgo de sufrirlo y cuán frecuente es ese factor en la población. Si nos ceñimos a este trabajo en particular (con la salvedad que distintas poblaciones pueden enfrentar distintos riesgos), los factores que más incrementan el riesgo de sufrir demencia son el haber sufrido un ACV, el abuso de alcohol y la pobreza (pertenecer al quinto más bajo de ingresos). Esta última, dependiendo el modelo de análisis, puede entre duplicar y triplicar el riesgo. Pensemos ahora en la ecuación que mencionábamos antes, pese a que un ACV puede cuatriplicar el riesgo, ocurre en 2/100 000 argentinos, pero la pobreza, que lo triplica supera el 40% de la poblacion. Bajo esta luz, es sin duda la pobreza el principal factor de riesgo”, destacó el experto.
“Este estudio pionero arroja luz sobre los factores que pueden influir en el riesgo de demencia de aparición temprana. Esto comienza a llenar un vacío importante en nuestro conocimiento. Será importante aprovechar estos hallazgos en estudios más amplios”, manifestó la doctora Mursaleen.
¿Qué acciones llevar a cabo para prevenir la demencia desde jóvenes?
El doctor Calandri respondió: “Se puede teorizar en acciones individuales y colectivas. Como individuos, vigilar nuestros factores de riesgo cardiovasculares (presión, colesterol, diabetes), no fumar, llevar una dieta saludable, evitar el alcohol, hacer actividad física y estimularnos cognitivamente (trabajando, interactuando y aprendiendo todo lo que podamos). Como acción colectiva, tenemos una deuda social enorme. Como muestran todos estos estudios, la educación y la pobreza son factores de riesgo con un efecto significativo que además tienen una frecuencia altísima. Si todos trabajamos por un mundo más justo sin duda vamos a reducir los casos de demencia, y de muchas otras enfermedades, a menos de la mitad”, concluyó el experto.