¿Qué dijo Milei sobre el Síndrome de Estocolmo?
Pocas horas después de que el Presidente Javier Milei hablara por cadena nacional sobre el DNU que establece una importante desregulación económica, hizo referencia a las personas que salieron a las calles a protestar con cacerolas tras su mensaje y consideró que padecen “Síndrome de Estocolmo”.
“Puede ser que haya gente que sufre el Síndrome de Estocolmo. Básicamente que están abrazados y enamorados del modelo que los empobrece, pero eso no es la mayoría de los argentinos”, afirmó Milei en diálogo con radio Rivadavia.
¿Qué es el síndrome de Estocolmo?
La Asociación Americana de Psicología define este trastorno como una respuesta mental y emocional “en la que un cautivo (por ejemplo, un rehén) muestra aparente lealtad e incluso afecto hacia el secuestrador”.
La entidad médica agrega que en estos casos, “el rehén hasta puede llegar a ver a las fuerzas del orden o a los rescatistas como enemigos porque ponen en peligro al captor”.
El nombre deriva del caso de una mujer que fue tomada como rehén en 1973 durante un robo a un banco en Estocolmo, Suecia, y se apegó tanto emocionalmente a uno de los ladrones que rompió su compromiso con otro hombre y permaneció fiel a su antiguo secuestrador durante su pena de prisión. El término fue acuñado por el psiquiatra y criminólogo sueco Nils Bejerot”.
Han pasado casi cincuenta años desde aquel suceso y este término se utiliza para definir la reacción psicológica de una víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad en la que desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador.
¿Cómo se diagnostica el Síndrome de Estocolmo?
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría no reconoce ni incluye oficialmente el síndrome de Estocolmo como una afección en su último manual de diagnóstico que es el estándar de oro para las enfermedades y afecciones de salud mental.
Si bien los terapeutas no suelen tratar el síndrome de Estocolmo directamente, pueden tratar afecciones relacionadas, como el trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático.
Hace un tiempo este síndrome hacía referencia solo a casos de secuestro, pero en la actualidad se ha ido ampliando el concepto a otras situaciones como abuso sexual, violencia de género, sectas, actos terroristas, esclavitud, prisioneros de guerra, etc. Se lo relaciona también con el trastorno por estrés postraumático (TEPT) o estrés agudo (EA).
El vínculo afectivo que establece la víctima con el agresor se considera una respuesta automática de protección y está activada por el instinto de supervivencia. Como necesitan seguridad y esperanza, de forma inconsciente ignoran el lado negativo del captor y empatizan con su posición, figurándose que así la situación traumática cesará.
Algunas distorsiones cognitivas posibilitan este síndrome. Se llaman así, según explicó el doctor Enrique De Rosa Alabaster, médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista, en su columna en Infobae, a “una forma de error (disfunción o inconsistencia) en el procesamiento de información, son patrones de pensamientos inexactos o irracionales que pueden llevarnos a interpretar la información de manera sesgada o negativa. Las distorsiones cognitivas desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional”.
Algunas de esas distorsiones cognitivas pueden ser la negación (”esto no está pasando realmente”), la minimización (“no es tan grave”) o la racionalización (“el secuestrador tendrá sus motivos de peso para hacer esto”).
La negación es un mecanismo de defensa, una coraza que sirve para ignorar o desconocer realidades demasiado intensas que afectan emocionalmente a quien las atraviesa.
Debido a que el síndrome de Estocolmo no se diagnostica con facilidad, solo cuando la persona se encuentra en una situación de riesgo, no hay un tratamiento específico para este trastorno.
El tratamiento del síndrome de Estocolmo se realiza a través de psicoterapia, para ayudar a aliviar los síntomas causados por situaciones traumáticas, como ansiedad o depresión, además de ayudar a entender el propio comportamiento y desarrollar mecanismos para enfrentar esta situación de forma saludable.