Con algunas diferencias, la mayoría de los chicos terminaron o están por terminar su ciclo lectivo de este año, y con el fin de las clases llegan las colonias de vacaciones o bien las tardes en piletas de amigos y familiares. Y así como con los primeros fríos aparecen los resfríos, los primeros chapuzones traen consigo un esperable aumento en los casos de conjuntivitis.
“La conjuntivitis es una inflamación de las conjuntivas, es decir de la fina membrana que cubre la parte blanca del ojo y también a los párpados por dentro”, comenzó a explicar el médico del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral Natanael Serrano (MP 552.757), quien destacó que “las conjuntivitis más habituales y particularmente contagiosas son las virales”.
La médica oftalmóloga del Hospital Italiano de Buenos Aires Eliana Segretin Gutiérrez (MN 111.134) aclaró en tanto que “la pueden padecer tanto niños como adultos”, y precisó que “se presenta con enrojecimiento ocular, edema o hinchazón de párpados, sensación de cuerpo extraño, secreción y párpados pegados que empeoran al despertarse”.
“Cuando se producen por virus, pueden estar acompañadas por fiebre, faringitis, otitis y secreción nasal”, agregó consultada por Infobae.
Cuántos tipos de conjuntivitis existen y cómo diferenciarlas
La inflamación de la conjuntiva puede ser de origen viral, bacteriano o alérgico.
La mayoría de los casos de conjuntivitis viral son leves y “no tienen tratamiento”, según explicó Serrano. “Se trata de una enfermedad autolimitada, es decir que el paciente se cura espontáneamente en el lapso de cinco días a un mes. Se suelen usar lágrimas artificiales para disminuir las molestias que produce”, agregó el especialista.
Con él coincidió Segretin Gutiérrez, quien aclaró que “si bien en general suelen ser infecciones autolimitadas y benignas, a veces pueden complicarse”. “Uno de los peligros de automedicarse es que muchos colirios contienen corticoides, que deben usarse con precaución y no en todos los casos -destacó en ese sentido la oftalmóloga del Hospital Italiano-. La automedicación tiene otra desventaja: algunas enfermedades más severas de los ojos pueden comenzar de manera similar a una conjuntivitis. Por eso, lo ideal es que todo paciente con comienzo agudo de enrojecimiento ocular sea evaluado por el oftalmólogo”.
Lo que sucede -según explicaron los especialistas- es que el tratamiento varía según la causa que la produce, por eso es importante concurrir al médico para realizar un correcto diagnóstico.
Y si bien, como se dijo, la más frecuente es la conjuntivitis viral, “también existen variantes menos típicas, como la bacteriana y la alérgica”, destacó Serrano, quien explicó que éstas “se tratan con antibióticos y antiinflamatorios”. “La bacteriana produce mucha secreción amarillenta, en tanto que la alérgica es característica por la picazón intensa que provoca”, diferenció.
“En la conjuntivitis alérgica, si es posible identificar el alérgeno causal, hay que evitar su contacto. Aplicar localmente compresas frías varias veces al día. Bajo seguimiento médico, se pueden utilizar colirios lubricantes, antialérgicos o corticoides”, apuntó Segretin Gutiérrez.
Y recomendó: “Antes de instilar las gotas es bueno limpiar la secreción de los párpados y pestañas con una gasa esterilizada embebida en solución fisiológica y evitar que las pestañas toquen la punta del gotero para no contaminarlo. Nunca ocluir los ojos con apósitos, ya que aumenta localmente el calor y se favorece la proliferación de gérmenes”.
Cómo se produce el contagio
“En el caso de las conjuntivitis infecciosas, el contagio puede producirse a través de las manos contaminadas con gérmenes, por el contacto o cercanía entre personas, por gotitas eliminadas al toser o estornudar”, comenzó a explicar Segretin Gutiérrez en este punto, quien respecto a la temporada de pileta que se avecina sumó: “También puede el contagio ocurrir en piletas o a través de toallas, utensilios o juguetes contaminados”.
En ese sentido, Serrano aconsejó que “para evitar el contagio, es importante seguir las pautas lógicas de higiene personal: no dejar de lavarse las manos al regresar al hogar, usar siempre toallas limpias, evitar llevar las manos al rostro o a los ojos y, sobre todo, vigilar que los niños cumplan con estas pautas”.
A lo que Segretin Gutiérrez agregó: “Limitar o evitar el contacto cercano y directo con personas afectadas de conjuntivitis, no compartir las toallas, pañuelos ni fundas de almohada que hayan estado en contacto con personas afectadas; así como tampoco compartir objetos personales como colirios o cosméticos para los ojos, usar y cuidar apropiadamente las lentes de contacto, y no concurrir a escuelas, piletas o trabajo, según indicación médica”.
Según el especialista del Hospital Austral, “es importante consultar al oftalmólogo cuando un niño se frota continuamente los ojos para sí puede disminuir el riesgo de contagio de conjuntivitis”.
Y finalizó: “La conjuntivitis no suele desarrollar consecuencias en la salud del ojo. Sólo una conjuntivitis viral muy intensa puede producir opacidades en la córnea que, temporalmente, disminuyan la agudeza visual de forma leve, así como también generar cicatrices internas en el párpado”.