(HealthDay News) - Un fármaco usado durante mucho tiempo para frenar la artritis reumatoide podría ser un enemigo potente contra otro trastorno inmunitario, la diabetes tipo 1.
Investigadores australianos informan que el baricitinib (Olumiant) parece ayudar a los pacientes recién diagnosticados con diabetes tipo 1 a mantener su capacidad natural de producir insulina, lo que ralentiza la progresión de la enfermedad.
La diabetes tipo 1 comprende aproximadamente el 5% de todos los casos de diabetes. Se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca por error a las células beta pancreáticas, que producen insulina. Sin suficiente insulina, las personas con diabetes tipo 1 suelen necesitar una hormona inyectada para vivir.
“Hasta ahora, las personas con diabetes tipo 1 han dependido de la insulina administrada a través de una inyección o una bomba de infusión”, explicó el autor principal del estudio, el Dr. Thomas Kay.
Sin embargo, “nuestro ensayo mostró que, si se iniciaba lo suficientemente temprano tras el diagnóstico y mientras los participantes seguían tomando el medicamento oral, su producción de insulina se mantenía”, dijo Kay, profesor del Instituto de Investigación Médica (SVI) de St. Vincent, en Melbourne.
“Las personas con diabetes tipo 1 en el ensayo que recibieron el fármaco requirieron significativamente menos insulina para el tratamiento”, dijo. El estudio, que aparece en la edición del 6 de diciembre de la revista New England Journal of Medicine, es el primer ensayo en humanos que se enfoca en el baricitinib para la diabetes tipo 1.
El fármaco actúa bloqueando una enzima relacionada con la regulación del sistema inmunitario y la inflamación. Parece reducir la respuesta inmunitaria descontrolada que es responsable de la destrucción de las células beta pancreáticas. Como explicó Kay, administrar el fármaco a los pacientes en las primeras etapas de la progresión de la enfermedad es crucial.
“Cuando se diagnostica por primera vez la diabetes tipo 1, todavía hay un número sustancial de células productoras de insulina presentes”, explicó en un comunicado de prensa del SVI.
“Queríamos ver si podíamos proteger una mayor destrucción de estas células por parte del sistema inmunitario”. El ensayo fue pequeño: solo 91 personas recién diagnosticadas con diabetes tipo 1.
Las edades de los participantes oscilaban entre los 10 y los 30 años, y todos habían sido diagnosticados dentro de los 100 días anteriores a unirse al estudio. El grupo de Kay hizo un seguimiento de sus niveles de azúcar en la sangre y de la producción de insulina en el transcurso de un año. Los pacientes fueron asignados al azar a uno de dos grupos: a 60 se les administró baricitinib, mientras que a los otros 31 se les administró una píldora placebo “ficticia”.
Ni los pacientes ni los investigadores sabían qué pacientes estaban tomando el fármaco o un placebo. Los participantes continuaron recibiendo su terapia habitual con insulina durante todo el ensayo.
Pero “las personas con diabetes tipo 1 en el ensayo que recibieron el fármaco requirieron significativamente menos insulina para el tratamiento”, anotó Kay. Sin embargo, ninguno de los participantes pudo abandonar la terapia con insulina por completo. En cuanto al control del azúcar (glucosa) en la sangre, los investigadores dijeron que “el baricitinib mejoró las medidas [de azúcar en la sangre] evaluadas con el uso de la monitorización continua de la glucosa”.
Las pruebas también mostraron que “el tratamiento con baricitinib preservó la capacidad de las células beta [pancreáticas] de secretar insulina”, lo que sugiere una progresión más lenta de la enfermedad, según los investigadores. Con respecto a cualquier efecto secundario del medicamento, “la frecuencia y la gravedad de los eventos adversos fueron similares en los dos grupos de ensayo, y no se atribuyeron eventos adversos graves al baricitinib o al placebo”, dijo el grupo de Kay.
El estudio fue financiado por la JDRF (anteriormente la Fundación para la Investigación de la Diabetes Juvenil). Quizá se necesiten más estudios, pero “somos muy optimistas de que este tratamiento estará clínicamente disponible”, dijo la coautora del estudio, Helen Thomas, también del SVI.
“Esto supondría un gran cambio en la forma en que se gestiona la diabetes tipo 1, y creemos que es prometedor como una mejora fundamental en la capacidad de controlar la diabetes tipo 1″, dijo Thomas.
Más información: Obtenga más información sobre la diabetes tipo 1 en la JDRF.
FUENTE: Instituto de Investigación Médica de St. Vincent, comunicado de prensa, 6 de diciembre de 2023
* Por Ernie Mundell HealthDay Reporters © The New York Times 2023